El martes la cantidad de muertos diaria en Brasil se duplicó, pasando de los 100 a los 200. el jueves, el viernes asumió el ministro de Salud, Nelson Teich, un oncólogo sin ninguna experiencia en la actividad pública. El sábado, Jair Bolsonaro llamó a "No acobardarse ante el virus" ante una movilización.
Brasil está hundida en una ficción futurista de Kurt Vonnegut, comandada por un payaso brutal mesiánico que el sábado salió ante una manifestación de fieles religiosos contra el aborto, que se agolpó en el frente del Palacio del Planalto, en Brasilia, para gritar "No hay que acobardarse con ese virus, hay que enfrentarlo con cabeza erguida, Dios está con nosotros". Todo esto mientras se opone a las cuarentenas que los gobernadores estaduales de su país tratan de imponer, sin recursos y medios para hacerlo con efectividad.
Por lejos, la principal potencia regional es el foco de coronavirus en el continente. Si bien los casos aceleran su ritmo también en Ecuador, Perú y Chile, hasta que Brasil no domine la pandemia toda nuestra región estará en peligro. Y ese control jamás se podrá lograr mientras Jair Bolsonaro sea presidente.