El PJ vuelve al poder después de cuatro años nefastos de Macri. Hay promesas mutuas de una transición ordenada, que se deberá verificar con el paso de los días. El oficialismo se hizo fuerte en la zona centro y para el Frente de Todos fue vital la provincia de Buenos Aires. Los desafíos del nuevo gobierno: estabilizar la economía y generar empleo genuino en el corto plazo.
Alberto Fernández es el nuevo presidente de la Argentina. Con más de 12 millones y medio de votos (48,1%), se impuso ante el mandatario en funciones Mauricio Macri, quien mejoró su performances respecto de las primarias pero igual no le alcanzó. Macri logró 10 millones y medio de votos (40,3%), tres millones más que en agosto.
La polarización fue tal que el resto de las listas ni siquiera le hicieron cosquillas a los dos principales electores. Roberto Lavagna (Consenso Federal: 6,2%), Nicolás Del Caño (Frente de Izquierda y de los Trabajadores: 2,2%), Juan José Gómez Centurión (Frente NOS: 1,7%) y José Luis Espert (Unite: 1,5%) decoraron el resultado. En la Argentina de 2019, no hay lugar para terceras fuerzas.
Con el triunfo de Alberto Fernández, secundado y promovido por la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner, el peronismo vuelve al gobierno nacional después de cuatro años del agobiante experimento macrista. Los desafíos que deberán encarar los Fernández son múltiples: activar la economía, estabilizar los precios, renegociar la deuda externa y generar empleo aparecen como los más urgentes. No son los únicos.
La transición
Después de una campaña incendiaria, el presidente Macri entendió el resultado de las urnas y se dio un baño de realidad: felicitó al vencedor, instruyó a su equipo económico a resguardar las reservas (con nuevo cepo incluido) y dio señales de querer transcurrir la transición “ordenada” de aquí a diciembre, en un marco de racionalidad que no se había visto en toda la campaña post-Paso. En las próximas semanas se verá si fue una puesta en escena o una decisión política de Estado.
Macri: «Quiero felicitar al presidente electo Alberto Fernández»
La victoria de Alberto y Cristina abren una nueva etapa política en el país. Moderado y con un nuevo y más amplio esquema de alianzas, el peronismo –y no ya el mero kirchnerismo– recibirán en diciembre un país en los huesos: mayor pobreza, indigencia y desocupación, mayor desigualdad, una deuda casi impagable y una economía destrozada, ese es el verdadero legado de Macri, más allá del barniz de estadista que ensayó en la noche del 27 de octubre.
En su retirada, el actual presidente deja al país pintado con la camiseta de Boca, Boquita, el club de sus amores. Se impuso en la zona central y perdió en el resto del territorio.
En su primer discurso como presidente electo, Alberto Fernández empezó por destacar que la jornada electoral se dio en un marco de absoluta normalidad, luego de los ensayos fallidos por parte del macrismo para tratar de instalar un clima enrarecido con sospechas de fraude opositor. “Hubo otras épocas, por suerte ya pasadas, donde esto no sucedía”, señaló el presidente electo.
Unos minutos antes, Cristina se había encargado de dirigir unas palabras al actual mandatario: “Le voy a pedir al que todavía es presidente, en mi carácter de ex presidenta constitucional, que por favor hasta el 10 de diciembre tome todas las medidas que deba tomar para aligerar las decisiones y alivianar la dramática situación que viven los argentinos. Por eso, señor presidente, hasta el 10 de diciembre ejerza su responsabilidad cuidando el patrimonio del país”.
Alberto tomó la posta con distintos señalamientos a una de sus obsesiones durante la campaña: la idea de que es posible cerrar la grieta. “Este no es el frente de nosotros, es el Frente de Todos, nació para unir a todos los argentinos”, arengó Fernández desde su búnker montado en el barrio porteño de Chacarita.
La transición empieza el lunes por la mañana. Macri convocó a su vencedor a una reunión en la Casa Rosada; Fernández tomó la posta y se comprometió a “colaborar en todo lo que podamos” con el argumento de que “lo único que nos preocupa es que los argentinos y las argentinas dejen de sufrir”.
Luego, un mensaje breve y directo a la próxima oposición, el actual núcleo duro de Cambiemos que lejos está de ser historia: “Esperamos que quienes sean nuestros opositores en estos cuatro años sean conscientes de lo que nos han dejado y nos ayuden a reconstruir el país, la Argentina que viene necesita del compromiso de todos”.
Las urnas contra el ajuste
La elección de este domingo permite múltiples lecturas; la primera de ellas: por primera vez en la historia del país, un programa de ajuste es vencido en las urnas en un marco de paz social que, por estos días, es atípico en la región, a la luz de los recientes episodios registrados en Chile y Ecuador.
En un plano de política doméstica, las elecciones también dejan ganadores y perdedores. Pese al contexto de recesión y con todos los indicadores en rojo, el oficialismo venció en Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos, Mendoza, San Luis y en la ciudad de Buenos Aires. El triunfo del peronismo en la provincia de Buenos Aires, donde Axel Kicillof le sacó 14 puntos a la gobernadora María Eugenia Vidal (52% contra 38%) explica en buena medida el resultado nacional. El resto del país fue todo de Fernández-Fernández.