La escritora madrileña nacida en 1960 propone microhistorias absolutamente verosímiles.

Las penurias provocadas por la dictadura de Franco son el motor de una serie de episodios escrita por Almudena Grandes, en la que sus personajes de ficción se cruzan con la historia real.

Cuando lo que impera es un orden autoritario, una opresión que cala en el cuerpo en forma de miedo, una norma cruel que arroja a mujeres y hombres a la desolación, el desastre y la soledad, cualquier acto de sobrevivencia y de supervivencia no es otra cosa que una resistencia. Una resistencia política, aunque no siempre sea consciente. Así lo ilustra con un don literario privilegiado Almudena Grandes, la autora de “Episodios de una guerra interminable”, una saga de seis novelas que se propone exponer 25 años de dictadura franquista, desde el fin de la Guerra Civil Española hasta 1964.

Para ello, esta escritora madrileña nacida en 1960 conjuga los hechos de la Historia (con mayúscula) con los hechos de la historia (con minúscula) a partir de protagonistas de ficción que se abren paso entre sucesos y personajes reales. Son microhistorias absolutamente verosímiles que logran potenciarse e interpelar a quien lee por la cercanía y el costumbrismo que cada criatura de este universo español demuestra al hablar en un contexto social, político y cultural en el que las disputas por el poder, sus abusos y sus delaciones desparraman desgracias. Así, la autora sale a desafiar la idea del olvido, de romper con la intención de dejar atrás 40 años de régimen para seguir adelante –según ella mismo ha expresado en varias entrevistas– y otorgarle sentido a la memoria.

La invasión

Bajo ese cometido, todo comienza con “Inés y la alegría” (2010) en una Madrid convulsionada que rescata de su letargo a una joven que acaba de cumplir 20 años, hija de una familia de la alta burguesía de derecha. Su nombre es Inés Ruiz Maldonado, quien pasará a la militancia activa en las filas de “los rojos”, luego será encarcelada, rescatada por su hermano falangista, depositada en un convento y, tras de una drástica decisión, confinada a la casa de este hermano. Su deseo de libertad la impulsa a seguir en marcha. Así se anoticia por medio de la radio Pirenaica de que en pocas horas habrá una invasión que podrá cambiar el destino de su país. Con cinco kilos de rosquillas, una pistola y un caballo, huye y llega al cuartel general del Ejército de la Unión Nacional Española en Bosost, la base de operaciones de lo que se conocerá como la invasión del Valle de Arán (19 de octubre de 1944). Esto fue un hecho real despreciado por la Historia, que seguía el anhelo de hacer caer a Francisco Franco mientras los aliados le ganaban terreno a Adolf Hitler.

Las Tres Bodas de Manolita

Con alegría (algo que parecía que nunca sentiría), Inés se convierte en la cocinera del cuartel, conoce al comandante Galán, de quien se enamora, y entabla amistad y fuertes lazos de solidaridad con personajes revolucionarios no solo en lo político, sino en su modo de vivir por aquellos años. Tal es el caso de Montse, una joven de pueblo que con firmeza plantea: “Lo que sí sé es que no me gusta que me digan lo que tengo que hacer, ¿sabes? Y que estoy hasta aquí —y se llevó dos dedos a la cabeza para apresar un mechón de pelo entre las yemas— de que todo sea pecado, de que todo esté prohibido, y de que todo el mundo tenga derecho a meterse en mi vida”. El reto será, entonces, enfrentar las prohibiciones y el mandato del pecado.

Gracias a la líneas narrativas que despliega Grandes, quienes parecen personajes secundarios toman el centro de la escena cada vez que se tira del hilo de sus propias vidas y, de ese modo, las paralelas se unen en una misma época. Y así también, es posible conocer figuras históricas, como Jesús Monzón (el mentor de la operación del Valle de Arán) y de Dolores Ibárruri Gómez, “la Pasionaria”, ambos dirigentes del Partido Comunista de España, que dialogan con los personajes de ficción estableciéndose una relación sólida que bien sabe reforzar las virtudes del género de la novela histórica.

