La Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito lleva 15 años de lucha por el acceso a los derechos sexuales, reproductivos y no reproductivos. La palabra de las activistas, y un recorrido por su historia. ¿Qué pasa con el nuevo proyecto?
Si pudiéramos esbozar una historización reciente del movimiento feminista argentino, seguramente diríamos que el 2018 fue el año de la marea verde. A veces tenemos la suerte de que nuestras biografías particulares coincidan con un momento histórico: bajo la llovizna intermitente en Buenos Aires, la expectativa se compartía al nivel de lo masivo. En esa plaza, ese 9 de agosto, cada desconocida era una compañera. Y todas esperábamos lo mismo.
Fue cuando más cerca estuvimos de tener la ley: por primera vez, el proyecto contaba con media sanción de la Cámara de Diputados. Todavía duraba la alegría infinita de aquel 14 de junio, cuando a las diez de la mañana la votación marcaba un paso adelante en la historia.
Pero ese camino empezó mucho antes. Con la herencia de la segunda ola del feminismo -que en los años 70 veía en la píldora anticonceptiva una instancia de autonomía- a la salida de la democracia, la lucha por la ley de divorcio y el inicio de los Encuentros Nacionales de Mujeres, fogonearon la discusión sobre el concepto de “madre” como sinónimo de "mujer" (y viceversa).
“Empezamos a trabajar la idea de la separación de la sexualidad y la reproducción, a hablar del embarazo no deseado, pero en grupos muy acotados”, recuerda la activista feminista Marta Fassino sobre aquellos años. “Un hito muy importante fue 1990, cuando se instauró el 28 de septiembre como Día por la Despenalización y Legalización del Aborto en América Latina y el Caribe”. A principios de 2000, fue el tiempo de pelear la ley del Programa de Salud Sexual y Procreación Responsable, en la provincia y en el país.
Pero fue en Rosario, en 2003, donde esas luchas comenzaron a encontrar una síntesis. En el Encuentro Nacional de Mujeres de ese año por primera vez se utilizó el lema integral: "educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir".
El 28 de mayo de 2005, la Campaña se presentó formalmente, ya con los pañuelos verdes que -con el correr de los años- le darían color a la lucha feminista en Argentina. Ese año finalizaría con una masiva marcha por el derecho a la interrupción del embarazo en la ciudad de Buenos Aires.
De a poco se fueron organizando en los Encuentros Nacionales de Mujeres los talleres de Estrategias para la Legalización del Aborto, espacios de discusión federal que también fueron sostenidos y alimentaron a la Campaña. A través de las plenarias nacionales, comenzaron a articularse las ideas que se convertirían en los proyectos de ley que activistas de todo el país llevaron al Congreso. El primero fue presentado en 2007.
Los primeros años
Mabel Busaniche recuerda de esos primeros años las juntadas de firmas y los “mesazos”: mesas donde se reunían adhesiones de la ciudadanía para el proyecto de ley. “Íbamos a la UNL cuando se hacían los festivales, íbamos a calle San Martín, juntamos un montón de firmas. La primera época fue de muchísimo activismo”. Mabel es educadora popular y una de las pioneras de la Campaña; de la cual destaca el aspecto estratégico de una propuesta integral que siempre incluyó el aspecto educativo.
"Para muchas personas, el cuerpo es el lugar de sufrimiento, de sometimiento y dominación, pero desde la perspectiva de la educación sexual integral, el cuerpo es ante todo territorio de soberanía del sujeto. Si bien las transformaciones culturales no pueden darse en forma aislada, sí puede tornarse como una institución que rompe con el status quo. La interrupción voluntaria del embarazo parte del ejercicio de la soberanía corporal de las personas con capacidad de gestar, exige su empoderamiento y el reconocimiento de un proyecto de vida dentro del cual esté contemplada la opción", explicó Busaniche en 2018, en el Senado.
En 2007, la muerte de Ana María Acevedo signó la historia del movimiento feminista en Santa Fe, y la historia misma de la Campaña. La joven verense que murió en el hospital Iturraspe luego de que se le negara el aborto legal que le correspondía por una ley vigente desde 1921 se convirtió en un emblema de la defensa del derecho al aborto como una cuestión de justicia social. Durante esos años, la Multisectorial de Mujeres de Santa Fe acompañó a la familia de Ana María, a su mamá Norma Cuevas y a su papá Aroldo, en la causa judicial y en el reclamo permanente de justicia. Cinco años después, en relación al caso F.A.L., la Corte Suprema de Justicia de la Nación dejaría claras las condiciones de acceso a los abortos ya legales.
