A cinco días, para el macrismo la democracia está en riesgo si pierde la elección

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Pausa
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Fin de la democracia, infiltrados de Cuba y Venezuela... El oficialismo se ha vuelto transparente y vocifera lo que siempre fue. Desde el Frente de Todos, Alberto Fernández reflexiona sobre Ecuador y Chile y CFK recuerda que el domingo Smartmatic sigue ahí y que hay que fiscalizar.

¿En qué quedamos con Venezuela y Cuba? ¿Viven en la miseria o son dos potencias? ¿El comunismo populista está acabado o su influencia es irrefrenable? ¿No pueden ni comer o les sobra como para sostener una estratagema de alcance continental? Abrimos este noticiero con Micky Pichetto y su análisis sobre la situación en Chile.

A no reírse: este será el tono de la oposición a partir del 11 de diciembre. La ultraderecha pasó usar disfraces y artilugios para llegar al poder a exponerse sin ambigüedades. Aquí están, esto son, esto siempre fueron y, sobre todas las cosas, eso son quienes los siguen.

Veamos también como el concejal troll rosarino Carlos Cardozo revive una vez más a Nisman para referirse al nuevo capítulo del SiSePuede Argentinian Tour 2019, la caravana de autosatisfacción del presidente Macri.

Las expresiones pueden llegar a ser delirantes. Es el caso del director Juan José Campanella, un brandonista de la primera hora, que entiende que el período de Cambiemos fue un campo florido de diversidad y libertad de expresión. Cabe recordar que los dos principales periodistas opositores fueron despedidos ipso facto de todos los medios y que no pudieron recuperar su lugar (Roberto Navarro y Víctor Hugo Morales), que los dueños del principal canal opositor terminaron presos en una causa cuya prueba fue disuelta por los peritos de la Corte Suprema (Cristóbal López y Fabián De Sousa), que los despidos de periodistas rasos se suman de a miles, que una patota entró a reventar la redacción de Tiempo Argentino, que procesaron y llegaron a encarcelar tuiteros y que hasta Luis Majul hizo mea culpa de su oficialismo. Pero, para Campanella...

El punto máximo de estas expresiones corrió por cuenta de María Eugenia Vidal que considera que si pierde se termina el juego. "Se va a elegir cómo vivir los próximos cuatro años, quién va a decidir sobre el poder, cómo lo va a administrar, desde qué lugar se va a parar, si vamos a tener respeto o no, si vamos a tener diálogo o no, si vamos a tener democracia plena o no". Eso dijo hoy a la mañana la gobernadora de Buenos Aires en un acto en el Conurbano, acompañando a Segundo Cernadas, un cheto que está 20 puntos abajo del candidato a intendente del Frente de Todos.

Toda una estadista Heidi, como lo prueba su respuesta de anoche en la TV.

El foco en Buenos Aires

Mientras tanto, Alberto Fernández puso fichas en el Conurbano y, particularmente, en La Plata. Es una de las pocas ciudades importantes de Buenos Aires que todavía puede retener Cambiemos. Después, todos los otros experimentos, como el del cocinero de Quilmes, están concluyendo el 10 de diciembre.

Primero se mostró en Malvinas Argentinas con Sergio Massa. A fuerza de cafecitos, Massa fue una de las claves de la unidad del peronismo y, además, le dio volumen y tranquilidad a la campaña uruguaya de Axel Kicillof. En La Plata, Fernández le dio un fuerte espaldarazo a Florencia Saintout, una kirchnerista en todas sus aristas que se postula para la intendencia, con la visita del candidato a la Universidad Nacional de La Plata, donde no se privó de enumerar todas las casas de altos estudios que se abrieron desde 2003. Esta claro, no nombró ninguna de los últimos cuatro años no por omisión, sino porque Macri no inauguró una universidad en su vida.

Sin embargo, lo más destacado ocurrió anoche, durante el programa que conducía el querido Marcelo Zlotogwiazda. Fernández ofreció sus conceptos sobre la situación continental y, de forma elíptica, sobre cómo las organizaciones de base dieron estructura y contención para que en Argentina no hubiera un estallido similar.

Mucho más focalizada en el domingo, la candidata a vicepresidenta tiró un tuit convocando a fiscalizar. La demanda es diferente a la que vitorea en su caravana el presidente, ya que él es el responsable de la elección en general y, además, es quien contrató a la empresa Smartmatic que, vale decirlo, todavía no presentó el software electoral ante los partidos políticos.

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