La línea de socorristas "Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito" busca nuevas integrantes.
En el debate reciente por la legalización de interrupción voluntaria del embarazo resuena una frase que dice que -con ley o sin ella- las mujeres abortan igual. Las historias de aborto son tan viejas como otras que pueden contarnos nuestras abuelas, relatos ocultos por mucho tiempo en el clóset de la moral, palabras apagadas en el umbral de lo privado.
Pero, ¿en qué condiciones abortan las que abortan? ¿Dónde hay un reparo ante el miedo, la soledad, la clandestinidad? En la década del 70, un grupo de italianas comenzó con un servicio telefónico que acompañaba a mujeres que decidían (sí, decidían) abortar. Se llamaron Socorro Rosa y desandaron una tradición que cimienta las bases de lo que el propio feminismo es: resistencia colectiva, complicidad en la rebeldía.
En nuestro país el aborto es legal desde 1921 y sin embargo lo que estaba claro frente a nuestros ojos en cualquier biblioteca de derecho fue borrado por los intereses médicos-jurídicos-hegémonicos, que llegaron a instalar la duda sobre si una mujer violada merece o no un mínimo de decisión sobre lo que ocurrió en su cuerpo tras la agresión. También sobre dónde empieza y dónde termina la salud para quien un embarazo no deseado es la diferencia entre una vida vivible y otra que no lo es.
Hace quince años un grupo de activistas comenzó a imaginar un cambio legislativo que ampliara las condiciones del acceso al aborto en Argentina. Empezaron a reunirse, a regalarse pañuelos verdes y hoy son la marea que se replica en pueblos y ciudades bajo una sola certeza: más tarde o más temprano, será ley. En 2012, la Corte Suprema de Justicia de la Nación clarificó los alcances del viejo artículo 86 del Código Penal y la ILE comenzó a ser la sigla que nombra lo que por tantísimos años nos negaron.
En ese proceso la revolución se produce en las calles, en los hospitales, en las escuelas y en las casas. Mientras los legisladores y los jueces ralentizan los tiempos de nuestra libertad, las feministas tejemos la urdimbre de nuestra dignidad. Las socorristas, en Santa Fe y en todo el país, acompañan a mujeres y disidencias que deciden abortar y que, pese al marco legal existente, todavía tienen que regatearle el acceso a los médicos que eligen -vaya privilegio- no cumplir la ley.
Socorristas santafesinas
En Santa Fe hay cuatro líneas de socorrismo: las Ana María, Las Nanas, la del Foro Contra la Trata y la Línea que toma el nombre de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, y que ahora busca compañeras que se sumen a acompañar a mujeres y personas gestantes en su decisión. Para eso, hay que comunicarse al teléfono 0342 – 155 191 369.
“Se pueden incorporar todas las compañeras y compañeres que tengan ganas de aportar a las revoluciones de lo cotidiano, que tengan intenciones, deseos y disponibilidad para sumar a la dignidad de las mujeres y de las personas con capacidad de gestar” dice Sofía García, integrante de la línea de acompañamiento.
Información y contención
El socorrismo es un espacio de disputa con los saberes médicos hegemónicos, una forma de activar vínculos desde lo afectivo y lo político y de vivenciar la salud desde lo comunitario. Se rompe el vínculo vertical con la o el profesional de la salud y la información juega un rol clave. Cuando una persona decide abortar, llama por teléfono y un grupo de mujeres la recibe. Se habla, se explica el marco de derechos y se establece un puente entre la o le interesade y el sistema de salud.
La línea que ahora busca nuevas compañeras se conformó en 2012. “Entendíamos que había un derecho vulnerado y una necesidad que tenía que ver con el acceso a la información que nos hace libres o esclavas.”, dice Sofía
“Ahí decidimos conformar la línea de acompañamiento con el principal objetivo de llegar a todas las personas con capacidad de gestar, a todas las mujeres sobre todo de las barriadas, que era el territorio donde nosotras por distintos tipos de militancia activábamos”, cuenta la militante.
“Queríamos acompañar desde la humanidad, desde la sororidad, desde el amor de compañeras a quienes iban a transitar una decisión que entendemos como importante en la vida de una persona, que es desear o no una maternidad”, manifiesta.
“Como socorrista sos el nexo entre la persona gestante que quiere interrumpir un embarazo y el efector público que realiza la acción. Sos el puente para que esa persona entre en el sistema de salud adecuado”, explica su compañera Romina Bär. “Adecuado” define a aquellos que garantizan lo establecido en el Protocolo de Atención Integral para Personas con Derecho a la Interrupción del Embarazo. Es decir, que dan respuestas a quienes sufrieron una violación o a quienes deciden abortar por cuestiones de salud física, psicológica o social.
En nuestra ciudad, efectores como el Cullen o el Iturraspe, y también algunos centros de salud, definieron arbitrariamente no realizar abortos. Por eso el rol de las socorristas se vuelve clave.
“Además de conectar a la persona con el efector de salud que va a realizar el proceso hay todo un momento de contención, de informarle a la persona que lo que está haciendo es por vía legal porque existe un protocolo ILE. Es ayudar a que todo el proceso sea más fácil, obviamente siempre que la persona lo requiera. No se trata de una invasión hacia su intimidad sino que en la medida en la que la persona necesite el acompañamiento se le va a dar”, puntualiza Romina.
“Personalmente ser socorrista es importante porque cuando necesité socorrismo las condiciones no eran las mismas. Antes esto no se veía ni estaba popularizado. Entonces el interés de esto es llegar a la mayor cantidad de personas con la mayor información posible”, considera.
Una voz amiga en el teléfono
“Hay un teléfono principal que es el teléfono que se difunde en el flyer, adonde llegan la mayoría de las demandas. También llegan algunas por el boca en boca, por nuestras organizaciones sociales y políticas de la que muchas de nosotras somos parte” cuenta Sofía, sobre la forma de trabajo.
“De esa línea central lo que hacemos es dividir entre las distintas socorristas los acompañamientos, dependiendo de la complejidad, la disponibilidad de la compañera, o lo que la compañera también vaya decidiendo que puede acompañar” agrega. “Tratamos de que sea un camino respetuoso porque a todas en algún momento nos acompañaron para acompañar”, expresa.
Sofía aclara que todo el trabajo que realizan las socorristas no es remunerado. “El activismo feminista es una parte grande de lo que es nuestro movimiento y esta es una oportunidad también de militar por el derecho a decidir”, reflexiona. “Tender lazos y redes entre nosotras, entre nosotres, es fundamental en la lucha por conquistar la ley del aborto. Es lo que sostiene y lo que permite en el día a día la despenalización social, el apoyo y la posibilidad de que después seamos millones en las calles”, analiza.
“Es una práctica que nos acerca, que nos hermana y eso en sí mismo es disruptivo para las propuestas que tiene el sistema patriarcal, capitalista y neoliberal, que nos han enseñado que los problemas son individuales”, finaliza.
Números útiles
Si querés contactarte con alguna línea socorrista, marcá:
0342 – 155 191 369 (Línea "Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal Seguro y Gratuito)
0342 - 154 465 147 (Las Ana María)
0342 - 154 461 911 (Las Nanas)
0342 - 156 309 252 (Línea del Foro Contra la Trata).