Las elecciones de junio reconfiguraron el panorama político de la provincia.
El año electoral redefinió el mapa del poder en la provincia de Santa Fe. El peronismo volvió al gobierno después de 12 años, pero el triunfo de Omar Perotti no tuvo correlato en todas las categorías.
Una vez más, por imperio de la boleta única, el poder político quedó repartido. El PJ controla el Ejecutivo provincial, pero de las ciudades importantes solo gobierna Rafaela. Rosario, Santa Fe y Venado Tuerto quedaron en manos del Frente Progresista.
En el plano legislativo, el PJ sigue siendo mayoría en el Senado, como ocurre desde 1983, pero Diputados será controlado por el Frente Progresista hasta 2023 a partir del triunfo del ex gobernador Miguel Lifschitz.
La victoria de Lifschitz y la derrota de Antonio Bonfatti ante Perotti definieron los liderazgos internos en la coalición que por 12 años estuvo al frente de la Casa Gris.
Lifschitz no solo comanda Diputados, elegido por sus propios pares, sino que se convirtió en el líder del Frente Progresista y, desde allí, será un actor de peso durante los próximos cuatro años, en los que el nuevo gobernador deberá explorar acuerdos políticos amplios para lograr apoyo legislativo.