Se inaugurará mañana un Memorial a las Víctimas de Violencia de Género en la Costanera de Santa Fe.
¿Qué lugares ocupamos las mujeres, travestis y trans en la ciudad de Santa Fe? ¿Dónde se visibilizan nuestros cuerpos y nuestras vidas, más allá de las representaciones de yeso que homenajean la maternidad, el nombre de alguna calle, la Plaza que se nombra Mujer evocando una única manera de serlo? Invisibles, estamos. Caminando más rápido cuando se hace de noche, esperando en algún centro de salud, viajando en colectivo, marchando para decir basta a las violencias que nos tocan.
En 2015 el movimiento feminista en Argentina estalló en lo masivo: “Ni una menos, vivas nos queremos”, gritamos ante la ausencia desgarradora de mujeres, con un nombre y con una historia, asesinadas por el hecho de ser mujeres. Con la violencia extrema inscripta sobre sus cuerpos. Femicidios y travesticidios que fueron noticia, luego silencio para el conjunto de la sociedad, ajena al duelo vivenciado en lo íntimo de los afectos.
Emerger en lo público
La pregunta por la visibilización en los espacios públicos es también una pregunta por la violencia de género. Así lo pensaron un grupo de integrantes de la Mesa Ni Una Menos de Santa Fe, que en 2018 comenzaron a cuestionar las representaciones de las mujeres en la Costanera santafesina.
De esa manera surgió la idea de un memorial que recordara a las 31 mujeres, travestis y trans asesinadas por motivo de género en nuestra ciudad, entre junio de 2015 y junio de 2019. La obra se emplaza en el predio del Ministerio de Desarrollo Social –que cedió el espacio–, en Almirante Brown 6998. Se inaugurará mañana a las 10:00.
La forma del memorial fue diseñada por la artista santafesina Ariana Beilis: siete rocas de formas redondeadas con los nombres tallados en la superficie. Las organizadoras realizaron un trabajo de investigación para contactar a cada familia y solicitar su autorización. Sólo dos no consintieron participar, por lo que se contabilizan 29 nombres en el monumento. La obra se titula “Seremos como la gota que cae mil veces sobre la piedra”, palabras enunciadas por la madre de Lucía Pérez luego de conocer la absolución de los imputados por el femicidio de su hija.
"Me parecieron palabras que permitieron la organización de las mujeres. A partir de esas ideas construí esta propuesta, con los criterios de horizontalidad y grupalidad, que son rectores en el feminismo. Por eso apelé a un conjunto de cosas y no a una sola cosa erigida, vertical, fálica" explicó la autora de la obra, durante la conferencia de prensa realizada ayer. "También estaba la voluntad de plantearlo como una verdad que empieza a visibilizarse, por eso esta idea de que son piedras que salen de la tierra" detalló.
"La presencia del memorial resignifica esta cuadra. Es el objetivo que las personas que pasan por la vereda puedan entrar -a lo mejor extrañadas por la presencia de este tipo de rocas en un paisaje del litoral-, y que a medida que se introduzcan aquí, puedan acceder a las capas de sentido planteadas. El memorial fue pensado como una obra que no sea expulsiva por la crudeza del tema, sino que se pueda habitar" argumentó Beilis.
El paseo se completa con un Espacio Pedagógico e interactivo, donde a través de baldosas intervenidas, se pone el foco en los patrones culturales que sustentan la violencia de género. También se emplaza allí un Banco Rojo, símbolo de lucha contra la violencia patriarcal en distintas ciudades del mundo. No se conocen –afirman quienes movilizaron la obra– memoriales similares en otras localidades del país.
“La idea se concreta cuando se cumplieron 30 años del femicidio de Alicia Muniz. En ese momento reflexionamos sobre el espacio público, pensando en las primeras quince cuadras de la Costanera, desde el monumento a Artigas al de Ana Frank. Y allí no estaba representada la realidad de las mujeres, mucho menos de las compañeras trans” recuerda Nidia Kreig, integrante de la Comisión Memorial de la Mesa Ni Una Menos.
“El espacio público es hostil a las mujeres. A un varón a lo sumo le pueden robar si va transitando en la calle. A nosotras nos pueden acosar, nos pueden violar, nos pueden matar, además de robarnos” analiza Nidia. “Pero no sólo es inseguro, además es violento simbólicamente porque las mujeres estamos ausentes. Lo que se reivindica son varones, asociados a valores como el poder y lo militar. Y cuando nos representan a las mujeres hablan de la maternidad, o de valores como la belleza o la justicia” compara.
