Arte para sacarle la vieja naftalina machista al rock.
En una ráfaga de éxitos, Marilina Bertoldi capitalizó diez años de trayectoria como música consiguiendo el Gardel de Oro del año pasado, posicionada también como una militante por la igualdad. Siendo la única mujer de la terna, un rato antes del premio mayor se había reconocido a su disco Prender un fuego como el mejor álbum del año: “Estuve haciendo investigaciones sobre esto. La única mujer que ganó hace 19 años fue Mercedes Sosa. Este año ganó una lesbiana” dijo durante el discurso de premiación. Además, se acordó de que “para mí, cuando era chica estos premios eran algo imposible. Con los años me fui alejando porque no representaban nada de lo que yo y mis amigos consumíamos”.
Nativa de Sunchales, Marilina se fue apenas con 17 años a Buenos Aires, formó la Connor Questa y una vez terminado ese proyecto, empezó como solista. Parece que triunfa con cada decisión artística que toma, hasta la ropa que se pone para actuar levanta festejos, sea un mameluco rojo engomado o un traje blanco sin nada abajo del saco. Su rock and roll es tan fresco que rejuvenece a quien lo escuche. En vivo es exquisita cuando canta sola con la guitarra, tiene groove cuando se copa y es una aplanadora cuando se va atrapando. Entre su música y las causas a las que se acerca, no solamente es una de las personalidades del año, sino también de, por lo menos, la última década. Más sobre ella, en este mano a mano con Pausa.
«La historia del rock argentino es la historia del hombre en el rock argentino»
A la par suyo, muchas otras artistas empezaron a ganar la atención que no les prestaban por pensar en chato, como le pasó al organizador del Cosquín Rock. Ya es casi impensado un festival grande sin Eruca Sativa, Barbi Recanati, Sara Hebe, Miss Bolivia, Las Ex, Html o Paula Maffia encabezando los lineups, que hasta hace poquísimo tiempo atrás las excluían por no ser tan “talentosas” como La Beriso o Pier.