La cineasta argentina, presidenta del jurado del Festival de Cine de Venecia, dijo que no concurrirá a una gala especial dedicada a Polanski, quien violó a una menor en 1977. "Yo represento a muchas mujeres que en Argentina luchan por cuestiones como esta, y no querría levantarme para aplaudirle".
Las declaraciones se dieron esta mañana en una rueda de prensa de la que participaron las y los jurados del La Mostra de Venecia, que este año tiene como presidenta a la argentina Lucrecia Martel.
“Mi pregunta es para Lucrecia Martel, la presidenta del jurado. ¿Va a poder juzgar el filme de Roman Polanski en el concurso sin que sus comportamientos afecten a su valoración?”, disparó un periodista, poniendo sobre la mesa un tema que ya desde la previa del comienzo del festival levantó polémicas.
Martel, fiel a su estilo, respondió de manera contundente: “Yo no separo al hombre de la obra. La presencia de Polanski [en el programa del festival] me resultó muy incómoda. Hice una pequeña investigación, con Internet, y consultando a escritoras que han tratado estos temas. Y vi que la víctima dio este caso por cerrado, no negando los hechos sino considerando que el señor Polanski había cumplido con lo que la familia y ella habían pedido. No puedo ponerme por encima de las cuestiones judiciales. Pero sí puedo solidarizarme con la víctima. No voy a asistir a la proyección de gala del señor Polanski porque yo represento a muchas mujeres que en Argentina luchan por cuestiones como esta, y no querría levantarme para aplaudirle. Pero me parece acertado que su película esté en el festival, que haya diálogo y se debatan estos asuntos”.
En 1977, Samantha Geimer acusó al director Roman Polanski de violarla, cuando ella tenía 13 años y él 43. El cineasta lo negó, pero luego cambió su versión y se declaró culpable de “corrupción de menores”. Cuando descubrió que pasaría 50 años en la cárcel, huyó de Estados Unidos. En marzo de 2003, Geimer perdonó públicamente al director, aunque confirmó los hechos tal y como los había denunciado en su momento. El juez y fiscal del caso siguen queriendo que el director aparezca ante un tribunal, razón por la que Polanski no ha vuelto a pisar Estados Unidos ni tampoco aquellos países que puedan extraditarle. Por eso, se prevé que tampoco estará en Venecia presentando su última obra, El oficial y el espía.
Luego de la primera pregunta a la directora argentina, el tema siguió en la agenda de la conferencia. Le preguntaron a Martel por las otras tres mujeres que han denunciado públicamente los abusos de Polanski. Ella volvió responder con honestidad: “Acepté esta presidencia del jurado no por estar en Venecia con ustedes, ya que estaría mejor en mi casa, sino porque es un lugar político y este debate es muy importante en este festival. También por la obra de Polanski, que creo que merece una oportunidad, por las reflexiones sobre la humanidad que incluyen sus películas. Es muy difícil para mí interiorizar cuán lejos han ido los otros casos, vivo a diario en Argentina situaciones donde es muy complicado discernir hasta dónde ir contra gente que cometió algo así y fue juzgada, o cuya víctima se siente resarcida. ¿Qué vamos a hacer nosotros?”.
Faltan mujeres en el Festival
Luego del tema Polanski, la conversación derivó hacia la escasa inclusión de directoras en la competición oficial. En esta edición de La Mostra sólo hay dos dos mujeres sobre un total de 21 (The Perfect Candidate, de Haifaa Al Mansour, y Babyteeth, de Shannon Murphy).
Sobre esto, Martel apoyó la incorporación de un cupo para que más mujeres pueden acceder al Festival. "¿Me da felicidad? No. Pero no sé de qué otra manera podemos forzar esta industria a pensar distinto. Y a mirar a las películas filmadas por mujeres. Lo cual no quiere decir que cualquier largo de una directora haga de por sí una gran lectura de la humanidad”.
Sentado al lado de Martel estaba el director del festival, Alberto Barbera, quien además de decir que él si separaba la obra del autor -refiriéndose a Polanski-, reafirmó su postura sobre el cupo, la cual había hecho pública el año pasado, cuando dijo que si le imponían incorporar un cupo de género, renunciaría a su cargo.
En esta ocasión quiso justificar esta postura dando números. Dijo que solo el 23% de los 1.850 filmes presentados para el certamen tenían al frente a una mujer, y que el largo es el sector menos inclusivo, ya que en cortometrajes y obras en realidad virtual sí se alcanza la igualdad.
También confesó que volvió a ver algunas de las películas de directoras presentadas para el concurso, por si el segundo visionado le resultaba más convincente, y agregó: “Podríamos haber incluido alguna más, pero no habría cambiado mucho. Habrían sido cuatro, como en Cannes. Entre directores de grandes festivales hablamos y todos esperamos encontrarnos un 50% de películas de directoras, para meterlos en el concurso. No solo para aplacar las polémicas, sino porque sería una conquista y más justo para todos”.
Lejos de dejarle la última palabra, Martel recogió el guante y le dijo: "Pensemos al revés. Tras 76 años de festival, durante los próximos dos podríamos hacer el experimento de tener una selección igualitaria y ver qué pasa, si es cierto que baja la calidad de las películas o si eso genera un movimiento distinto en la industria”.
Con información de: www.elpais.com