—Hola, ¿cómo lo trata la cuarentena?
—No le voy a andar con vueltas esta vez… Estoy atento y vigilante.
—Me encanta que estemos en la misma sintonía pero sáquese la gorra que le marca la frente.
—Por favor, estemos unidos y organizados. El momento es ahora.
—De verdad le pregunto, ¿está bien?
—Por momentos a velocidad camalote…
—El camalote se mueve poco… Y el tema es que puede quedarse varado en la orilla.
—Pero al menos se mueve y eso no es poco.
—Mientras no se ponga en versión Domínguez.
—¿Eduardo?
—No, Claudio María.
—Por momentos soy una lancha a todo motor, pero sin Daniel.
—Pero lo afecta la cuarentena o tiene otro mambo.
—Y, es como la economía argentina: vengo con problemas estructurales. Por momentos pienso que estoy en una etapa de negación. Voy al supermercado mirando para todos lados a la espera del enemigo invisible.
—Pero baje un cambio, por favor. Así va a terminar mal. Mire que esto va para largo.
—Llego, voy a la góndola y me hago el superado. Cargo un pack de cervezas. Camino y camino para aprovechar el tiempo. Nunca me gustó caminar en el súper pero hoy lo vivo como un placer. Me como la cabeza y cargo un Lysoform. Y como si fuera poco cargo una lavandina. Camino, doy vueltas para aprovechar… Pero papel no compro, como acto de resistencia.
—Podríamos decir que es un péndulo de emociones. Como una hamaca de Firmat.
—Más bien, le diría que me siento como Robert de Niro en Cabo de miedo o Bob Patiño pero sin Bart.
—¿Le está metiendo ficha al ejercicio como presidiario de película? Disfrutando del confort...
—No, quise hacer un abdominal y me dio dolor de ciática.
—¿Pero está solo?
—No, para nada. Estoy con mi yo, mi Súper Yo y mi Ello.
—Menos mal, porque más de cuatro no es cuarentena.
—Qué bueno es que estemos todos unidos y solidarios. Que se termine la grieta. Así, codo a codo.
—Es como un mundial pero sin fútbol.
—Lo importante es que aplaudamos y reconozcamos a quienes están en la línea de fuego.
—Sí, también pagar los aportes es una muestra de solidaridad a largo plazo…
—No es momento para el debate.
—Bueno, pero deje de ponerse tanto alcohol en gel que escasea.
—No puedo evitarlo. Saqué la basura, prendí un espiral y me di una ducha de Lysoform.
—Tranquilo, todos nos iremos a morir en algún momento.
—Ah, bueno. Llegó el filósofo. Acá lo importante es que no colapse el sistema de salud.
—En términos de estadística muere más gente a causa de los accidentes de tránsito en todo el mundo.
—¿Por qué está a un metro y medio de distancia?
—No me di cuenta.
—Y la bolsa de barbijos…
—Me lo pidió un vecino.
—No le creo nada.
—Mire, lo importante en estas situaciones, en donde una pandemia actúa y un nuevo orden mundial…
—Uhhh, ahora apareció el conspiranoico.
—Es momento de estar atentos, ser racionales y comprender que la solidaridad se construye. Mire, ayer por ejemplo. Un amigo salió y compartió un mate con un enfermero.
—¿Y qué pasó?
—Se asustó un poco. Pero le dije que no se coma la cabeza. Que las cargas virales...
—Ahora también es epidemiólogo.
—Bueno, lo importante es no entrar en pánico. De todas maneras le dije que nos veamos en quince días.