La Asociación Sexológica del Litoral organizó las Jornadas Sexualidades, Placer y Erotismo. Fue con motivo del Día de la Salud Sexual, que se celebra cada 4 de septiembre.
Sentir un cuerpo. Cerrar los ojos y ahondar en lo fugaz del contacto. Conocerse con la piel, comunicarse en silencio. O hablar sin limitaciones de aquello para lo que no hay espacio en otros ámbitos: ¿qué tiene que ver determinada textura, la evocación de los sentidos, con la sexualidad? ¿Qué ocurre con las fantasías, la mirada otra, la propia mirada? La restricción de lo sexual a la genitalidad, al coito y al heterocentrismo, ha encorsetado las posibilidades de pensar las sexualidades más allá de lo que ocurre en lo privado de las habitaciones.
“Politizar las sexualidades”, poder vivenciarlas comunitariamente, fue la intención de la Asociación Sexológica del Litoral (ASel) al organizar las Jornadas Sexualidades, Placer y Erotismo, con motivo de la celebración del Día Mundial de la Salud Sexual. ASel surgió en 2002, para abordar las problemáticas sexológicas en nuestra región. Sus integrantes refieren que la misión es “Contribuir al desarrollo de sociedades con sexualidades más libres y placenteras, saludables y responsables”.
La actividad se desarrolló en Casa Cingolani, Espacio de Arte. La elección del lugar no fue casual: “Cuando empezamos a pensar la idea nos pareció súper interesante vincular el arte con las sexualidades. Pensábamos en lo erótico como idea central, como un modo de pararse frente a la vida que tiene que ver con alcanzar el deseo, el placer específicamente” cuenta Federico Bordón, quien es médico sexólogo y actualmente está a cargo de la presidencia de ASel. “En ese sentido, el lenguaje es la imaginación. Y en la imaginación está aquello que podemos permitirnos: jugar, correr los prejuicios, los tabúes, vivir un poco más libremente. Entonces nos pareció muy interesante poder hacerlo en este espacio”, argumenta.
Lo sexual es político
Flavia del Rosso, médica y Secretaria de ASel, indica que la idea fue “Ampliar una mirada hacia las identidades, elecciones, orientaciones y corporeidades heterodisidentes”. “Quisimos hablar lo menos posible de la parte orgánica de la sexualidad, y abordarla desde la perspectiva de género y de derechos", comenta.
"Nos parecía muy importante recuperar las manifestaciones de la sexualidad como hechos políticos” manifiesta. “Tomamos la consigna del feminismo 'lo personal es político', y pensamos la sexualidad como un campo de la libertad y de la expresión personal, y desde ahí politizarlo” agrega.
Uno de los saldos de la reciente discusión parlamentaria y social por el derecho al aborto, fue haber puesto sobre la mesa (y en las pantallas de televisión, y en el Senado, y en los hogares) el derecho al goce. El derecho a decidir más allá del límite entre la vida y la muerte. “Nos mueve el deseo” se pintaban las pibas con glitter afuera del Congreso en 2018. Algo de todo eso reaparece en la intención de pensar una política de lo sexual más allá de la pastilla anticonceptiva y el preservativo (aunque reivindicando el cuidado), y de los farmácos que prometen prolongar la vida sexual dentro de ciertos parámetros.
Del Rosso explica que hoy “Hay un gran retroceso a nivel de las políticas públicas, un gran achicamiento del Estado que lleva justamente a que todo lo que tiene que ver con la expansión de la subjetividad por fuera de lo biológico se vuelva a recortar, y que los sujetos de derechos dejen de ser tales y se transformen en sujetos de la biología”. “Y volvemos a pensar en salud sexual y reproductiva, en maternidad e infancia, siguiendo la vieja huella de las políticas de Estado que vinculan a la mujer con la maternidad, con las actividades de cuidado y con todo lo reproductivo” alerta.
Por eso “Veíamos importante poder abarcar unas jornadas con una perspectiva del activismo disidente, de género, de la diversidad sexual y de derechos humanos” explica Bordón. El objetivo: poner en jaque aquellos parámetros de la sexualidad que la limitan a lo heteronormativo, a lo coitocentrista, a lo reproductivo, a la relación sexual en sí misma.
Placer y libertad
"El principal objetivo fue poner a la sexualidad, al erotismo, al placer, en jaque. Se agregaron otras palabras como cuerpas, biopolítica, tecnologías, orgasmo. A través del contact y la danza, lo que fuimos haciendo es un transitar sobre las sexualidades y cómo cada sexualidad como personas somos podemos vivir" relata Maica Trevisi, también sexóloga y vicepresidenta de ASel. Trevisi subraya: "Tenemos el derecho de poder vivir, gozar y sentir sin que me estén diciendo cómo, sin necesitar -a menos que lo desee- las tecnologías, la medicalización. Puedo ser sin eso".
Las jornadas estuvieron pensadas desde lo artístico y desde el compartir experiencias. Por eso, se organizaron diferentes conversatorios titulados Tecnología y sexualidades, Políticas de las cuerpas: sexualidades y erotismo, y Deconstruyendo el placer: el orgasmo como ficción política. Allí fueron invitades activistas de diversos ámbitos: territoriales, académicos y feministas. "Buscamos repensar otros cuerpos posibles, otras formas: las diversidades funcionales, las disidencias sexuales. Invitamos a muchas personas que están participando a nivel social de nuevas construcciones, de miradas del cuerpo y de las sexualidades", explica Trevisi.
