Finalista en la Sudamericana, pelea el descenso en la Superliga.
Colón tocó los extremos en 2019. De la emoción de estar a 90 minutos del primer título en la historia del fútbol profesional de Santa Fe al paupérrimo rendimiento futbolístico que lo deja al borde del descenso en el cercano 2020.
Las dos caras futbolísticas que mostró el Sabalero son difíciles de explicar porque los futbolistas que se calzaron la sangre y luto fueron los mismos. La llegada del entrenador Julio Comesaña fue el primer error de la dirigencia. El DT uruguayo llegó solo a Santa Fe sin conocer el fútbol argentino. Colón se convirtió en un equipo sin juego y con una notable deficiencia física.
La experiencia del entrenador charrúa, con mucho rodaje en Colombia, duró muy poco al frente del plantel rojinegro: apenas cinco partidos. Bajo su conducción técnica, Colón obtuvo sólo cuatro puntos de los 15 en juego.
Luego los dirigentes se inclinaron por Pablo Lavallén. El entrenador debutó el 15 de marzo de 2019, en la fecha 23 de la Superliga anterior ante Aldosivi, en Mar del Plata. Esa noche el Tiburón derrotó 3 a 0 al Sabalero. En los dos partidos siguientes y finales de ese campeonato, el DT no pudo ganar y consiguió apenas un punto de nueve posibles.
Ya con tres frentes abiertos, en la actual Superliga, el saldo que dejó con su partida fue de cinco victorias, un empate ante Rosario Central y nueve derrotas, con clásico incluido. El buen andar de la Copa Argentina (llegó hasta cuartos de final) y haber llegado a la final de la Copa Sudamericana le permitieron estirar su presencia en Colón, ya que en dos o tres ocasiones estuvo muy cerca de ser despedido por el presidente Vignatti por los flojos resultados.
Los números que dejó Lavallén en el ámbito local lo despidieron: 11 derrotas, 2 empates y 5 victorias. Ni siquiera empató un partido de visitante (perdió todo y Colón cerró el año sin ganar afuera; la última victoria en esa condición fue en mayo de 2018 ante Racing).
Lo más importante es que Colón nunca tuvo identidad de juego, apenas aparecieron dos o tres individualidades (sobresale el “Pulga” Rodríguez) que tuvieron muy buenos partidos y provocaron algunas victorias en el ámbito local. Es una obviedad decir que lo mejor apareció en la Copa Sudamericana.
Con este panorama Colón despide el año con la cabeza puesta en la pelea por no descender. El 2020, con Diego Osella como nuevo entrenador, será cuesta arriba: deberá sumar mucho para no despedirse de Primera División y también deberá desprenderse de algunos futbolistas que ya no pueden darle nada bueno al rojinegro.
Falta algo en este 2019, sí, el pueblo sabalero. La hinchada de Colón no merece estar en este espacio donde se resume un año que deja como balance un presente muy malo y un futuro incierto. El acompañamiento histórico a Paraguay, el que rompió todo tipo de marca mundial en ese rubro, le vale un libro especial.