Rescate o expropiación, una que cantemos todes aunque puteen les otres

Si el juez del concurso acepta la propuesta de intervención no habrá expropiación, pero el control será estatal de todos modos según el presidente de la Nación.

Falta de cálculo político interno, voluntad de encontrar una salida. No hacía falta exponer las fracturas internas y los límites reales de la conducción de Alberto Fernández. Sin embargo, el presidente promete que en una futura empresa mixta “los Vicentín se van a ir de la empresa, no hay marcha atrás”.

“Yo aprendí de la 125 que cuando uno va por todo, corre el riesgo de quedarse sin nada”. Alberto Fernández, Infobae, 17 de julio de 2018.

El anuncio de expropiación careció de cálculo pero Alberto sostiene su convicción. Los gobernadores de la zona núcleo pampeana nunca estuvieron de acuerdo y trabajan en otra cosa. Sus diputados no iban a votarla. La derrota de la 125 es para las fuerzas progresistas lo que la híper a todes les argentines: un trauma insuperable del que parece difícil aprender. Gabriel Delgado no es interventor sino veedor. No habrá comando pero sí auditoría de operaciones. No habrá expropiación sino rescate. La propiedad mixta no es mala pero la conducción del conflicto sí. Alberto no es Néstor ni tenía porqué serlo. Hechos no interpretaciones.

Ante todo entreguemos una de las conclusiones de la nota: no hacía falta exponer estas fracturas internas ni los límites reales de la conducción de Alberto Fernández. Vicentín es una empresa testigo y no deja de ser un caso testimonial acerca de las posibilidades reales del Frente de Todos de operar sobre la realidad, de enfrentar con éxito a los poderes que nos prestan el país para vivir como argentines. Y nuevamente se nota demasiado, cuando no se hacen los números crudos y reales a priori, cuando no hay una estrategia unificada ni coordinada para enfrentar una correlación de fuerzas opositora que incluye a referentes de la propia tropa y citando al presidente cuando “no se va por todo” corrés el riesgo de quedarte sin nada o deslucir hasta transformar en una derrota política una salida que se parece mucho a la propiedad pública no estatal con participación de productores, impulsada por el ala más progresista del Frente de Todos.

En una nota publicada el 2 de noviembre de 2019, a días de la primera vuelta electoral que sepultaba la continuidad de Cambiemos, en este mismísimo y esencial periódico nos preguntábamos qué sería el gobierno del Frente de Todes y nos animábamos a caracterizarlo desde el título: ¿Policlasismo de clase? En un párrafo en el que anticipábamos una complicación cantada de antemano y que prefiguró la disputa abierta con Paolo Rocca y Techint o la banca privada para la asistencia a empresas para rescatarlas de la pandemia, decíamos lo siguiente:

"El punto siempre será: ¿para qué vas a fustigar a Bonelli, a los Mitre, a Magnetto, a los formadores de precios, al Partido Judicial, al anarcocapitalismo financiero y a la Embajada de los Estados Unidos si no vas a ir a fondo contra sus privilegios y posiciones de clase? ¿Porque no te da la correlación de fuerzas? ¿Porque te deja a media de cuadra de un socialismo nacional que nadie quiere ni entiende? ¿Porque sos policlasista? Y entonces ¿para qué tirás piedras?"

 

¿Policlasismo de clase?

Rocca y Nicolás Caputo despidieron a 2130 trabajadores en total, a pesar del decreto 329/20 que prohibía semejante cosa. Luego el presidente los calificó de miserables y de no ser solidarios con el esfuerzo del gobierno y el pueblo argentino en condiciones excepcionales. Los despidos se ratificaron sin sanción alguna y en una reunión para descomprimir una tensión que debió haber sido calculada y sostenida desde las convicciones políticas, el presidente selló un compromiso verbal (con un empresario que no cumple regulaciones escritas) de “tirar todos para el mismo lado”. Y este recálculo o reajuste de la bravura –como el anuncio de expropiación del Grupo Vicentín– desató una lluvia de festejos y memes nacionales y populares que quedaron en offside, adelantados a la última línea defensiva o primera ofensiva del gobierno, como un colchón de papelitos virtuales esparcidos sobre una cancha donde se sigue jugando el partido, otro partido.

Esto de gritar goles cuando la pelota está en el aire pero no adentro del arco o de festejar córners a favor como los cruces verbales entre el presidente o miembros del gabinete y periodistas opositores que no leen la Constitución, desgasta la potencia de la imagen presidencial más allá de las encuestas de imagen que siguen dando muy bien. Desalientan a los más pintados mostrando con total crudeza los duros límites del posneoliberalismo. Miserable pasó a ser “la actitud”, no Rocca y no sería expropiación sino rescate. El presidente dijo no tener vocación expropiadora, la autora del proyecto anunciado, Anabel Fernández Sagasti bajó el perfil y declaró que el proyecto “no es ideológico”; así las cosas queda para la anécdota la tozudez transformadora de Néstor Kirchner saliendo de la derrota de la 125 por arriba y militando personalmente los votos que no tenía para sancionar el matrimonio igualitario (una gesta contra toda lógica y con Francisco Bergoglio movilizado feligreses y denunciando una cruzada del demonio “destructiva del plan de Dios”).

