Abusaron de las arcas del Banco Nación, estafaron a los productores rurales, enajenaron el complejo cerelearo exportador más grande del mundo y, además, figuran en lista de acreedores. Una radiografía de los 97 endogámicos accionistas (y directores) de Vicentín que le quieren cobrar deudas al muerto que mataron.
Tuvieron cuatro años ideales para su negocio. Cosecharon ganancias inmensas, escalaron velozmente dentro del mercado. Sin embargo, en 2019, todo junto y a la vez, le sacaron más de 18 mil millones de pesos al Banco Nación –de forma completamente irregular–, vendieron el 16,67% de sus acciones en Renova, perdiendo el control del complejo cerealero exportador más grande del mundo en manos de la extranjera Glencore y, a los dos días, el 4 de diciembre, se declararon en stress financiero, por lo que dejaron 1895 deudas con productores agropeacuarios y 586 con proveedores de bienes y servicios, sin contar ratoneadas como no pagar impuestos en comunas perdidas del norte provincial o seguir endeudando a la empresa con la misma Renova que acababan de soltar, por 629 millones de pesos impagos entre el 2 de diciembre –cuando vendieron las acciones– y el 6 de febrero de 2020, cuando la joda se cortó después de Gagliardo Agrícola Ganadera –siete millones de muerto– se presentara en tribunales rosarinos con pedido de quiebra. El directorio y los accionistas de Vicentín son los únicos responsables del vaciamiento de esa empresa y, aún así, se presentaron en la convocatoria de acreedores reclamándole a Vicentín que les pague $349.781.932. Hasta la propia Vicentín SAIC se presentó como acreedora de... Vicentín SAIC, por $1.430.050, llevando esta farsa hasta los $351.211.982 reclamados al muerto por aquellos mismos que lo mataron.
Sobre la deuda total de la empresa, que supera los 99 mil millones de pesos, esas acreencias son un monto mínimo, aunque es ineludible señalar el absurdo. Y observar, en sus detalles, que a eso que hoy se defiende como una esforzada empresa familiar se lo puede caracterizar mejor como una horda de saqueadores hijos de primos.
Todos con todos
De los 97 acreedores accionistas de Vicentín, 13 familias explican los mayores montos reclamados, encarnados en 80 acreedores. Ese es el primer trazo, que abre a muchos equívocos, porque entre esas 13 familias prácticamente no hay forma de que no haya cruzamiento.
De esas 13 familias, sólo los Paduan, los Colombo y los Roeschlin (que suman juntas apenas siete acreedores) no tienen relación con las demás. Después, es una de darse todos con todos. Al punto en que es difícil saber quién es qué en función de ordenar qué monto se debe a cada familia. Olga Vicentín de Rodríguez, que reclama más de 65 millones, ¿es Vicentín o es Rodríguez? Los Rodríguez –que son cuatro personas– reclaman en conjunto $17.932.177, muchísimo menos que los más de 217 millones que reclaman los Vicentín en su conjunto (30 vampiros sedientos). Sin embargo, Olga Vicentín de Rodríguez vive en Iturraspe 732, según declara en su legajo del concurso de acreedores, misma dirección que declaran tres de los cuatro Rodríguez: Alejandro Gonzalo, Mariana Isabel y Nazarena María.
Entonces, Olga ¿es Vicentín o es Rodríguez?
Misma se situación se repite continuamente entre las principales familias que se presentan como accionistas acreedoras, Vicentín, Gazze, Paduan, De Prato, Buyatti, Rodríguez, Nardelli, Boschi, Alal o Padoan (sí, hay con u y con o). La principal vía de entrada al grupo, obviamente, es a través de Vicentín. Largamente ha estudiado la antropología el tema del intercambio de hijas y bienes, aquí tiene un caso de colección. Si bien hay cruces que no implican a los Vicentín –por ejemplo, María Virgina Gazze de De Prato, que quiere llevarse $14.136.027–, los Vicentín han hecho familia con los Nardelli, los Rodríguez, los Boschi, los Hacen, los Alal, los Torossi, los Padoan y los Buyatti. Todas esas familias cruzadas con los Vicentín hacen el aporte de sus propios accionistas acreedores. Por eso sólo 13 familias explican a 80 de los 97 acreedores accionistas.
Así es como se ve la torta si las mujeres quedan del lado de su familia de origen.
Y así se ve si las mujeres quedan del lado de las familias de sus esposos.
El directorio
No sólo tener familia directa con los Vicentín es el camino principal para ser accionista (y ahora acreedor), sino que también era casi la única vía para acceder al directorio. La empresa estaba manejada por 16 directores titulares, de los cuáles sólo Alberto Julián Macua y Martín Colombo no tiene relación directa con ninguna de las otras familias. Después hay un Nardelli, seis vicentines, una Vicentín-Boschi, una Boschi, un Gazze, tres Padoan y un Buyatti.
Pese a ser director, Colombo le reclama poco más de 304 mil pesos de acreencias a la empresa. Junto con Hernan Roberto Vicentín, Oscar Silvio Vicentín, Norma Susana Vicentín de Boschi y Alberto Ángel Padoan, Alberto Julián Macua pertence al reducisímo grupo de dignos que no le reclaman ni un peso a la empresa que reventaron. Cabe destacar un directorio tiene una responsabilidad muy diferente respecto a la de los accionistas. El directorio maneja la empresa, el accionista sólo obtiene dividendos.
Junto con Colombo, hay otros 10 integrantes del directorio general que, además, quiere llevarse un último cuarto de libra de carne. Ellos son Pedro German Vicentín ($20.172.428), Sergio Manuel Nardelli ($15.493.877), Rubén Darío Vicentín ($10.410.058), Daniel Buyatti ($5.527.558), Yanina Boschi ($5.278.725), Roberto Oscar Vicentín ($4.987.430), Sergio R. Vicentín ($3.196.771), Roberto Alejandro Gazze ($1.210.223), Máximo Javier Padoan ($444.021) y Cristian Andrés Padoan ($269.001). En total, los capitanes de este naufragio quieren sacarle $67.294.469 al barco que hundieron.
Así es como se ve la estructura completa de este entramado de vampiros, que fueron defendidos a vivo banderazo el 20 de junio. Si se ve mal en el celular, ponelo horizontal.