Después de cuatro años de trabajo, el espacio educativo de La Vuelta del Paraguayo logró finalmente el reconocimiento oficial por parte del Ministerio de Educación de la provincia.
No es la fecha fundacional, porque en el Bachi se construye y milita desde hace cinco años la educación popular, desde y para el territorio, pero es sin dudas un día histórico: el viernes 4 de octubre de 2019 el Estado provincial reconoció como escuela al Bachillerato Popular “La Vuelta del Paraguayo”.
Aunque en la práctica este espacio funciona desde 2015, ahora se constituye oficialmente como la única escuela de enseñanza media en el barrio costero. El Bachi será la Escuela N° 3.190, la primera de gestión privada con características de gestión social de la ciudad de Santa Fe.
“Practicamos la educación como un acto de justicia y de amor, como una herramienta para construir el Territorio Nuevo. Defendemos la educación popular como una ética de vida y nos plantamos ante los poderosos. Hoy, 4 de octubre de 2019, es un día histórico, un triunfo histórico, un acontecimiento político rebelde y esperanzador que vino para quedarse”, señalaron les integrantes del Bachi en las redes del Proyecto Revuelta, desde donde surgió esta iniciativa.
Un largo camino
Casi una década tiene el trabajo de educación popular que desde Revuelta llevan a cabo en el barrio. Comenzaron con clases de apoyo y, luego de un relevamiento realizado en 2009, surgió la necesidad de abrir una escuela secundaria.
A eso le siguió, en 2013, una campaña de alfabetización con el método cubano “Yo sí puedo” y, una vez concluida, se abrió la convocatoria para formar un grupo de docentes voluntarios. En 2014 comenzaron las reuniones y la planificación de un diseño curricular que luego sería, finalmente, el Bachi.
Desde el inicio la propuesta de este espacio fue no fragmentar el conocimiento y por eso la currícula se conformó en base a las áreas de Sociales, Naturales y Comunicación, incluidas en esta última Lengua, Inglés y Literatura, las cuales a su vez se fusionan con otras expresiones artísticas. Además, con la certeza de que el conocimiento se construye colectivamente, las clases son dictadas por grupos pedagógicos que toman cada área de conocimiento y no por docentes individuales.
Desde 2014 la organización viene dialogando con la Regional IV del Ministerio de Educación de la provincia para lograr el reconocimiento del espacio. En ese proceso, les integrantes del Bachi consiguieron una primera victoria en 2017 cuando lograron validar los títulos de fin de cursado del bachillerato. Eso implicaba que las y los estudiantes debían, a través de la Escuela de Enseñanza Media para Adultos (Eempa) de UPCN, rendir hasta diez materias para recibir su título.
“A partir de ahora los títulos los podemos emitir nosotros y nosotras mismas, porque pasamos a ser una escuela más”, comenta Nube Taleb, referente de Revuelta, en diálogo con Pausa. “Este reconocimiento también genera que nuestros estudiantes ingresen formalmente al sistema educativo, lo que a su vez implica que puedan solicitar becas, el boleto gratuito de colectivo, que si bien los bachilleratos populares ya estaban incluidos para esos beneficios, nosotros no podíamos acceder porque no estábamos reconocidos oficialmente, no teníamos ni un número ni un sello, nada, y ahora lo vamos a tener, eso cambia muchísimo la situación”.
Hasta el momento el sostenimiento del bachillerato era exclusivamente a través de la autogestión de los recursos generados por las actividades organizadas por las y los alumnos, además de algunos ingresos de Proyecto Revuelta. “La oficialización como escuela también nos abre otro panorama en relación a los recursos que se pueden disputar para el funcionamiento de la escuela”, señala Taleb. “Desde pensar en potenciales salarios docentes y en generar condiciones más seguras para las y los profes, hasta recursos para el funcionamiento ordinario de la escuela, como los útiles, salidas, viajes, que hoy son recursos que están autogestionados a partir de diversas actividades que vamos impulsando”.