Un maridaje con historia: Peronismo y Expropiación

Cuando todavía el proyecto de declaración de utilidad pública y expropiación tenía seguro destino parlamentario, el blog Nestornautas publicaba una nota rigurosa que aportaba hechos concretos a un ruidoso debate interno acerca de si el peronismo era o no “estatista” y “expropiador”, si éstas notas estaban en su complejo ADN. Allí se dice que más allá del pragmatismo oscilante de derecha a izquierda “el peronismo cuando tuvo que expropiar expropió” y no fueron uno o dos casos sino muchos y sin contabilizar la creación del IAPI, la nacionalización del comercio exterior, del Banco Central y los depósitos bancarios del primer peronismo (no son técnicamente expropiaciones), el de Perón y los años felices.

Enumeración no exhaustiva pero suficiente:

 Se expropiaron grandes extensiones de tierras rurales a familias tradicionales (Patrón Costas, Unzué de Alvear, Estragamou, Álzaga y Pereyra Iraola) en línea con el artículo 38 de la Constitución del 49, luego derogada por la revolución fusiladora.

Para planes de turismo social popular, se expropió la estancia Isabel de Chapadmalal de la familia Martínez de Hoz y se construyó un complejo que aún existe y 24 chalets sobre la playa de los Ingleses de Mar del Plata. Lo mismo hizo en Sierra Los Padres y Río Tercero para construir centros de turismo accesibles a las clases populares.

Además de la compra de ferrocarriles a británicos y franceses, el primer peronismo se hizo de varias empresas vinculadas a esos capitales: empresa de transporte Villalonga y Furlong, el Puerto de Dock Sud, los de Ingeniero White y Bahía Blanca (precisamente un ente público no estatal con un directorio donde confluyen estado, privado y sindicatos) y el de Ibicuy (Entre Ríos).

Para extender la jurisdicción de los Parques Nacionales expropió miles de hectáreas en Neuquén (alrededor del Lago Nahuel Huapi).

En 1950 se creó Aerolíneas Argentinas sobre la base de la expropiación de empresas privadas como FAMA, ZONDA, ALFA y Aeroposta.

Haciendo base en la expropiación de la Unión Telefónica (subsidaria local de la poderosa multinacional ITT) se crearon AMTEL y luego ENTEL.

Quedan fuera, entre otras, las expropiaciones de las empresas del Grupo Bemberg y la polémica cesión del diario La Prensa (cuya defensa parlamentaria fue conferida al joven diputado John William Cooke directamente por Evita). Nótense sin embargo los apellidos afectados, muchos de los cuales fueron ayer y hoy son integrantes del selecto círculo rojo que le marca la cancha no sólo al Frente de Todes sino a todos los gobiernos peronistas o “populistas” que amenazan sus históricas posiciones de privilegio. Es cierto que Perón tuvo la misión de construir algo que no existía, un país que nunca había sido, la piedra de toque que cambió para siempre la historia argentina y maldice abiertamente Juntos por La Fuga; pero sin esas expropiaciones el peronismo no hubiese sido lo que fue y forman parte de su caja de herramientas original, un instrumento legítimo para concretar sus convicciones políticas. Decir otra cosa no sólo es absurdo o malintencionado sino faltarle el respeto al máximo líder histórico del peronismo, ignorar o falsear la historia tal como Cristina Pérez ignora o falsea la Constitución Nacional.

Lo que queda y lo que viene

Dicho esto, con muchos teléfonos de funcionarios o empresarios apagados (o pedidos de paciencia “hasta que aclare”) y en medio de un sinfín de trascendidos acerca de la suerte del DNU y un proyecto de ley que aún no aterrizan en el Congreso, sigamos con hechos antes de opiniones. La veeduría que ejercerán Gabriel Delgado y Luciano Zarich los aparta de tomar decisiones de conducción operativa del Grupo pero les permite acceder a la documentación necesaria para deslindar responsabilidad y probar conductas delictivas en el manejo de Vicentín SAIC; asimismo el Directorio que fue testigo y partícipe del vaciamiento y defaulteo (con Sergio Nardelli, Cristian Padoán y Sergio y Pedro Vicentín, protegiendo los negocios y buen nombre de sus familias) vuelve a sus funciones habituales para hacerse cargo del Grupo. La salida impulsada por el gobernador Omar Perotti es de capitalización de acreencias públicas y privadas para conformar una empresa de gestión mixta, en cuyo directorio se integren los actuales directores, el estado provincial, nacional (a través de YPF Agro), los productores y acopiadores estafados. Es superadora y está muy cerca de la propuesta impulsada por varias de las fuerzas que integran el Frente y lo tensionan por izquierda, pero que contrastada con el impulso original, sabe a retroceso.

Radiografía de la familia caradura: cómo los Vicentín son acreedores de Vicentín

El presidente asume que esta modalidad es una alternativa superadora a la propuesta original que él mismo anunció el 8 de junio, pero que, incluso con los banderazos del tercio irreconciliable y antiperonista poblando calles y rutas : “los Vicentín se van a ir de la empresa, no hay marcha atrás”. “Me pedían que escuche opciones y los escuché, el Estado va a hacerse cargo de Vicentín, ya sea vía intervención judicial pedida por el gobierno de Santa Fe al juez del concurso, o vía expropiación”.  Todo fuerte, todo tenso, ¿todo líquido?

Este es el estilo del momento, este peronismo del Siglo XXI que avisa con tiempo, acomoda en el camino, se hace cargo de cacerolas y operaciones mediáticas, recalcula y sorprende a propios y extraños para sostener la pregunta original: ¿esto será policlasismo de clase? ¿Será finalmente posible?

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