Yo iba muy rimbombante por la vida porque el 2019 lo había terminado ilusionado con que lo peor ya había pasado. El año culminó con John Frusciante en los Red Hot Chili Peppers y Macri lejos. No iba a tener que escribir más siempre sobre lo mismo. ¿Qué podía malir sal, no cierto? Dosmilveinte. Eso podía malir sal. Y salió mal, muy mal. Peor que el diecinueve, aunque usted no lo crea.
Enero ya quedó viejo. ¿Se acuerdan que no terminaba más? Que todes andábamos apesumbrades porque era una mala tras otra. Al punto tal que más que un año nuevo, el mes pareció una apostilla del 2019. Como la reserva del tanque de nafta pero de 2019. Todo eso parece que pasó hace cinco años ya. Sí, así de malo fue lo que le siguió. Lo positivo es que ya estoy resignado y no me voy a andar desilusionando a cada rato: no espero nada bueno. O sí: que el Covid-19 mute, nos convierta a todes en zombies de una vez por todas y acabe con el peor de los parásitos que habitan el planeta, a saber, nosotres, la especie humana.
Porque para un apocalipsis zombie sí estoy preparado. Me vi no sé cuántas películas y series de zombies. Hasta llegue a la temporada 6 de The Walking Dead y todo. Pero estar aislado voluntariamente en mi casa sí que no me lo esperaba. Oficialmente, para fin de mes Lorraine se va a convertir en el ser vivo con quien más hablé en mi vida, desplazando al segundo lugar a Toronja, quien fuera mi primera gata. Esto, desde luego, habla mal de la humanidad y no de mí.
Al menos tuve la suerte de haberme mudado a principios de marzo a una casa con patio, así que no estoy tan encerrado. Y pude mudar todo antes de que se declare la cuarentena. De todas maneras, no sé si este era el momento más oportuno para mudarse a un barrio que está lleno de viejes mateando en la vereda. Este barrio para el coronavirus es una mina de oro. Y yo rodeado. Y encima que a la cuarentena les viejes mucha bola no le dan. Pero igual, la peor decisión que tomé no fue mudarme, fue darle de baja al cable cuando me mudé. Digan que por lo menos estoy acostumbrado a tomar malas decisiones, aunque ahora que lo pienso, y visto en contexto, no fue tan malo haber dejado medicina. Lo malo fue haberla dejado por Comunicación Social. A propósito, mi nuevo hogar queda tres cuadras por fuera del alcance de los deliverys de las birrerías de las que soy habitué. Pero bueno, me haría sentir culpa por les cadetes pedir comida, así que eso tan mal no está después de todo.
Y hablando de Comunicación Social, creo que es un excelente momento para replantear el rol del periodismo ante situaciones que ameritan relevancia, seriedad, rigurosidad y que eliminen de la grilla de una vez por todas los noticieros de Guillermo Andino. Qué manera de escuchar, ver y leer estupideces en la televisión que luego se replica en las redes. A excepción de las publicidades, todo lo que veo en Facebook, Twitter e Instagram tiene que ver con el coronavirus o con gente entrenando en la casa. O sea, haciendo la “cuarentrena”. No, no lo inventé yo, lo vi por ahí. Entre esas personas y quienes saquearon el papel higiénico de las góndolas solo para después filmarse pateándolo se debate el primer puesto de nueva gente que espero no ser nunca en mi vida. Y sí: llegué a los 10 jueguitos, ¿qué se piensan?
No faltaron las teorías conspirativas que le adjudican esta pandemia a algún plan maléfico de EE.UU. para quedarse con el monopolio del petróleo porque… y ahí es donde todo se vuelve Guillermo Andino. Yo no sé si el hombre llegó a la Luna. Tampoco sé qué tuvo que ver Bush con el atentado del 11S. Lo que sí sé es que hasta el momento no hay ni un solo país o mercado que se haya visto beneficiado con el Covid-19. De hecho, todo lo contrario. Están hablando de una catástrofe financiera, económica, política y social a nivel global inédita. Si hay una conspiración detrás de todo esto, tiene que haber sido encabezada por el creador del “Preguntados” porque en lo que va de la cuarentena jugué más partidas que en los últimos cinco años. ¿Selección natural? La tasa de mortalidad no es tan alta como para creer eso. Y está comprobado que si te morís es de vieje o de bolude. Como dijo mi amigo Weinbaum: “Se viene una selección natural rara, donde va a cambiar lo de la supervivencia del más fuerte por la del menos boludo.”
Si quieren creer en Mulder y Scully, les dejo una teoría con el mismo rigor científico y lógico que las predicciones de Nostradamus. Ahí va: la OMS declaró al coronavirus pandemia el 11 de marzo. El 11 de marzo es también la fecha del atentado a la estación Atocha en Madrid. España, y Madrid en especial, es uno de los lugares más afectados por la pandemia. Yo tengo ciudadanía española. Yo cumplo años el 11 de marzo. Al virus lo transmiten los murciélagos. Yo soy Batman.