Como Donald Trump, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, no tomará medidas de cuarentena aduciendo razones económicas. Advirtió que pagar el precio crisis es imposible "si no es que Brasil no sale de la normalidad democrática que ustedes tanto defienden". Además, comparó al coronavirus con la lluvia.
Las dos principales potencias de América están dominadas por dos tilingos aupados por el espectáculo de los medios y los miedos de una población desamparada. Donald Trump en Estados Unidos y Jair Bolsonaro en Brasil no toman medidas de cuarentena, poniendo a todo el continente en riesgo, en función de no paralizar la economía. El criterio combina la subestimación de los riesgos sanitarios –y por ende, económicos– que el coronavirus conlleva, por un lado, y el cuidado de las empresas y sus ganancias, por el otro, ya que en ninguno de los dos casos se plantean ingresos de emergencia o cuidados específicos para los trabajadores. Simplemente: a la calle, a contagiarse y a seguir entregando plusvalía.
"Lo que pasó en Chile va a ser una 'fichita' (nimiedad) al lado de lo que puede acontecer en Brasil, todos vamos a pagar un precio que llevará años para ser pagado, si no es que Brasil no sale de la normalidad democrática que ustedes tanto defienden, nadie sabe lo que puede pasar en Brasil", dijo Bolsonaro en el Palacio de Alvorada, ante los periodistas. No dejó de calificar al coronavirus como una "gripecita".
Para Bolsonaro, el principal temor es el económico y no el sanitario. "Con la economía colapsada no vamos tener para pagar a los servidores públicos. El caos está ahí. Está en nuestra cara. Está ahí", dijo por un lado, pero el otro comparó al Covid 19 con la lluvia: "Tenemos que sacar de la cabeza del pueblo esa sensación de pánico. Tenemos que enfrentar al virus. No tiene que confundir, es igual a la lluvia. Si llueve, usted enfrenta la lluvia, ¿para que se va a guardar?".
En esta línea, desestimó la mortalidad del virus, "A mi me gustaría que nadie muera. Pero si esas personas hubieran contraído h1N1 tambien morirían. Afecta a personas con dos o tres dolencias previas, contraen coronavirus y mueren. El aislamiento como tratamiento será un problema mucho mayor que lo que está sucediendo con el virus en este momento. Si esas personas no tuviesen el virus también morirían, lo lamento. Nadie quiere enterrar un ser querido". Después ejemplificó con su mamá: "A mi madre le queda poquito. Tiene 93 años, ella está en una situación complicada. Cualquier cosita, una gripe común puede ser fatal".
Finalmente, aprovechó la oportunidad para criticar a los gobernadores de Río de Janeiro y de San Pablo, quienes ya plantearon fuertes restricciones de circulación por la expansión de virus, que en Brasil alcanza los 1546 casos positivos según el último dato de la OMS. "Lo que están haciendo algunos pocos gobernadores y pocos intendentes es un crimen. Ellos están reventando Brasil. Están destruyendo empleos", dijo el presidente, que se alineó con su par psicópata del norte: "Trump está en una línea similar a la mía, y todo indica que hoy va a abrir los puestos de trabajo". "Si él no hace eso allá, y nosotros no hacemos eso aquí, será el caos, será el fin de Estados Unidos y el fin de Brasil", sentenció.
"El pueblo tiene que ir a trabajar" y sólo dejar en cuarentena a los "ancianos, preservar a los que tienen problemas de salud, pero nada más que esto", definió Bolsonaro como solución al avance del Covid 19.