En abril la agrupación Hijos e Hijas por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio (H.I.J.O.S.) cumplió 25 años. Un aniversario sin plazas llenas pero sosteniendo la pelea por la memoria y contra la impunidad de los genocidas.
El coronavirus vacía las plazas y puebla las pantallas: la posibilidad del contacto se desvanece. Las redes se abren como obligados territorios de encuentros, pero la memoria y la lucha siguen vigentes. Con sus 25 años de existencia, los Hijos e Hijas por la Identidad y la Justicia, contra el Olvido y el Silencio enarbolan una vez más la bandera de que “el único lugar para un genocida es la cárcel”.
Al comienzo de la emergencia sanitaria, el Tribunal Oral Federal de Santa Fe le otorgó la prisión domiciliaria a los genocidas María Eva Aebi y Alberto Jaime. María Eva Aebi está condenada desde 2009 por delitos de lesa humanidad. Jaime aún no fue condenado, por haber estado prófugo de la justicia durante cinco años, aunque está procesado por crímenes como el de Yolanda Ponti, militante de 17 años asesinada en el centro de la ciudad de Santa Fe en diciembre de 1976.
La resolución que autoriza la prisión domiciliaria de Aebi fue firmada por los jueces José María Escobar Cello, María Ivón Bella, y Luciano Lauría, mientras que Jaime fue autorizado por el juez Reinaldo Rodríguez, todos del TOF de Santa Fe. Ninguna de las resoluciones fueron notificadas a las víctimas de los hechos imputados, tal como lo establece la ley de protección a las víctimas. Desde H.I.J.O.S Santa Fe cuestionaron además que se hayan utilizado criterios válidos para los crímenes comunes, y no se haya tenido en cuenta que son personas -juzgada en el caso de Aebi e imputada en el de Jaime- a quienes les fueron atribuidos delitos de lesa humanidad.
Sobre la decisión judicial, Valeria Silva de H.I.J.O.S. fue contundente: “La vamos a apelar y la vamos a pelear; es bastante contradictorio porque por un lado tenemos un poder judicial que supuestamente está de feria, que no atiende si hoy quisiéramos comenzar con las causas pendientes, pero que sí están para atender los privilegios de los genocidas”.
Lucila Puyol, quien además de ocupar actualmente el cargo de Secretaria de Derechos Humanos de la provincia de Santa Fe es una histórica militante de H.I.J.O.S y ha sido abogada en las causas por delitos de lesa humanidad que se tramitaron en el TOF de Santa Fe, afirmó: "Desde la agrupación H.I.J.O.S estamos preocupadas y preocupados por la rápida respuesta del Poder Judicial para resolver los pedidos de excarcelaciones o de prisiones domiciliarias que tienen los genocidas y sus abogados y mucha lentitud para resolver la situación de miles de personas privadas de la libertad en todo el país, con causas por delitos mucho menores a los que cometieron los genocidas”.
“Los genocidas cometieron delitos de lesa humanidad, que son imprescriptibles, que son perseguibles por la Justicia argentina. Tienen que ver con secuestros, desapariciones, torturas, violaciones, asesinatos, apropiaciones de niñas y niños. Son cientos de hechos perpetrados en el marco del terrorismo de Estado, usurpando el poder del Estado para cometer esos delitos”, recordó. Además de manifestarse públicamente en contra, la agrupación accionará judicialmente apelando ambas medidas.
25 años
La historia de H.I.J.O.S. se remonta a aquella Semana Santa de abril de 1995. Los caminos del Taller de la Amistad en La Plata y del Taller Cortázar en Córdoba confluyeron en un campamento nacional en Río Ceballos, Córdoba, de donde un puñado de jóvenes regresó a sus hogares siendo un Hijo, o una Hija, por la Identidad y la Justicia, contra el Olvido y el Silencio.
Lucila Puyol recuerda aquellos días con orgullo. "Una de las cosas que nos dijimos cada uno de los que fuimos a ese campamento es 'tenemos que volver a los distintos lugares y formar la regional'" de la naciente agrupación. "En el caso de Santa Fe fui la única que fui. No conocía, o no sabía que conocía a otras hijas e hijos de la ciudad. Teníamos tanto silencio que muchos no nos contábamos", cuenta la militante.
Es mismo silencio, forjado en los años del terror, es el que la organización comenzó a resquebrajar, poco a poco, en los meses siguientes. "Nunca más callarse: eso representó H.I.J.O.S. para nosotros. Poder hablar, decir lo que nos pasó. Hay un primer momento de lo personal y después el salto político: corrernos de ese lugar de víctimas, no porque no lo seamos, sino no quedarnos anclados en eso y convertirnos en un sujeto colectivo primero, y político después", sintetiza Puyol sobre el proceso identitario que originó la agrupación.
