Junio de 2010. Edición Nº56 de Periódico Pausa. La Cámara de Diputados de la Nación ya había dado media sanción a la Ley de Matrimonio Igualitario y, en pocos días, llegaría al Senado. En las calles -en las iglesias, en los colegios confesionales- se recrudecía el accionar conservador y moralista. Solicitadas, marchas, sermones desde los púlpitos cada fin de semana, en cada rincón del país. El supuesto resguardo a un orden natural de familia y amor no resistía mucho análisis, pero Juan Pascual lo hacía en esta de nota opinión. Esa familia normal, la familia de los normales, era la menos común de las familias y, por lejos, un tipo de familia que no garantizaba, en lo más mínimo, lo básico para darle forma y calidez a ese nido llamado hogar: el amor, el deseo, la alegría, la libertad.
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