El macrismo cierra su penoso ciclo con un descontrol total de la economía, arrojando a millones de argentinos a la pobreza y destruyendo el tejido productivo del sector privado.
El gobierno no mueve ni una coma de los trazos maestros de su política económica e intenta parches de imposible aplicación, que además afectan directamente los presupuestos (y la gobernabilidad) de las provincias. Algunos le dicen “morir con las botas puestas” a lo que en verdad es una peligrosa necedad.
La crisis desatada a comienzos de 2018 toma ribetes cada vez más temibles. Frente al horizonte de un cambio de gobierno, dialogamos con once referentes para conocer su evaluación sobre el proceso atravesado los últimos años, sus expectativas y sus deseos.
Walter Govone, Cámara de Empresas y Corredores Inmobiliarios. La posibilidad de acceder a una vivienda propia se hace cada vez más difícil. Sabemos que para acceder a una vivienda es preciso contar con un ahorro de dinero propio más la toma de un crédito hipotecario. A las familias les cuesta mucho tener un ahorro propio y las altas tasas de interés no ayudan a que se tomen créditos. A esto hay que sumar que por la inflación el valor de las propiedades aumenta. Igualmente, vale decir que mientras que la inflación del año pasado fue del 55%, las viviendas nuevas aumentaron alrededor de un 35%.
Las últimas medidas que anunció el gobierno son acciones coyunturales. Acá el problema de fondo es la inflación, el gasto público y tener las cuentas ordenadas. Así vamos a tener un país previsible a mediano y largo plazo. Eso es lo que necesitan todos los sectores en general, pero el sector inmobiliario en particular. Cuando uno quiere desarrollar un proyecto inmobiliario para vender o necesita tomar un crédito hipotecario, piensa en periodos largos. Argentina necesita que el acceso al crédito sea razonable y que no haya modificaciones jurídicas (como es el pedido para congelar los alquileres) que generen nuevas dificultades. Hoy una persona que tiene ahorros prefiere el sistema financiero que tiene unas tasas de interés altísimas.