El país que preside Lenín Moreno registra el peor índice de muertes por millón de habitantes de Sudamérica: 164,42. Lo sigue, lejos por ahora, Brasil, que tiene una muerte cada 80,50 habitantes. En términos absolutos, Ecuador tiene más de 27.300 casos positivos y 2.800 muertes.
A principios de abril las imágenes que llegaban desde Guayaquil, una de las ciudades más afectadas, eran dantescas: los enfermos morían en sus casas y sus familias, ante la falta de respuesta de Medicina Legal, desbordada por la emergencia, mantenían durante días los cadáveres dentro de sus hogares y luego los sacaban a las calles en bolsas, cajas o solo tapados con sábanas.
Aunque la curva de contagios y de muertes en Ecuador dejó de subir exponencialmente (como sí lo hace la de Brasil, Perú y Chile) la situación sigue siendo crítica, y la respuesta del gobierno de Lenín Moreno, a contramano de lo que sucede en gran parte de la región, fue anunciar un recorte del gasto público de más de 4000 millones de dólares para “enfrentar la grave situación financiera del país”.
El ajuste implica una reducción de la masa salarial de 980 millones, bienes y servicios por 400 millones y gastos de capital por 1.300 millones. El presidente anunció también la eliminación de siete empresas públicas, entre ellas la aerolínea TAME, que entrará en liquidación.