La niñez

Ya en 1947, la Guardia Civil ejerce una terrorífica represión en todas las zonas donde la guerrilla tiene focos. La Segunda Guerra Mundial ya terminó y los ganadores no fueron aliados, justamente, de quienes debieron resistir en el frente español. Y es en ese momento, en una casa cuartel de Fuensanta de Martos crece Nino, el hijo de un guardia civil, que no será otro que “El lector de Julio Verne” (2012). Pared de por medio, cada noche este niño escucha gritos sabiendo que del otro lado de la pared ocurre algo horrible de lo que no se puede hablar: son las torturas. Nino va y viene del pueblo al monte y se hace amigo de Pepe el Portugués, un muchacho de cuyo pasado poco se sabe, aunque el pequeño logra descifrarlo a instancias de su inocencia. Y más tarde, resolver si “los rojos” son los buenos o los malos de la película que nadie le quiere contar. Aquí, la escritora construye un hecho narrativo relevante: cómo las infancias crecen en tiempos de miedo, entre cosas inexplicables.

La cárcel

Otra galería de personajes que bien habla del miedo son los que se despliegan en “Las tres bodas de Manolita” (2014). Su protagonista, Manolita Perales, es una adolescente cuando queda a cargo de dos hermanas y dos hermanos pequeños, finalizada ya la Guerra Civil, con un padre preso (y luego fusilado), un hermano mayor escondido en un tablao (Antonio) y su casa expropiada. Sin erudición, pero con el tesón que desafía todas las adversidades se las arregla para pelearle al hambre y ser una de las tantas mujeres que forman fila en la cárcel de Porlier. Allí traba amistad con otras hermanas, hijas, esposas y novias que atraviesan el control policial para ver a esos hombres cada vez más delgados, débiles y desmoralizados. En esta tercera novela de la saga, el abuso sexual, la prostitución, el sexo a cambio de una libertad con límites y la obligación de pagar sobornos para conseguir algo de dignidad son algunos de los ejes de una trama coral. “Puta la madre, puta la hija, puta la manta que las cobija…”, dicen las malas lenguas sobre la abuela y la madre de Eladia, una bailaora que apoya con ímpetu el tacón dejando en claro que no permitirá que nadie se sobrepase con ella. Su amigo y protector es La Palmera, un bailaor que llegó de Sevilla a Madrid con la panza vacía y el desprecio de su familia por ser homosexual. Entre amores imposibles y otros que nacen como la simple esperanza que puede suscitar el cuarto pestilente de una cárcel, Manolita, sus amistades y su familia resisten en el terreno de la pobreza y la condena social.

Inés y la Alegría

El hecho verídico que inspira el argumento de “Las bodas…” es la experiencia de Isabel, la hermana también adolescente de Manolita, que con mucha ilusión por aprender a leer y escribir accede –junto con la más chiquita de familia Perales– a ir a un colegio tutelado por monjas en Bilbao. Este era un “beneficio” que brindaba un decreto de 1940, por el cual los huérfanos de guerra y los hijos con presos podían solicitar una plaza en esas instituciones. Lejos de encontrar un plato de comida, abrigo y lectoescritura, Isabel y sus compañeras fueron sometidas a cumplir con trabajos forzados. De esa manera, habrían de purgar la pena de sus padres y madres.

A modo de síntesis, Inés, Nino y Manolita ven la caída de Franco y llegan a ser mayores con una férrea certeza: esa democracia que tanto tardó en llegar no hubiera sido posible sin la fortaleza, sacada del dolor, la soledad y la tristeza, de personas que se enfrentaron al régimen desde la cotidianeidad, en el día a día y con lo puesto.

Continúa

La serie “Los episodios…” continúa con “Los pacientes del doctor García” (2017), obra dedicada a poner sobre relieve la red de evasión de jerarcas nazis dirigida por Clara Stauffer, que se localiza en Madrid y en Buenos Aires entre 1945 y 1954; “La madre Frankenstein” (2020) sobre lo que ocurría con las mujeres alojadas en el manicomio de Ciempozuelos a mediados de la década del 50 en una España totalmente nacionalcatólica, y la última obra “Mariano en el Bidasoa”, en proceso de escritura. Para la concreción de este proyecto literario, la consagrada Grandes se apoyó en “Episodios nacionales”, de otro novelista español, Benito Pérez Galdós (1843–1920).

Más novelas de Almudena Grandes: “Las edades de Lulú” (1989), “Te llamaré Viernes” (1991), “Malena es un nombre de tango” (1994), “Atlas de geografía humana” (1998), “Los aires difíciles” (2002), “Castillos de cartón” (2004), “El corazón helado” (2007) y “Los besos en el pan” (2015).

Un solo comentario

  1. Su nombre lo dice todo "Grandes" ya he comprado10 de sus libros.Conocer los horrores de la Guerra Civil Española me ha hecho caer varios lagrimones .una pena su muerte.Abrazos desde Chile

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