"No somos nuestros padres y madres, pero como ellos levantamos la bandera de los sueños de otro país: con inclusión, con justicia social, con libertad de expresión. Y siempre reivindicando a nuestras Madres y Abuelas, que la mayoría son quienes nos criaron, quienes nos sostuvieron y nos brindaron su amor. Con todos los dolores de la pérdida que tenían son las que se hicieron cargo de nosotros", expresa la integrante de la agrupación.
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Federico Coutaz, otro de los primeros integrantes, reflexiona: "H.I.J.O.S. surge, por el propio peso generacional, como cierta renovación del lenguaje político. Por más pretencioso que suene, había como una búsqueda consciente de intentar reversionar los viejos discursos, de decir cosas nuevas y de expresarlas de manera diferente". Si bien hoy ya no pertenece a la agrupación, considera que "Fue un espacio que sirvió de referencia para mucha gente que tenía un rechazo a la política y a la militancia entendidas como retrógradas o incomprensibles o interesadas. Hubo todo un espacio en el que mucha gente encontró un lugar para sumarse, para luchar".
La historia de la Regional Santa Fe de H.I.J.O.S. estuvo atravesada por la colaboración con el movimiento piquetero de barrios como Santa Rosa de Lima, San Agustín, Barranquitas. También, por la cercanía al movimiento de mujeres. "Voy a mi primer Encuentro Nacional de Mujeres en 1988, antes de H.I.J.O.S. Eso siempre estuvo muy presente en nuestra regional". Otro rasgo característico, pero compartido con otras regionales del país: la potencia creativa y la horizontalidad para tomar decisiones.
Tras los primeros encuentros y la presentación pública de la Regional Santa Fe en septiembre de 1995, llegó el primer 24 de marzo del que H.I.J.O.S. participa colectivamente, en 1996. "Fue muy fuerte la movilización que hubo. Recuerdo haber bajado y que Marta Rodríguez, que era ex presa política, me abrazó y me dijo 'es la primera vez que me siento reivindicada como militante y ex presa política'", dice Puyol. "Es muy importante que H.I.J.O.S. dijera 'somos hijos e hijas de las y los desaparecidos, de las y los asesinados, de las y los ex presos políticos y de las y los exiliados de la última dictadura cívico militar'", agrega.
"El primer escrache fue en 1998 al genocida Víctor Hermes Brusa y el segundo en 1999 a Mario Facino. Fue innovador, vino a poner en discusión con mucha fuerza que acá no nos habíamos olvidado de lo que había pasado y que había una lucha por la búsqueda de memoria, verdad y justicia", dice la activista. "Eran intervenciones disruptivas respecto a la que pasaba en la vida política de nuestro país en ese momento".
Para Coutaz, "Los escraches fueron el momento más visible políticamente de hijos, de mayor impacto quizás. Pero la cuestión legal se mantuvo en paralelo desde el inicio. Había gente que estudiaba derecho, que se iba recibiendo y había siempre una comisión para seguir justamente con las cuestiones legales. Ahí se mezclaba un poco con la búsqueda de la identidad. Hubo un momento más marcado por los escraches, por la idea de buscar la condena social pero la otra parte no se abandonó nunca. Siempre fue una premisa la condena legal y efectiva".
Por eso la llegada de Néstor Kirchner a la Presidencia, la reforma de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, la declaración de inconstitucionalidad de las leyes de impunidad y la reapertura de los juicios fue -para Puyol- "un período muy fuerte para H.I.J.O.S". "Cuando decimos 'juicio y castigo', cuando decimos 'si no hay justiciam hay escrache', fue muy fuerte decir 'hay justicia, nosotros vamos a llevar a los genocidas a la justicia para que todos respondan por sus crímenes'. Eso fue constitutivo desde nuestros orígenes", cuenta la abogada.
La llegada del macrismo, en 2015, fue una señal de alerta para muchos derechos la sociedad creía conquistados. La marcha contra el 2x1 fue la expresión genuina del rechazo popular a regresar a la impunidad. Puyol analiza que "Junto con ese desmerecimiento a los organismos y a nuestra lucha, vino también una represión y una persecución indiscriminada ahí donde los organismos ponemos la mirada. No pudo avanzar más por la respuesta del pueblo argentino".
A 25 años, H.I.J.O.S. Santa Fe sigue activando por la Memoria, la Verdad y la Justicia. También aparece la pregunta por la memoria, y cómo sostenerla en estos tiempos. "La memoria es un ejercicio necesario en tanto y en cuanto es un desafío intelectual, ideológico, político. La memoria como instancia de pensamiento, de discusión, de acción política me parece necesaria", dice Coutaz.
Valeria Silva agrega "Por suerte tenemos militantes jóvenes en la agrupación, que siempre le ponen una chispa nueva. Seguimos con las mismas convicciones, seguimos pensando que 'como a los nazis les va a pasar'. Es más que un cantito: vamos a seguir con los juicios a los genocidas, con la búsqueda de nuestros hermanas y hermanos apropiados, y vamos a seguir adelante con la lucha por la memoria. Es una lucha menos tangible pero un campo de batalla no menos disputado. Para nosotros esa es una batalla muy importante".