En agosto pasado el consumo de carne de vaca fue el más bajo desde que hay registro. Al mismo tiempo, las exportaciones vuelan y los ganaderos ganan más que nunca. Se derrumba el mito de que hay que abrir las exportaciones de carne para que baje el precio local. Macri te sacó 12 asados al año.
La Cámara de la Industria y Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina (Ciccra) publicó sus datos, avalados por el Ministerio de Agroindustria de la Nación. El consumo de carne vacuna está el nivel más bajo de su historia. En los ocho meses que van de 2019, el consumo per cápita llega, en su cálculo anualizado, apenas a 52,4 kilos per cápita. Es un 10% más bajo que el de 2018, es el más bajo de la era Macri y es el más bajo de toda la historia argentina.
Es muy menor que el de la crisis de 2001 y 2002 (en 2001 fue de 63,7 kilos per cápita por año, en 2002 llegó a 57,8 kilos) y está por debajo del de la crisis ganadera de 2010 y 2011 (57,3 kilos y 55,1 kilos). Sin embargo, mientras en la mesa de los argentinos falta carne, la mayor parte de las producción ganadera se exporta, en niveles que llegan a los récords históricos. Actualmente, las exportaciones crecieron un 41% respecto del año pasado.
Durante toda la era Macri nunca se igualó el consumo de carne de 2015, que llegó a los 58,6 kilos per cápita en el año. En 2016 la marca fue de 55,4 (la segunda peor en la historia), en 2017 de 57,5 y en 2018 de 56,4 kilos per cápita. La diferencia en 2019 respecto de 2015 es de 6,2 kilos per cápita por año. El manual reza que la porción de asado por cabeza es de medio kilo, contando achuras. Literalmente, con Macri perdiste doce asados por año.
Vale no olvidar que una estadística per cápita es el resultado de dividir un total (carne vendida en el mercado interno) sobre una cantidad determinada que equivale a la población. De más está decir que dentro de la población no somos todos iguales. Así que si vos no perdiste ningún asado en el año, hay otro argentino que perdió 24 asados.
Un mito para llenarle los bolsillos a los ganaderos
Hasta 2019, la marca de consumo de 2011 era la más baja. Los ganaderos reclamaban en ese entonces que los problemas de producción y venta se debían al control de exportaciones sobre la carne vacuna. Entre otras falacias, se afirmaba que la apertura a las exportaciones iba a generar mayor oferta de carne, porque los precios internacionales siempre más altos son un incentivo a la producción, y que eso iba a impactar en los precios internos, que se harían más baratos por la mayor oferta.
El récord exportador en los últimos años se dio en 2005, cuando salieron 744.624 toneladas de carne con hueso. Ese año los argentinos comimos 62,5 kilos per cápita de carne. Por esos entonces se comenzaron a controlar las exportaciones de carne, para que se vuelque la producción al mercado interno. En 2005 se exportaba el 23,6% de lo faenado, en 2006 esa cifra cayó al 17,9% y desde entonces siguió mermando. El mito se cristalizó en 2011, cuando el consumo interno cayó por el piso y las exportaciones apenas representaban el 9,8% de lo faenado. No importó que apenas dos años después se exportase en una proporción aún menor (6,9% de lo faenado) y se consumiera mucho más, unos 63 kilos per cápita en el año. El mito ya estaba solidificado.
Así llegamos a 2019. Desde 2016 vienen creciendo tanto las exportaciones como su proporción respecto de lo faenado. Actualmente, como en 2005, el 23,6% de la carne vacuna se va al exterior. Son 471.560 toneladas de carne exportada en ocho meses de 2019, más del doble que las 198.687 toneladas exportadas en todo 2015 y la cifra más alta desde 2009. Sin embargo, desde 2015 para acá hay seis kilos de carne per capita menos en la mesa argentina.
Como en 2013, otra vez el mito no se verifica. Lo único que sí se verifica es que los ganaderos ganan cada vez más y en moneda dura, que la carne está cada vez más cara en las carnicerías y que las parrillas están cada vez más tristes.