Presencias
En la memoria las feministas encontramos una forma de rebeldía frente ante la anestesia generalizada. “El memorial significa presencia de las invisibilizadas, de aquellas de las cuales la sociedad muchas veces dice ‘qué barbaridad’, pero que no incorpora” define Mabel Busaniche, también impulsora del memorial.
La obra abarca dos temporalidades: el recuerdo de lo ocurrido para que no vuelva a suceder, y las generaciones futuras como protagonistas de nuevos modos de vincularnos. “Es la presencia de un conflicto social que no se termina de dirimir porque el patriarcado responde fuertemente en estas coyunturas. Pero necesitamos discutir, debatir, pensar en la nueva generación que se está gestando. Por eso hay un espacio pedagógico”.
“Uno de los objetivos de la educación sexual integral es trabajar la violencia de género. Nuestro objetivo era poner la educación sexual integral en el espacio público” detalla Mabel. “Evidentemente la ciudadanía cree que la ESI es un problema de la escuela, pero la tenemos que tomar toda la ciudadanía”, subraya. “Queremos no solamente visibilizar la problemática sino que se puedan expresar los sentires como en cualquier espacio público”, anhela.
Vanesa Castillo
Vanesa Castillo tenía 33 años y era docente en Alto Verde. El 15 de febrero de 2018 salía de la escuela donde trabajaba cuando Ramón Cano la atacó a puñaladas. Por esos días, la mujer estaba acompañando a una de sus alumnas en una denuncia por abuso sexual. Desde un principio, la familia y los afectos de Vanesa vincularon el ataque con aquella situación. Hasta el momento sólo Cano se encuentra detenido, pero aún no se pudo dar con el instigador del femicidio.
Silvia, su hermana, cuenta que advirtió muchas fallas en la investigación inicial. Hoy se encuentra a la espera del juicio. En ese contexto de búsqueda y lucha porque el crimen no quede impune, aceptó que el nombre de su hermana figure en el memorial. “La propuesta me pareció interesante porque el memorial es para víctimas de femicidio. Justamente lo que pasó con Vanesa es eso: un hecho de violencia de género” afirma Silvia. “Me pareció importante que ella esté, y me pareció sumamente importante el lugar que eligieron, porque es un paseo que recorren los santafesinos y los turistas”, indica.
“Con el paso del tiempo quisiera recordar a Vanesa desde otro lugar, sacar el protagonismo a la tragedia para recordarla desde todo lo que ella ha motorizado al tomar la iniciativa de enfrentarse a lo institucional para denunciar el abuso de una alumna” dice Silvia. “A partir del crimen de Vanesa se han armado algunas agrupaciones que pelean por los derechos de las mujeres en los ámbitos institucionales” cuenta. “Vanesa no sólo develó un abuso infantil, sino también que los agentes públicos, las docentes en particular, no están teniendo el respaldo institucional ante esas situaciones”, asevera.
Hoy existe una agrupación estudiantil del Instituto Superior del Profesorado en Santo Tomé que lleva el nombre de Vanesa Castillo. En la Legislatura se trabaja en la conformación de una comisión para redactar una ley –que también llevará su nombre– que amplíe el marco de protección de los derechos de las infancias y que brinde protección a agentes del Estado que, como ella, acompañan y se comprometen con una situación de vulneración de derechos de las niñas, niños y adolescentes. “El proyecto de ley, lo que se va a hacer con el monumento, son actos de justicia en favor de mi hermana” considera Silvia.
“El mayor agradecimiento que tenemos que hacer es a las familias. Es una forma de decir ‘no fue una muerte natural’. Las mataron porque esta sociedad es una sociedad patriarcal. Es una especie de resiliencia colectiva para que esto no pueda seguir pasando” afirma Nidia Kreig. Las organizadoras del memorial esperan que ese sea un espacio de encuentro entre las familias, donde puedan socializar el duelo y planificar acciones colectivas.
Romper la ceguera
“Parece que a esto hay que hacerlo despacito, y no hay que hacerlo despacito. Hay que hacerlo en voz alta y que toda la sociedad se implique. Eso es lo que dispara el espacio público” puntualiza Mabel.
“Estas mujeres, travestis y trans murieron porque existe una cultura, un poder, una justicia, una ciudad absolutamente insegura, hostil y violenta en lo material y simbólico con las mujeres, travestis y trans” argumenta, y enfatiza: “Con este memorial tratamos de romper la ceguera de una ciudad que no nos ve”.