El coronavirus es tan potente que hasta logró parar la pelota. ¿Qué pasará ahora? ¿Sigue el torneo? ¿Habrá descensos? Son algunas de las preguntas que circulan en el mundo AFA.
“Lo conveniente era no empezar la Copa. Pero si nosotros tomábamos una decisión como la de River, poníamos en peligro la realidad de Banfield. Hoy el club está cerrado, salvo el predio para que entrenen la Primera y la Reserva, como si no fuésemos personas. River marcó el camino que todos queríamos”, dijo Julio Falcioni en un canal deportivo. Por si alguien no lo sabía, el DT de Banfield recordó que es un paciente de altísimo riesgo, “tuve neumonía, tuve cáncer de laringe, hice quimioterapia”.
La figura del experimentado entrenador quizás es uno de los casos más extremos a la que estaba expuesto uno de los tantos integrantes del mundo del fútbol argentino. El mismo fútbol que polemizó fuerte con la postura de River. Los Millonarios cerraron el club, no se presentaron a jugar y dejaron en la puerta del Monumental al rival, Atlético de Tucumán y los árbitros.
Reglamentariamente River Plate hizo todo para ser sancionado, ya que ese partido pertenece a la órbita de AFA, y la entidad que organiza el fútbol decidió que la primera fecha se juegue. Pero la otra cara de la misma moneda es la humana. “Con esta medida, el Club busca resguardar la salud de los socios, los empleados y las miles de personas que concurren diariamente a las distintas actividades que se realizan en la Institución”, decía la parte más importante del comunicado de River antes de cerrar las puertas.
Palabra de futbolista
Cristian Luchetti, capitán del equipo tucumano, apoyó la medida: “Nos adherimos a lo que pide River porque es lo más lógico. Si los puntos quedan para uno o para otro es lo mismo. Lo ideal sería convocar a los capitanes de los clubes y tomar una decisión, pero acá lo único que importa es que ruede la pelota”. La palabra del experimentado arquero fue el inicio de una causa que tendría a todos los futbolistas unidos, algo poco frecuente en un ámbito donde reina el egoísmo.
Después de Luchetti llegaron otras voces: los futbolistas se fueron sumando al reclamo para parar la pelota, mientras tanto la primera fecha de la Copa de la Superliga se iba jugando, sin gente en los estadios, pero con los jugadores, árbitros, entrenadores, médicos, preparadores físicos, utileros, dirigentes y empleados de los clubes haciendo su trabajo.
Mala jugada
En el medio de la fecha, cuando en Santa Fe terminaba de empatar Unión y Arsenal 1 a 1, Alberto Fernández dejaba su punto de vista: “si el fútbol se juega a puertas cerradas, yo no tengo inconvenientes. Me encantaría que, en este tiempo, lo pasen sin sistema codificado, por TV abierta, para que los que se tienen que quedar en casa tengan un divertimento”.
El presidente está demostrando buenas cualidades para pilotear esta tormenta sin precedentes, pero en la maniobra del fútbol se equivocó. El concepto de “divertimento” ofendió a los futbolistas, los puso en un lugar que en este momento ningún ser humano quiere estar. Nadie debe divertir a nadie, y el mismo Fernández es el primero que lo sabe.
El gobierno no demoró en reaccionar, puertas adentro supo que el líder se equivocó y a las pocas horas el ministro de Turismo y Deporte, Matías Lamens, le pidió a la AFA y a la Superliga la suspensión “de todas las categorías” del fútbol argentino. La solicitud fue realizada a través de un comunicado que le envió al presidente de la AFA, Claudio Tapia, y al de la Superliga, Marcelo Tinelli.
“En virtud de la situación de público conocimiento en el marco de las nuevas medidas adoptadas por el Gobierno nacional referidas al coronavirus y habiendo recibido la prepocupación de parte de Futbolistas Argentinos Agremiados solicitamos tenga a bien suspender la realización de los partidos de todas las categorías programadas para la entidad que usted preside hasta el día 31 de marzo de 2020. Asimismo recomendamos la suspensión de los entrenamientos de los planteles por el mismo período”, formalmente el gobierno nacional le decía a los organizadores del fútbol: “muchachos, paren la pelota”.
Y el fútbol argentino se paró, como casi toda la sociedad. Ahora resta definir, también como toda la sociedad, cómo sigue este partido. Y las preguntas que quedan picando son muchas: ¿Cuándo vuelve el fútbol? ¿Vuelve con la Copa de la Superliga? ¿Se anulan los tres descensos? ¿Suben los dos equipos de la Primera Nacional y queda el campeonato de Primera División con 26 clubes? ¿El próximo torneo se juega con otro formato deportivo? ¿Volverá el Fútbol Para Todos? ¿Los clubes pagarán sueldos más bajos para afrontar un nuevo panorama económico?
La jugada de Tapia
La pelota está parada, al menos para los jugadores y la gente, mientras tanto sus dirigentes ya armaron la nueva comisión de AFA (32 hombres y una mujer) y lo dejaron a Tinelli para que le baje el telón al proyecto macrista de la Superliga.
El fútbol argentino transita su cuarentena con más preguntas que certezas, mientras tanto Claudio Tapia se afirma en una cancha embarrada. “Chiqui” lo logró y en el medio de la pandemia anunció que las elecciones de la AFA serán el 19 de mayo con el acompañamiento de River Plate y el resto de los clubes, a la vez que destacó la “unión de todos en este duro momento”.
De este modo, las elecciones en la AFA se adelantarán un año, ya que el actual mandato de Tapia vencía en el 2021. Y el presidente que surgirá de las elecciones -con Tapia encabezando una lista única- completará el período no cubierto y el nuevo mandato del titular de la casa mayor del fútbol finalizará en el 2025.
Nadie sabe cuánto durará el coronavirus, la única certeza es que habrá “Chiqui” Tapia por cinco años más.