Cómo se organizan y cómo sobrellevan los efectos de la pandemia los productores de espectáculos en Santa Fe.
Productores de espectáculos de la provincia empiezan a tejer redes para sobrellevar la inactividad. Mientras esperan una mano del estado, se las arreglan como pueden: pagando con ahorros, con trabajos complementarios o pidiendo préstamos.
El parate obligado es un catalizador lógico para el armado de redes, así también lo cuenta José “Chengo” Altamirano, responsable de GO Producciones y de la programación de Tribus, que le contó a Pausa sobre los contactos con algunos de sus colegas de toda la provincia y con el Ministerio de Cultura, con el que venían charlando acerca de monetizar los espectáculos por streaming.
Producto de esas charlas fue que se aprobó, finalmente el 15 de mayo, el Protocolo de Higiene y Funcionamiento para Servicios Culturales y Artísticos. Básicamente, la provincia va a organizar conciertos a transmitirse por plataformas digitales, con los músicos tocando en salas públicas primero y, progresivamente, se asistirá materialmente a salas privadas para que adopten el método.
Algunas empresas, como Producciones Clandestinas, generan no menos de 40 puestos de trabajo, desde diseñadores hasta despachantes de bebidas: “Si multiplicás esa cantidad promedio por la cantidad de productoras de la ciudad y por la cantidad de espectáculos mensuales que se llevan a cabo, tenés un panorama desolador de muchas familias sin su ingreso”, expone el productor Martín Almozny. Según Marcos Castelló apuntó, en su calidad de senador, “hay más de 40.000 trabajadores y trabajadoras de la cultura” en la provincia.
En ese gran colectivo de laburantes, las disciplinas involucradas son muchas. Así lo detalla Chengo Altamirano: “En el caso de los que movemos estructuras de cierta importancia, nuestro trabajo mueve además de a los artistas a comunicadores, diseñadores, personal técnico o hasta la pata gastronómica, que no es nuestra área específica pero que sí está involucrada”.
“Esta situación expone una falta muy grande que tenemos en el ámbito cultural, que es la construcción institucional para contener a todos sus trabajadores”, es lo que dice Sofía Barrientos, la cabeza de Quimera Varieté de Arte Tribal.
Barrientos reconoce una falta de articulación en el sector, que tiene muchas materias pendientes en el camino a su formalización óptima: “Me parece que es tiempo de hacer una revisión grande, de qué es lo que estamos aportando y qué no, de qué manera lo estamos haciendo y qué es lo que nos gustaría”. De más está decir que ninguna contención económica alcanza a trabajadores de cultura en situación de precarización.
“La industria de la cultura y el espectáculo está muy golpeada. Fuimos los primeros en cerrar y no hay ninguna posibilidad de que no seamos los últimos en volver “, dijo hace algunos días por Futuröck uno de los productores más importantes de Latinoamérica, Daniel Grinbank. Si el panorama no es esperanzador para él, ¿qué le queda al resto? Por lo pronto, organizarse colectivamente.