“Lo que en los años 70 estaba disperso se consolida a partir de nuestra organización nacional en los ENM, y el espaldarazo lo da el Fallo F.A.L. en 2012, que pone en el debate nacional este tema. En 2015, con la conformación de Ni Una Menos, muchas jóvenes se sumaron al activismo por la legalización del aborto”, piensa Fassino.
Mirtha Manzur, militante de la Multisectorial de Mujeres de Santa Fe, afirma: “Pudimos instalar tres objetivos. Primero, educación sexual para decidir tu vida. Y luego de eso, anticonceptivos para no abortar. Y de última, aborto legal, seguro y gratuito para no morir”. Chola Manzur, histórica compañera de la Campaña recuerda la vez que fueron a la cancha de Colón, en 2008, a visibilizar la injusticia cometida un año antes contra Ana María Acevedo. "Cruzamos la cancha, había muchas compañeras. Yo iba del brazo de Dora Coledesky", otra histórica del movimiento.
Esa actividad fue una de las acciones de visibilización del aborto que emprendió la Campaña, cuando la palabra se decía muy bajito. “En la Campaña hubo unas estrategias muy interesantes, como el ‘Yo aborté’, donde muchas mujeres salieron a contar en las redes que alguna vez en su vida habían abortado. Entonces descubrimos que negar el derecho al aborto era una deuda de la democracia con todas las mujeres”, cierra Manzur.
Por su parte, Lucila Puyol, que también participó en la Campaña desde sus inicios, resume la impronta de la marea: “Somos el movimiento político más contestatario y revolucionario de los últimos años”. “Pusimos la discusión del aborto sin miedo, sin vergüenza, con convicción, coraje y militancia. Con las socorristas que ponen el cuerpo para acompañar a otras mujeres, con las intelectuales que dan cátedra sobre perspectiva de género y con las militantes de los barrios, las calles, los tribunales y las casas”, expresa.
Puyol describe la potencia militante que dio vida a la Campaña: “Están las pibas, que vinieron a darlo vuelta todo, que usan orgullosas el pañuelo verde en la mochila, en la muñeca, como adorno en la cabeza y hasta de tobillera. Se visten como quieren, se pintan con glitter, se ríen desprejuiciadas, se toman de la mano, se besan. Marchan abrazadas, amontonadas, esperanzadas". "La Campaña es todo eso porque vino a revolucionar el feminismo”, afirma por último.
Quince años después
A quince años de lucha, la demanda feminista de aborto legal insiste en el Congreso de la Nación. El octavo proyecto fue ingresado en 2019, construido como los anteriores: cada artículo fue discutido en forma horizontal, intergeneracional, plural y federal por compañeras de todo el país. Aún espera ser tratado por el Congreso, que en aquella madrugada de llovizna en Buenos Aires le negó el reconocimiento de un derecho al millón de mujeres, lesbianas, travestis, trans, gays y no binaries que esperaban afuera.
En 2020, por primera vez, un Ejecutivo Nacional también está dispuesto a presentar su proyecto, lo cual alienta la esperanza de que el tema vuelva a ser discutido. En la Apertura de Sesiones Ordinarias de este año, el Presidente Alberto Fernández confirmó su decisión de enviar un proyecto de ley de legalización del aborto voluntario.
La pandemia demoró la presentación, que estaba prevista para marzo. Desde el gobierno hay un profundo hermetismo respecto al contenido del proyecto, pero en las últimas semanas, Fernández ratificó su decisión en una entrevista televisiva.
En el Día Internacional de Acción por la Salud de las Mujeres, hoy la Campaña celebra quince años de una historia compartida. "Levantamos con orgullo nuestros pañuelos verdes que simbolizan la vida, no como mero dato biológico, sino como un horizonte de autonomía, plenitud y dignidad. Ese es nuestro proyecto: imaginar y construir un futuro de verdadera igualdad para todas las mujeres, lesbianas, bisexuales, travestis, trans e intersex que habiten o quieran habitar el suelo argentino. Por eso, hasta que sea ley, hasta que ya no haya más muertes ni cárcel por abortar en nuestro país, seguimos en pie de lucha", expresa en su declaración por el aniversario.
Quizás, a quince años de aquella primera marcha masiva en Rosario, sea hora -por fin- de que el Estado argentino reconozca la plena ciudadanía de las personas gestantes en nuestro país. Quizás sea hora, por fin, de que el derecho humano al aborto voluntario sea ley.