Este jueves se realizará en Santa Fe la primera Marcha de la Gorra bajo la consigna «¿A quién cuida la policía?». Charlamos con Sofía García, militante de Red Puentes, que forma parte de la mesa que organiza la movilización en la ciudad.
Con el eco del fusilamiento de Lautaro Saucedo como fondo y las fuerzas de seguridad envalentonadas por la doctrina Chocobar como marco, se realizará en Santa Fe la primera Marcha de la Gorra, bajo la consigna «¿A quién cuida la policía?». La convocatoria es para este jueves 28 a las 15 en la plaza San Martín, frente al Ministerio de Seguridad. Desde allí se marchará hasta plaza 25 de Mayo, donde se leerá un documento y habrá un festival protagonizado por jóvenes de organizaciones sociales y territoriales.
En este marco, Pausa entrevistó a Sofía García, militante de Red Puentes, dentro del Movimiento Popular la Dignidad (MPD), que forma parte de la mesa que organiza la marcha en Santa Fe. “Esta es la primera vez que la Marcha de la Gorra se va a desarrollar en nuestra ciudad. Es algo que viene surgiendo de una necesidad de quienes estamos organizados y trabajamos con juventudes, debido a que tenemos una ciudad altamente militarizada por distintas fuerzas represivas del Estado y que en la gestión del gobierno de Corral esto se ha incrementado”, explicó García.
—¿Cómo surgió organizar esta primera Marcha de la Gorra en Santa Fe? ¿En qué contexto se da?
— Para historizar un poco La Marcha de la Gorra surge en 2007 en Córdoba, y hace algunos años eso empezó a federalizarse, tanto por el interior de Córdoba y sobre todo en Buenos Aires y Capital. Ahora hay muchas provincias del país que llevan adelante la marcha. Esto tiene que ver con que la política de ajuste y de hambre del gobierno macrista, solo es viable con represión. Y cuando nosotros hablamos de violencia policial y de violencia institucional, hablamos de gatillo fácil, pero también hablamos de criminalización de la pobreza, de la protesta social, de la represión a las organizaciones populares en las diversas manifestaciones que realizamos en las calles, en reclamo de nuestros derechos. Sin ir más lejos, el 29 se cumple un mes del asesinato de Lautaro Saucedo en nuestra ciudad: y nosotros decimos que en Santa Fe hay muchísimos Lautaros. Entonces, eso da cuenta de por qué necesitamos organizarnos y salir a visibilizar en esta Marcha de la Gorra. Nosotros en particular (Red Puentes / MPD), el año pasado viajamos a Rosario, donde se realizó la primera edición de la Marcha de la Gorra allá y en ese trayecto estuvimos cinco horas detenidos en la autopista por Gendarmería, con tratos muy arbitrarios. Ellos sabían a lo que íbamos, no fue una detención casual. Nuestro colectivo era de 70 compañeros y compañeras de las barriadas. Finalmente, creo que gestar esta Marcha de la Gorra, de una manera horizontal y heterogénea, porque somos muchísimos espacios y orgas muy diversas, también tiene que ver que es una necesidad empezar a disputar ese sentido en nuestra ciudad, porque hay una política de exterminio orquestada, y los pibes y las pibas realmente están en riesgo.
—¿Cómo surgió la marcha en Córdoba?
— En Córdoba fue el primer lugar del país donde surge porque allá existe hace muchos años un código provincial, que fue conocido durante mucho tiempo como “código de falta”, que establece legalmente la figura de "el merodeo". Este código establece la posibilidad de una detención por presunción de la policía de estar haciendo algo sospechoso. Esto queda ligado plenamente a la portación de rostro de la cual la policía hace ejercicio pleno, que tiene que ver muchísimo con la estigmatización y la discriminación, sobre todo de las juventudes. Esto tiene que ver con quiénes son los pibes torturados y asesinados, víctimas de gatillo fácil en Córdoba, que son muchísimos. Es por eso que allí los familiares y las víctimas están muy bien organizados, porque crece la resistencia ante más represión. Actualmente, este código se llama Código de Convivencia, porque lo conceptual es ideológico y estos conceptos buscan matizar o persuadir sentidos que tienen que ver con una política que es profundamente represiva y arbitraria. Y en Córdoba, ese código habilitó a las fuerzas represivas del Estado, en sus diferentes niveles, a hacer dueñas y señoras de la vida de un pibe, que tal vez simplemente estaba caminando por la calle para ir del kiosco a su casa y por eso puede terminar muerto, es tremendo. En este sentido, hay numerosas estadísticas de lo que este código genera en Córdoba, sobre todo por la modalidad de aplicación que tiene con las fuerzas represivas del Estado.
—En materia de gatillo fácil, ¿qué nos deja el gobierno Nacional que se va?
—Nosotros entendemos que la federalización de la Marcha y la posibilidad de organizarnos de manera tan heterogénea y horizontal, tiene que ver en los cuatro años de macrismo. En este tiempo se ha incrementado la política represiva en todas sus formas. Desde la militarización de los barrios, hasta el gatillo más explícito y direccionado al sector de juventudes, como también en la represión de la protesta social, a las organizaciones, la detención de militantes. Eso hace que a la vez el pueblo organizado responda y diga "no, acá estamos, no queremos este tipo de políticas". Nosotros por ejemplo, charlábamos con la mamá de Lautaro Saucedo, y pensábamos que esto está muy mal y no puede haber más Lautaros, porque no podemos arrebatarle así la vida a nuestros pibes. Cuando pensamos en seguridad, deberíamos empezar a pensar en determinados programas o posibilidades para que nuestras juventudes lo que tengan al alcance de la mano no sea la cárcel o la muerte, porque es un destino casi signado y sino brindamos alternativas que tengan que ver con políticas integrales, con la lógica de derechos humanos, es imposible que los pibes y las pibas puedan vivir dignamente, y sobre todo concebir proyectos de vida.