"Fue algo que rompió con lo academicista. Pasaba por esto de sentarnos a construir saberes, pensar, escuchar vivencias y testimonios, pero por otro lado también poner el cuerpo" señala la activista. Además de los conversatorios, también hubo espacio para el trabajo en talleres, el stand up, la danza y el teatro.
Federico Bordón enfatiza que el objetivo de ASel es promover sexualidades "más placenteras, libres, saludables y responsables".
—¿Qué significa eso hoy?
—Sexualidades libres hace referencia a poder corrernos de los prejuicios, de los mitos, de los tabúes, que nos imponemos pero que la sociedad también impone. Poder jugar con el erotismo. El erotismo hace idea a la imaginación, a poder pensar en sexualidades donde no haya esas barreras, y la base para eso es la información y la educación. En ese sentido creo que nuestra asociación tiene una misión importante de poder acercar información científicamente validada, discutida, que tenga que ver con el activismo. Tener esa información es poder, y ese poder permite vivenciar más libremente las sexualidades.
ASeL está conformada por profesionales de la salud y militantes de las sexualidades en plural, de la diversidad, y de la libertad de expresar lo sexual más allá de lo coital. También, tienen como objetivo visibilizar el placer: “El placer está negado en muchos espacios. Del placer no se habla, el placer no se enuncia. El placer de vivir tiene que ver con estimular el goce de hacer cosas que nos gusten, de disfrutar las cosas que hacemos, de poder compartir con otras personas, y no la exigencia, que es lo que nos impone la sociedad en la cual vivimos”.
“Creo que es algo que arrastramos hace mucho tiempo, nuestra cultura judeocristiana de la culpa y de lo pecaminoso. Nos ha costado mucho desprendernos de esos prejuicios. Estamos en el camino de poner en palabras el placer y de poder empezar a ver que es algo de lo cual nos tenemos que ocupar, porque no es que surge solo, está muy negado” afirma Bordón.
La sexología en sus inicios -a mediados del siglo XIX- intentaba normatizar ciertas prácticas y ciertos cuerpos. Los conceptos de género, por ejemplo, se utilizaban para seguir normalizando y patologizando identidades y prácticas. “Eso fue progresando pero aún hoy en día siguen persistiendo algunas cuestiones que hay que tener cuidado porque seguimos reproduciendo estereotipos de género”, advierte.
—¿Por ejemplo cuáles?
—El uso del viagra, que muchas personas suelen indicar para la disfunción eréctil. En realidad están perpetuando el ser varón, lo masculino, con la potencia sexual, con conseguir una buena erección lo más prolongada posible. Y ahí se dejan de lado un montón de cuestiones vinculares, que no tienen que ver ni con lo genital, ni con un pene erecto, ni siquiera a veces con un cuerpo. Otra situación tiene que ver con la reconstrucción vaginal: esto de que llegás a la tercera edad y tenés que reconstruirte la vagina para que parezca la de tu adolescencia, y eso es perpetuar un montón de estereotipos sobre los cuerpos que importan y los cuerpos que pueden ser erotizados.
Las limitaciones no se producen sólo a partir del discurso médico, estatal y religioso. Los estereotipos circulan también a través de las industrias culturales que, por ejemplo mediante las pantallas del porno, enseñaron ciertas maneras de vinculación sexual, que hoy se imponen en los imaginarios. "Al mercado hay que tenerlo en cuenta, porque lamentablemente termina jugando en contra. El aprendizaje de lo erótico a partir de lo pornográfico hay que incorporarlo para deconstruirlo" entiende Bordón.
"Podemos hablar de los juguetes sexuales, que sí, el mercado está detrás. Pero si uno toma los juguetes sexuales y los incorpora de un modo placentero, y no desde lo meramente comercial, tiene una función muy positiva en la vivencia de las sexualidades" analiza.
Educación sexual para descubrir
Este año, el Día de la Salud Sexual estuvo orientado a la educación sexual. "Hay cuestiones dentro de la ESI que siguen quedando afuera, como las identidades heterodisidentes. Todavía no vemos tantes docentes trans o con identidades no binarias como quisiéramos y como de hecho existen. El VIH sigue siendo un gran tabú, el hecho de ser seropositivo, si bien sabemos que hay muchísimos chicos y chicas, muchísimes chiques que viven con el virus, ese tema sigue hablándose desde un lugar moralista y biologicista. Seguimos sin ver que hay personas que conviven cotidianamente con el virus. La ESI tiene ocho años, y se ha avanzado mucho en la provincia, pero sigue habiendo deudas pendientes", considera Flavia del Rosso.
La activista repasa cuáles son aquellos derechos sexuales, invisibilizados a expensas de la farmacología: "El derecho a la libre vinculación sexual, a la libre expresión de género, a la identidad sexual, a la información, el derecho al disfrute, el derecho al placer". "Desde una mirada biologicista se invisibiliza a la persona y a sus necesidades, y nos terminan transformando en meros cuerpos: en la vida como mera existencia biológica, desvinculada de los aspectos sociales y subjetivos que nos humanizan" expresa.
"No se trata sólo de la mera existencia, la mera vida, sino de una existencia y una vida digna, que sea disfrutable. Que nos guste vivir, que nos enorgullezca, donde nos sintamos integrades a nuestro contexto, contenides, acompañades, y que realmente tenemos un lugar en el mundo" dice, por último.