En el barrio y barrial
“Para la gente del barrio, sean adultos o jóvenes, es muy difícil tener que movilizarse para ir a una escuela fuera del barrio, y eso los expulsa, quienes estamos en los territorios sabemos que los pibes no están yendo a la escuela y por eso nuestra propuesta educacional no es cualquier propuesta”, comentaban desde la organización en 2016, cuando habían comenzado el ciclo lectivo a la vera de la ruta nacional 168 porque la crecida del río no permitía la entrada al barrio. “Es una propuesta anclada en el territorio, pensada desde una educación popular transformadora, que contenga y no que eche a los pibes de la escuela, que es lo que está pasando”.
Con el correr de los años, los números refuerzan el arraigo y la necesidad de este espacio educativo: en 2015, el primer año del Bachi, arrancaron la cursada 20 personas; en 2017 egresaron los primeros cinco estudiantes y este año la matrícula ronda los 35 alumnos. Las edades son variadas y comparten el espacio pibes de 19 con mujeres de más de 50 que, en algunos casos, concurren a clases con sus hijes. Los casi 40 educadores se han encargado, desde el primer día, de ir casa por casa contando la propuesta, escuchando sugerencias, apuntando necesidades.
Para Taleb, esta nueva situación formal del Bachi, va a atraer a más alumnes y no sólo de la Vuelta del Paraguayo, algo que además ya viene sucediendo: “En el 2017, cuando conseguimos los títulos de les egresades, ya vimos un cambio muy fuerte. En 2018 fue el primer año que tuvimos los tres años de cursado funcionando en simultáneo, por el impacto que generó ese primer reconocimiento. Creemos que al poder conseguir los boletos gratuitos posiblemente tengamos más estudiantes de otros barrios, porque hoy mucha gente que no es de la Vuelta del Paraguayo llega porque se costean esos boletos a partir de actividades pensadas desde el Bachi. También esto del reconocimiento le da otro piso a la escuela, sobre todo para la gente que no está tan convencida cuando recién arranca, ahora tener los certificados oficiales nos dan otro marco.
—¿Qué implica para el barrio tener esta escuela oficial?
—Es un logro muy importante. Implica un reconocimiento del Estado frente a los potenciales desalojos, a la constante situación de alerta y amenaza en que se vive, sobre todo en épocas de crecida. Reconocer una escuela en la Vuelta del Paraguayo hace que el barrio tenga otro peso, que se pueda parar distinto, que salga en los medios, que se conozca que su existencia.
Que florezcan los bachis
Los bachilleratos populares nacieron con la crisis de 2001, primero en Buenos Aires, luego a lo largo y ancho del país. En la provincia, específicamente en Rosario, funcionan dos desde hace varios años. El bachi de Proyecto Revuelta es el primero en la ciudad. Esas experiencias fueron claves para gestionar la oficialización, además del respaldo de los gremios docentes Amsafe, Sadop y Adul, y de la comunidad educativa regional.
—El Bachi ha funcionado aún en épocas de crecida, con el barrio inundado, ¿cuál es la importancia de sostener este tipo de espacios en estos contextos?
—El Bachi funcionó en todos los contextos, con las crecidas (la más larga fue la que arrancó en diciembre de 2015 y terminó en agosto de 2016), la importancia de sostener el espacio fue muy marcada por parte de las y los estudiantes. Porque por un lado los hacía pensar en otra cosa o les daba un marco de contención, donde podían desahogarse. Estaban todos y todas muy desesperadas por esta situación de crecida, por tener que dejar su casa, perder sus cosas, tener que encerrarse en una casilla o quedarse en el agua, y además porque también es un espacio donde se fortalece la organización del barrio. Hay vecinos y vecinas que por ahí no se cruzan en otro momento y el Bachi es un espacio de encuentro, donde también se discuten cuestiones que atraviesan al barrio en su totalidad. Entonces también lo pensamos como una herramienta de organización más y desde donde se pueden explotar otro tipo de cuestiones, como las actividades de autogestión para poder saldar las condiciones materiales de cada uno y de cada una.
Luego de cinco años de militancia por la educación popular, donde construyeron con sus propias manos el espacio donde hoy funciona la escuela oficial, donde demostraron que la construcción desde el territorio y con autogestión es posible, estos bachilleres revoltosos no se calman y van por más. Así lo dejaron de manifiesto el día de celebración frente al Ministerio de Educación: “¿Cuál es la consigna? Multiplicarnos, crear uno, dos y mil bachilleratos populares más”.