El 28 de septiembre de 2016, Mauricio Macri dio una conferencia de prensa después de que el Indec publicara que había un 32,2% de pobreza y un 6,3% de indigencia: "el punto de partida que tenemos hoy es sobre el cual quiero y acepto ser evaluado como presidente".
"Quiero también decirles que este punto de partida que tenemos hoy es sobre el cual quiero y acepto ser evaluado como presidente y ser evaluados como gobierno", dijo el presidente Mauricio Macri, con la ministra de Desarrollo Social Carolina Stanley a su lado. Había pasado nada desde que el Indec publicara su primer cifra de pobreza durante la era Cambiemos, el 28 de septiembre de 2016. Al segundo trimestre de 2016, había un 32,2% de pobres (13.962.296 personas) y 6,3% de indigentes (2.731.754 personas). Todavía hoy es la peor cifra de toda la gestión, se espera que los datos de hoy quiebren esa marca. Esta tarde, a las 16:00, el Indec publicará las últimas cifras del pobreza del mandato inciado el 10 de diciembre de 2015, corresponden al primer semestre de 2019.
En esa conferencia de prensa de septiembre de 2016 el presidente se desdijo. Pocos meses antes, el 1° de marzo para ser precisos, había tomado como ciertos los guarismos de la Universidad Católica Argentina (UCA), que señalaban que en 2015 había un 29% de pobres y un 6% de indigentes. Lo dijo ante la Asamblea Legislativa –en el principal discurso anual de un mandatario– y además lo tuiteó.
"El 29% de la población vive en situación de pobreza y el 6% en indigencia"
— Mauricio Macri (@mauriciomacri) March 1, 2016
Hoy, la comparación más acertada parece ser esa. Cabe recordar que el 2016 arrancó con una devaluación en estampida y su correspondiente traslado a precios. Las paritarias fueron para abajo y, también, el ministro de Hacienda Alfonso Prat Gay mantenía en vigor su plan de recorte de la "grasa militante": el ajuste del Estado avanzaba a todo vapor. El desguace industrial comenzaba a cobrarse sus primeras víctimas en los eslabones más sensibles a la apertura de las exportaciones, como el calzado o los textiles. Las tasas de interés extravagantes de la naciente bicicleta financiera promovida por el Banco Central hacía estragos sobre el crédito. En comparación con el 80% y más de las Leliqs de Guido Sandleris, esas tasas de 38% de las Lebacs de Federico Sturzenegger suenan ridículamente bajas, en su momento fueron un mazazo a la producción. Por último, el precio de los alimentos se había disparado como resultado de la primer medida del gobierno de Cambiemos, retirar todas las retenciones a los productos del campo.
En suma, en septiembre de 2016 había muchísimos más pobres que en diciembre de 2015.
Tomando como ciertas las cifras de la UCA, en seis meses Macri había hecho crecer en 3,2 puntos porcentuales la pobreza y en 0,3 puntos porcentuales la indigencia. En personas, 1.454.026 personas cayeron en la pobreza en seis meses, 143 mil en la indigencia.
Más adelante, Macri señaló en su conferencia de prensa que "más allá de todas las cosas que vayamos a hacer la primordial, la más importante es que cada día más argentinos tengan oportunidades de tener su proyecto propio, de poder desarrollarse, de poder ser felices, de poder recibir seguridad, una calidad en la educación, un Estado presente. Y esto tiene que estar reflejado en la reducción de la pobreza". Toda una frase en contra de la campaña actual del gobierno, que habla de una gestión donde supuestamente se sentaron las bases de un segundo semestre que se aleja cada vez más.
Macri fue lapidario consigo mismo. Sus medidas tenían que reflejarse en la reducción de la pobreza. Y la pobreza se iba a reducir por una razón: "Lo que va a cambiar la Argentina del futuro es generar puestos de trabajo de calidad. Y a eso es a lo que apuntamos, para eso hemos tomado muchísimas medidas en estos meses que recreen el espacio para el desarrollo, para la creación de empleo a partir de la inversión".
Finalizando su mandato, Macri deja un desempleo superior a las dos cifras, cumpliendo solamente en el aspecto de la inversión, si es que abrirse al ingreso libre de dólares del exterior para la especulación financiera puede llamarse de ese modo.
Siempre según el Indec, la mejor marca del gobierno de Cambiemos se dio en el segundo semestre de 2017, cuando la pobreza supuestamente bajó al 25,7% y la indigencia al 4,9%. Es cierto que 2017 fue un año en donde el poder adquisitivo se recompuso unas décimas, aunque no recuperó lo perdido en 2016. También 2017 fue el año con menor inflación de este gobierno, que por única vez orilló las cifras de 2015 en este punto. Sin embargo, en 2018 volverían las subas históricas de precios y las corridas cambiarias que todavía hoy signan el panorama.
El plan de Cambiemos no pudo soportar con estabilidad las condiciones mismas de descontrol que estableció como reglas maestras. En el inútil pero atractivo debate que pone en un polo la incapacidad del gobierno y en el otro su astucia y premeditación, hay que darle la razón a ambos contendientes. Mauricio Macri, su gobierno, los intereses que representan, podrían haber extendido su política colonial de extracción financiera durante mucho más tiempo si no fuera por sus torpezas y, también, por el excitado vértigo con el que efectuaron el saqueo. Cambiemos no puede pagar la deuda externa que Cambiemos mismo contrajo.
"Cuando los resultados empiecen a demostrar que vamos por el camino correcto lo que vamos a hacer es redoblar el esfuerzo", dijo el presidente ese 28 de septiembre. Los resultados fueron los esperables, su modelo funcionó como siempre lo hizo. Hoy, por su propio mandato, tomando como referencia el 29% de la UCA en 2015 o el 32,2% del segundo trimestre de 2016 del Indec, Mauricio Macri recibirá su aplazo definitivo ante la historia.