Resultados de una cuarentena tardía en el país trasandino: curva ascendente de contagios y muertes, hambre y protestas en las calles.
El 21 de marzo, mientras en Argentina transitábamos los primeros días del aislamiento obligatorio, el ministro de Salud chileno, Jaime Mañalich, rechazaba que su país siga los mismos pasos y decía: “¿Qué pasa si este virus muta hacia una forma más benigna? ¿Qué pasa si muta y se pone buena persona?”.
Casi un mes después, el presidente Sebastián Piñera seguía defendiendo la decisión de no declarar una cuarentena total, argumentando que no era sostenible en términos económicos. El Estado chileno se limitó a decretar el toque de queda en algunas regiones, pero no mucho más y por muy poco tiempo. “La situación se irá normalizando a medida que las circunstancias que la hicieron necesaria se hayan aminorado”, decía el presidente. Bueno, la situación no se normalizó, el virus no mutó, el Covid 19 sigue siendo malo malo.
El avance de los contagios llevó a que el 15 de mayo Santiago entrara en aislamiento. Pero los registros del país trasandino ya están entre los peores de la región: con casi la mitad de la población que Argentina, Chile tiene 42 muertes por millón de habitantes, mientras que nuestro país tiene 10.
Para evitar el camino al colapso que está siguiendo Brasil, el gobierno liberal de Piñera echa mano a medidas “socialistas”: el presidente anunció el reparto de dos millones y medio de canastas de alimentos para sectores medios y bajos, además de un bono similar al IFE argentino. Mientras, aparecen ollas populares aún en los barrios más chetos de Santiago, como Las Condes, y vuelven las manifestaciones a las calles, con represión incluida. “No es contra la cuarentena, es contra el hambre”, “estamos pasando hambre”, “necesitamos trabajar, necesitamos que llegue algo de ayuda”, pedían los vecinos de los barrios más humildes entre los palos y gases que la policía chilena acostumbra, también en tiempos de emergencia, a repartir entre sus ciudadanos.
Curva de muertes en fuerte ascenso
Este martes 26 Chile volvió a repetir el récord de 45 muertos en 24 horas, por lo que ya se superaron los 800 fallecimientos a causa del Covid 19. De ese total, 300 se produjeron solo en la última semana.
Los contagios también suben de forma sostenida: en el último día se registraron 3.964 nuevos positivos, por lo que el total desde el inicio de la pandemia asciende a 77.961, mientras que ya se notificaron 30.915 recuperados.
Con estas cifras, las autoridades sanitarias chilenas informaron que el sistema de salud está al borde del colapso, principalmente en la ciudad de Santiago. El subsecretario de Redes Asistenciales, Arturo Zúñiga, informó que hay 1.202 pacientes en la Unidad de Cuidados Intensivos, de los cuales, 1.029 se encuentran con ventilación mecánica, y 229 se encuentran en estado crítico. La ocupación de camas con respiradores a nivel nacional es del 86% y en la Región Metropolitana trepa al 95%.
"Estamos sin disponibilidad de camas críticas, no tenemos más respiradores, estamos al límite”, dijo Claudia Vega, jefa de la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital El Carmen. “En este momento estoy viendo qué cama se va a desocupar y tengo que elegir a la persona precisa, que sea la más indicada. Que Dios me ilumine en esto”.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) advirtió este martes que la trasmisión de Covid 19 "aún se está acelerando" en Brasil, Perú y Chile y pidió no flexibilizar las medidas de contención de la pandemia en la región.
Estos son los datos epidemiológicos de la pandemia de coronavirus en nuestro continente: