El gobierno nacional pagará 54,8 dólares por cada 100 de deuda que dejó el macrismo con acreedores privados. El acuerdo se viene gestando desde el inicio del gobierno de Fernández. Argentina ahorrará casi 30 mil millones de dólares gracias a la negociación.
La cartera que conduce Martín Guzmán informó que llegó a un acuerdo con los representantes del Grupo Ad Hoc de Bonistas Argentinos, el Comité de Acreedores de Argentina y el Grupo de Bonistas del Canje y otros tenedores, que "les permitirá a los miembros de los tres grupos de acreedores apoyar la propuesta de reestructuración de deuda de Argentina y otorgarle a la República un alivio de deuda significativo". Para llegar a este acuerdo, el Gobierno "ajustará algunas de las fechas de pago, sin aumentar el monto total de los pagos de capital o los pagos de interés" que el Estado se compromete a realizar, "y mejorando al mismo tiempo el valor de la propuesta para la comunidad acreedora".
Por izquierda se señalará que el gobierno no investigó nada de cómo se produjo esa monumental deuda sin fin alguno –excepto financiar la fuga– durante el gobierno de Mauricio Macri. Desde la derecha se dirá que el gobierno demoró casi nueve meses en llegar a un acuerdo y que su oferta escaló de 38 dólares al comienzo a los actuales 54,8. Lo cierto es que el ministro de Economía Martín Guzmán, un desconocido para el gran público hasta el 10 de diciembre de 2019, logró que Argentina siga dentro del sistema financiero mundial, cumpla las obligaciones internacionales contraídas durante un gobierno de institucionalidad democrática y reduzca en un 45,2% de un saque el volumen de un muerto que llega a los 66.300 millones de dólares.
Vale recordar que Argentina está en un default no declarado, pero concreto, desde el 8 de mayo de 2018, cuando al presidente Mauricio Macri se le cortaron las vías de financiamiento privado para mantener andando la motoneta financiera y tuvo que pedir la escupidera en el Fondo Monetario Internacional. Para peor, toda la deuda que tomó el macrismo fue pautada con vencimientos muy próximos. Por ejemplo, en este 2020 se debían pagar unos 33 mil millones de dólares de capital e intereses (sólo 8500 corresponden a deuda contraída antes de 2015), mientras que en 2021 había que pagar más de 32 mil millones. Más claro, si en 2015 se usaba el 7,2% de cada peso que entraba al Estado para pagar sólo los intereses de la deuda, en 2019 ya se usaba el 21,3%.
Esas cifras comprenden al volumen total de deuda, el acuerdo actual es sólo con bonistas privados. Otro de los puntos positivos es el cambio en los vencimientos (cuándo se paga). Macri también había dejado que todos estos bonos vencieran muy próximamente, con el nuevo acuerdo, el gobierno puede tomar aire ya que los pagos mayores comienzan recién en 2024.
De acuerdo a los últimos cambios en la oferta y si todo queda como está, el cambio en el perfil de vencimientos quedaría así.
Gran alivio para la gestión actual y a buscar equilibrios en 2024. pic.twitter.com/LapndWPcT5— Santiago Bulat (@Santiagobulat) August 4, 2020
Ahora se viene lo próximo: Guzmán anticipó el fin de semana último que, junto con esta operación, el gobierno encarará otra con el FMI para renegociar los 44.000 millones que el país le adeuda al organismo, a los que se suman unos 2.100 millones de deuda con el Club de París. Cabe recordar que el apoyo del FMI durante la negociación de la deuda con los bonistas privados fue sustancial. No sólo el organismo adoptó una postura global en favor de las condonaciones y quitas de deuda –en el marco de la pandemia–, sino que en particular hasta la directora general, Kristalina Georgieva, expresó en repetidas oportunidades su apoyo a la propuesta de Argentina.
Esta es la segunda vez que Argentina acuerda una quita de deuda de semejante tamaño. La primera fue durante la gestión de Néstor Kirchner como presidente, con Roberto Lavagna como ministro de Economía. El canje de ese entonces implicó una quita de 66%. En ambos casos, los acuerdos de quita se producen después ciclos de acelerado endeudamiento ruinoso, el de Menem y De la Rúa, primero, el de Macri, hoy.