El macrismo cierra su penoso ciclo con un descontrol total de la economía, arrojando a millones de argentinos a la pobreza y destruyendo el tejido productivo del sector privado.
El gobierno no mueve ni una coma de los trazos maestros de su política económica e intenta parches de imposible aplicación, que además afectan directamente los presupuestos (y la gobernabilidad) de las provincias. Algunos le dicen “morir con las botas puestas” a lo que en verdad es una peligrosa necedad.
La crisis desatada a comienzos de 2018 toma ribetes cada vez más temibles. Frente al horizonte de un cambio de gobierno, dialogamos con once referentes para conocer su evaluación sobre el proceso atravesado los últimos años, sus expectativas y sus deseos.
Florencia Álvarez, La Dignidad y CTEP. En este momento 14 millones de personas no estamos llegando a fin de mes ni a poder saldar necesidades básicas. Desde la economía popular hace mucho veníamos postulando que el escenario iba a ser precisamente este. Desde que el macrismo asumió el manejo del gobierno venimos proponiendo un paquete de medidas que tienen que ver básicamente con paliar la emergencia. El programa de salida tiene que ver en principio con el no pago de la deuda. En estos últimos cuatro años una bocha de familias se quedaron sin proyecto de vida. Hay que apuntar a fortalecer el tejido social, a establecer diálogos entre sectores en términos de cuidado, de solidaridad de clase. Empezar a pensar menos en cómo nos ve el mundo y más en cómo estamos dentro de los límites de nuestro Estado. No puede ser que no tengamos una cartera nacional adonde recurrir para pensar algunas reformas estructurales. Lamentablemente hemos llegado a esta situación de pensar que un programa de salida lo primero que tiene que hacer es sacar urgente de las necesidades más elementales a 14 millones de personas. Pero después hay que pensar en la proliferación de las violencias, en las urgencias en violencia de género, en qué pasó con nuestros gurises jóvenes durante estos cuatro años con el tema de los consumos problemáticos. Todo eso tiene que apuntar a que la población sea un poco más feliz y pueda pensar en conjunto el proyecto político, económico y social que queremos.