Especialistas y dirigentes industriales y empresariales analizan la pandemia y su impacto en la economía global y nacional.
El mundo está ingresando en una crisis económica sin precedentes. La economía se paralizó de un saque y nadie puede prever cuando se reactivará. De vivir durante más de una centuria en un sistema de depredación consumista pasamos, en apenas dos meses, a una dinámica donde nadie produce, nadie distribuye y nadie sale a consumir. La humanidad vive apenas con lo justo, si tiene cómo y con qué hacerlo, en un gran encierro global causado por la pandemia de coronavirus.
En este nuevo escenario, consultamos a especialistas en economía, comercio e industria, para que nos expongan sus visiones respecto de este escenario inédito.
Compartieron sus opiniones con Pausa el presidente de la Unión Industrial de Santa Fe Javier Martín, el vicepresidente regional de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (Came) Roberto Slobodianuk y los economistas Diego Rubinzal, Julieta Pron y Gabriel Brondino. Estas son sus miradas.
Javier Martín: “Venimos de un proceso de cuatro años de destrucción de la actividad industrial con una recesión impresionante y una inflación altísima. Las teorías monetaristas que se aplicaron sostenían que cortando la emisión se iba a contener la inflación y, sin embargo, Argentina no emitió en los últimos años y ha tenido la inflación más alta de las últimas décadas. El problema es otro: tenemos que generar desarrollo y nivel de actividad. Y a la proporción del gasto público sobre la economía, ir bajándola no mediante recetas recesivas, sino expandiendo la base, aumentando el nivel de actividad, generando más industrialización, más inclusión social y más desarrollo, para que en términos relativos el peso del Estado se vaya reduciendo con el tiempo. La prioridad sigue siendo la salud, la parte humana, tenemos que cuidar a nuestra gente. Es un delicado equilibrio entre cuidar a la gente y a nuestras empresas. Este tipo de situación extrema no es sostenible en el tiempo. Tenemos que encontrar el modo de que, progresivamente, vayamos incorporando nuevas actividades, priorizando los protocolos de seguridad sanitaria. Si descuidamos la salud de las empresas en poco tiempo vamos a tener una sucesión de quiebras y de cierres que van afectar el empleo. Es un muy difícil, pero hay que ir trabajando en paralelo”.
Roberto Slobodianuk: “Creo que puede haber una repuesta teórica humanista, que debemos estar unidos ante la adversidad y priorizar la salud por sobre la economía. Pero hay una cruda realidad y es que hay que comer, trabajar, generar, distribuir, en síntesis el mal llamado capitalismo, ya que la economía es una parte fundamental de la vida de un país y de sus habitantes. Por lo tanto, es imprescindible poner nuevamente en marcha el aparato productivo en todas sus facetas”.
Diego Rubinzal: “El desafío principal del gobierno es minimizar los daños que de por sí se sufrirán. En el corto plazo hay toda una serie de medidas que estuvieron destinadas a los sectores más vulnerables, que me parecen correctas, como fueron los bonos a jubilados y pensionados, el IFE, que va a ser una de las transferencias más importantes porque cubre a más de ocho millones de personas, todo el aumento de recursos para comedores y merenderos populares que fue muy importante, del 132%, los congelamientos de las cuota de créditos hipotecarios, la postergación de los cobros de créditos del Anses, suspender los cortes por falta de pago de los servicios públicos, postergar o reducir el pago de contribuciones patronales, aportar para los salarios de los trabajadores de las empresas. Se ha dado un conjunto de medidas que apuntan a tratar de minimizar los daños que igual se producirán en un contexto tan negativo como este”.
Julieta Pron: “En este momento la prioridad es el hambre, que no se rompa la cadena de pagos, evitar el quiebre de las empresas y los despidos y es necesario atender urgente los problemas de liquidez. Los caminos principales para salir de la crisis que trae el coronavirus tienen que ver con recomponer la demanda a través de subsidios y transferencias y planificar la producción”.
Gabriel Brondino: “Todo indica que el consumo, la inversión y las exportaciones no crecerán mucho en el futuro, entonces sólo queda un componente de la demanda que se puede mover: el gasto público. Que el Estado gaste más de lo que recauda y tenga resultados fiscales negativos está tan demonizado en la opinión pública que resulta agobiante el mero intento de ‘deconstruir’ dicho argumento. La idea de mantener las cuentas públicas equilibradas como precondición para la estabilidad y el crecimiento se suele denominar ‘finanzas sanas’. Por el contrario, existe otra teoría que sostiene que las finanzas deben ser ‘funcionales’, es decir, el Estado debe financiarse principalmente para alcanzar sus principales objetivos: atenuar el ciclo económico, alcanzar el pleno empleo, garantizar el crecimiento y la estabilidad. En Argentina, el límite al gasto público está determinado por la cantidad de dólares disponibles y no por el nivel de recaudación. En consecuencia, el gran recurso escaso en nuestro país son los dólares, por lo que la política fiscal debe elaborarse de modo de utilizar apropiadamente los mismos”.