La biblioteca popular tiene 500 socios y está radicada desde 2003 en la Vecinal Central Guadalupe. Ahora se encuentran en busca de un nuevo lugar para seguir funcionando.
La Biblioteca popular Osvaldo Bayer transita momentos de incertidumbre. Desde mayo vienen sufriendo intimaciones para que abandonen el lugar que ocupan desde sus inicios en 2003. Sus trabajadores y colaboradores intentan mantenerse en ese espacio, mientras buscan otras alternativas para emplazarse.
La Bayer actualmente funciona en un local ubicado en la calle Javier de la Rosa 1065. Es un lugar construido por los vecinos a lo largo de los años y forma parte de la identidad del barrio. Allí se realizan diversas actividades todas las semanas que convocan a centenares de personas.
Pero ahora la biblioteca tiene la necesidad de trasladarse. Eso se debe a dos motivos. Por un lado, porque el proyecto ha tenido un crecimiento sostenido y ya no pueden organizar adecuadamente todos los libros que tienen. Pero, fundamentalmente, la urgencia radica en que la Vecinal Central Guadalupe –la propietaria del lugar– les solicita que dejen el espacio lo más pronto posible.
En busca de otro lugar
La biblioteca Bayer y el Centro de Salud Padre Truco se encuentran en un mismo edificio en pleno corazón de Guadalupe. Ambos espacios surgieron tras la crisis del 2001 y son el resultado del trabajo de la asamblea barrial que se conformó frente a la Basílica y que luego se constituyó en la Asociación Pan y Esperanza.
Fortalecer la cultura y la salud en el barrio, ese fue el diagnóstico de los vecinos.
En ese entonces en la zona no había un dispensario ni una biblioteca, por lo que firmaron un comodato con la vecinal Central Guadalupe para adquirir esos terrenos, para construir allí un edificio que albergue sus proyectos. Dicho contrato vence en 2023, sin embargo la vecinal le solicita a la biblioteca que abandonen el lugar porque lo necesitan.
Ante esa situación los miembros de la institución propusieron a los organismos nacionales que administran los terrenos ferroviarios anexos a la vieja Estación Guadalupe, ubicada en las cercanías. Para ello diseñaron un proyecto que incluía salas de proyección y talleres y un patio central. Pero las negociaciones se frenaron cuando se conoció la venta de los terrenos públicos del puerto y del ferrocarril cercanos a la Estación Belgrano y la Avenida Alem. Parece que el Estado priorizó los fines comerciales antes que los culturales.
De modo que ahora están en una situación complicada porque no disponen de un lugar donde mudarse. “La consigna es ‘Una casa para la Bayer’ y nos estamos movilizando. Más allá de lo que pase con la vecinal, necesitamos irnos de acá porque viene mucha gente, tenemos varias actividades”, dice Nancy González, la vicepresidenta de la biblioteca.
Seguir en el barrio
Más allá de esta situación coyuntural, la Bayer venía teniendo un crecimiento que ya excede las instalaciones actuales. Hoy cuenta con más de 12 mil libros que están repartidos en las estanterías y en cajas en un depósito. La adquisición y donación de ejemplares desborda la capacidad que tienen para organizarlos y poder prestarlos.
Pero vale decir que en realidad la Bayer funciona como un centro cultural. Porque también coordinan actividades destinadas a sus más de 500 socios: hacen talleres de lectura, escritura, ajedrez, teatro para niños y adultos. “Como resultado de todo eso, fuimos creciendo como institución. En la Bayer tenemos libros y talleres pero fundamentalmente nos proyectamos a la comunidad”, asegura Alejandrina Gómez, quien participa desde el comienzo.
También hacen visitas y acciones en las escuelas del barrio. A lo largo de los años han obtenido varios subsidios de la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares para desarrollar proyectos con los estudiantes, como ser los proyectos de “Valija itinerante” o “Leemos juntos”. Las actividades las organizan principalmente docentes jubiladas y estudiantes y estudiantes de trabajo social.
“Los que trabajamos y colaboramos somos todos del barrio. Y a los talleres viene gente de acá. Por eso estamos buscando un espacio cercano, no nos queremos ir de este lugar”, asegura la bibliotecaria Valeria Romero.
Bayer en la Bayer
En la Bayer se encuentran ejemplares de La Patagonia rebelde firmados por su autor. No podía ser de otra manera. Osvaldo Bayer visitó la biblioteca que lleva su nombre en 2006 y en 2014. En esas ocasiones dialogó extensamente con los colaboradores del espacio.
Al respecto, Alejandrina Gómez afirma: “Siempre estuvimos de acuerdo en ponerle ese nombre. No sólo porque Bayer es santafesino, sino por su compromiso social y sus ideas libertarias. Siempre estuvo del lado de los necesitados, de las luchas del pueblo”.
El lugar debería ser "el Alero"... o que desde el gobierno provincial les den un inmueble cercano.
Los vecinos deberian interiorisarse más y saber la verdad. Lo publicado es en un 50 por cierto fuera de la realidad. Me extraña q un medio tan respetado publique algo sin verificar los hechos