Alberto Fernández se reunió con el intendente electo de Rosario, Pablo Javkin, y con el diputado socialista Eduardo Di Pollina. El arquitecto de esos encuentros fue el gobernador electo Omar Perotti. El candidato presidencial del Frente de Todos también compartió actividades con María Eugenia Bielsa. Macri de campaña en Paraná y Lavagna en Santa Fe.
En el inicio del kirchnerismo, cuando Alberto Fernández era jefe de Gabinete, se logró blindar la gobernabilidad –amenazada desde el principio por el escaso 22% cosechado por Néstor Kirchner– con un esquema que en ese momento resultó novedoso: la transversalidad. Funcionó en forma aceitada hasta 2007 y tuvo como corolario la designación del radical Julio Cobos como vicepresidente de Cristina Fernández.
La transversalidad voló por los aires en el primer mandato de Cristina y el signo ineludible del final de esa etapa fue el voto “no positivo” del vicepresidente cuando se discutió la resolución 125 en el Congreso Nacional. Desde entonces, para el kirchnerismo, cualquier ensayo de apertura política fue visto como un error estratégico.
Los tiempos cambiaron y el gobierno de Mauricio Macri logró lo que apenas cuatro años atrás resultaba impensado: la reunificación toral del peronismo, a partir de la decisión de Cristina de correrse del centro y nominar a Alberto Fernández como candidato presidencial.
A la unificación del peronismo le siguió un proceso de apertura que este lunes, en Rosario, provocó dos hechos políticos que darán mucho que hablar: por gestiones del gobernador electo Omar Perotti, Fernández recibió al intendente electo de esa ciudad, Pablo Javkin (cuyo partido, “Creo”, es una escisión del viejo ARI y forma parte del Frente Progresista), luego hizo lo propio con el diputado socialista Eduardo Di Pollina, el primer dirigente de su partido en rechazar la alianza con Roberto Lavagna y Juan Manuel Urtubey bajo el paraguas de Consenso Federal.
El candidato presidencial del Frente de Todos viajó a Rosario luego del debate realizado en Santa Fe para participar de un foro sobre hábitat organizado por la ex vicegobernadora y potencial ministra nacional María Eugenia Bielsa. Allí estuvieron los próximos mandatarios santafesinos (Perotti y Alejandra Rodenas) y el gobernador electo de Chaco, Jorge Capitanich. Todos unidos, como dice la marchita.
En solo 48 horas, Fernández dejó una serie de fotos muy significativas: el domingo con las principales figuras del peronismo nacional y provincial y el lunes con Javkin, quien tendrá desde diciembre la responsabilidad de gobernar la tercera ciudad del país. Además, su presencia en el Foro de Ciudades de Rosario ratificó la estrategia del postulante peronista de apoyar su futura gestión en los gobiernos provinciales, esta vez avalada por Perotti y Capitanich.
A la nueva transversalidad se suman otros aliados del Frente Progresista. Este mismo lunes el partido Pares, que lidera la diputada Verónica Benas, comunicó la decisión de apoyar la fórmula Fernández-Fernández porque es la “herramienta más eficaz para terminar con la era macrista”.
“De cara a las elecciones del próximo 27 de octubre, desde el partido Pares le decimos ‘No a la reelección de Mauricio Macri’ y expresamos nuestro apoyo a la fórmula presidencial Fernández-Fernández. El objetivo principal de la etapa que viene debe ser la recuperación de la actividad económica, disminuir el desempleo y resolver la situación de pobreza e indigencia que afecta al 40% de la población como consecuencia de las políticas de la alianza Cambiemos”, sostuvieron.
¿Y el hambre?
El candidato de Consenso Federal, Roberto Lavagna, se quedó en Santa Fe después del debate y dio una conferencia acompañado por los candidatos a diputados nacionales Enrique Estévez y Carolina Piedrabuena.
“Es ilógico que nadie dijera nada del hambre que hay hoy en Argentina”, sostuvo el ex ministro de Economía. “Si el macrismo y el kirchnerismo no quieren asumir fracasos, va a ser imposible construir un futuro de crecimiento”.
“La verdad es que el país lleva ocho años de estancamiento económico según las propias cifras oficiales y los últimos dos años de caída del empleo y de la producción. Entonces uno podría esperar algún tipo de cambio, de nuevas ideas, y nadie asumió la responsabilidad de esos ocho años”, enfatizó Lavagna.
“El derecho humano que está siendo afectado hoy es básicamente el tema alimenticio, el problema nutricional, que llevó a que Consenso Federal presentara en el Congreso un proyecto de emergencia alimentaria. Ese es el derecho humano hoy más afectado”, remató el economista.
La gira del adiós
Tras el debate del domingo a la noche, Macri voló a Buenos Aires, durmió en la Quinta de Olivos y este lunes volvió a la región para encabezar un nuevo acto de la gira #SíSePuede en la ciudad de Paraná.
En la noche del Paraninfo, sus rivales le atribuyeron el mega endeudamiento, el aumento de la pobreza, la caída de la economía y de la inversión en ciencia, salud y tecnología. Macri eludió todos esos tópicos y eligió contraatacarlo a Alberto Fernández con una de sus obsesiones: “Nuestros abuelos tienen celulares”. Say no more.
🔴 𝗥𝗘𝗜𝗧𝗘𝗥𝗔𝗠𝗢𝗦 | Mauricio Macri siguió el debate con Alberto Fernández: “Nuestros abuelos tienen celulares, tienen corazón, tienen fuerza” https://t.co/vmZEeoyq2g
— infobae (@infobae) October 14, 2019
Ecos del debate
De las imputaciones que le hizo Fernández a Macri durante el debate, el presidente no respondió ninguna. Ni en el momento, ni después. En cambio, acusó recibo del tono elegido por el candidato del Frente de Todos: “Volvió el dedito acusador, el kirchnerismo no cambió”.
Alberto, es muy autoritario eso de apuntar con el dedo.
Es un signo de impotencia, no te haces cargo del pasado y te sentís dueño de la verdad.
Me haces acordar a Cristina.— Mario Raúl Negri (@marioraulnegri) October 14, 2019
Esa es toda la lectura que hizo el gobierno sobre el debate. El titular del Sistema Federal de Medios y Contenidos Públicos, Hernán Lombardi, abonó la teoría de que el dedo índice de Alberto Fernández representa “una enorme agresividad que muestra al kirchnerismo en estado vivo”.
Fernández le restó importancia al tema (“cuando uno discute y habla, por ahí levanta el dedo, pero no es acusatorio”, pero su posible canciller, el diputado nacional Felipe Solá, le dio un cierre más elegante al opinar que seguir discutiendo el tema “forma parte de Pelotulandia”.
Dedo va, dedo viene, despedimos este resumen con un pequeño Agustín Rossi, cuando aún no era kirchnerista:
Hablando de dedito. El de la foto soy yo,sentado en mi silla alta en Vera. Huelga decir que todavía no era kirchnerista. El dedito no acusa, indica; no advierte, invita a reflexionar; marca el camino. El dedo de @alferdez señala un horizonte de esperanzas y ahí vamos pic.twitter.com/3H8FWzz269
— Agustín Rossi (@RossiAgustinOk) October 14, 2019