Ajuste del Estado quiere decir brote de sarampión.
Mauricio Macri terminó su mandato sin Ministerio de Salud. Hasta el 16 de diciembre, se habían registrado 83 casos de sarampión. El último caso endémico en el país, se había registrado en el año 2000. En este contexto, este año uno de los protagonistas de la agenda mediática –y de las fake news– fueron los antivacunas: por ejemplo, en abril, la conductora Mariana Fabbiani, en su programa en Canal 13, sacó al aire un médico que recomendaba no vacunar a los hijos. En este sentido, la OMS advierte que desde que apareció la ola de los antivacunas, los casos de sarampión se cuadriplicaron.
Dos semanas antes de asumir como nuevo presidente, el 26 de noviembre, Alberto Fernández afirmó en una entrevista con Alejandro Dolina, en relación a las vacunas y las políticas económicas de Macri: “Se ha ajustado tanto que nos hemos quedado sin vacunas y reaparecieron enfermedades como el sarampión, la varicela, la tuberculosis. Llegar a ese punto evidencia cierto desprecio por el otro y que se convirtió a la gente en números”.
Por otro lado, el actual Ministro de Salud de la Nación, Ginés Gonzáles García, dijo luego de declarar la emergencia sanitaria: “Hay una epidemia grave y nosotros hemos tenido este año más casos de los que tuvimos en los 18 años anteriores. Todos saben lo que pasó en el gobierno anterior con las vacunas, pero hay una cosa dura que es que se compraron las vacunas y muchas de ellas están desde junio o julio en Aduana porque no se pudieron pagar las tasas. En Emergencia Sanitaria se pueden sacar las tasas”.
¿Por qué son importantes?
La historia de las vacunas es uno de los ejemplos más exitosos de la medicina moderna. Desde hace más de 200 años hasta hoy, han contribuido con la reducción constante de la mortalidad y morbilidad. De acuerdo con la OMS, todos los años se salvan entre dos y tres millones de vidas en todo el planeta debido a su aplicación.
En este sentido, Romina Libster, investigadora adjunta del CONICET, afirmó en una entrevista que le hizo Miguel Faigón: “En toda comunidad hay personas que no tienen indicación para recibir una determinada vacuna, sea por que no alcanzaron la edad suficiente (por ejemplo, la del sarampión se recibe recién al año de vida) sea porque se encuentran con las defensas bajas por un tratamiento o una enfermedad. Más aun, también hay personas en las que una vacuna no alcanzó la respuesta esperada (hay que tener en cuenta que no son siempre 100% efectivas) haciéndolas susceptibles de enfermarse sin saberlo. En este contexto, las personas que se vacunan no sólo se están protegiendo a sí mismas sino también a todos aquellos que no pueden vacunarse. De este modo, vacunarse se transforma también en un acto solidario”.