La Liga Infantil de los Barrios funciona desde 2013 en las zonas populares de la ciudad. Además de promover la práctica del fútbol, también trabajan sobre la salud comunitaria.
La pelota comenzó a rodar, hace siete años, en los descampados del oeste de la ciudad. Un grupo de vecinos y vecinas, al ver que no había espacios accesibles para que la pibada pudiera jugar al fútbol, se organizaron y dieron inicio a la Liga Infantil de los Barrios. Cebollitas y Los Canarios de Loyola Sur, Deportivo Santa Rosa de Santa Rosa de Lima, Belgrano de Santo Tomé, Atletas de Cristo y Siete Jefes de Scarafía y Barcelona Fútbol Club del barrio Santa Marta comenzaron a gestar una Liga que hoy está conformada por 21 clubes y 14 escuelitas barriales.
El día a día en los barrios populares –adjetivo que los integrantes de la Liga enfatizan– les llevó a poner creatividad para jugar el partido de la lucha colectiva. A la práctica del fútbol se fue sumando la necesidad de copas de leche, de comedores, de talleres de oficios y también, más acá en el tiempo, la creación de un Frente de Salud Comunitaria para pensar el derecho a la salud en clave de equipo.
El año pasado la Liga comenzó a realizar chequeos nutricionales, a evaluar el peso y la talla de las y los jugadores. “Este año nos propusimos correlacionar el resultado de esos chequeos con datos socioambientales o estructurales de los barrios: si hay cloacas, agua potable o microbasurales”, cuenta Pablo Speziale, desde el club Arroyito Seco de Alto Verde. Y agrega: “Entendemos que la salud no solamente es un concepto biologicista, en el cual enferman los microbios. No solamente las cuestiones biológicas afectan al hombre y a la mujer, sino también las cuestiones estructurales, las desigualdades sociales”. Desde esta mirada, la prevención y la promoción de la salud, y la visibilización de las problemáticas de cada territorio tiene un rol clave.
“En cuanto a la salud comunitaria, entendemos que la misma comunidad y los mismos vecinos pueden trabajar en pos de mejorar lo que ya existe, no como algo paralelo a la salud pública que defendemos, pero sí en forma articulada y mancomunada”, explica el referente.
Tercer tiempo
Cuando el silbato suena y el partido se termina, las vecinas y vecinos que ponen el cuerpo en la Liga siguen activando. “Venimos a ser la consecuencia, o la respuesta, al hecho de que en los barrios que se crearon en los últimos 40 años en la ciudad de Santa Fe no hay oferta deportiva. Lo que hay es nuestra organización en un contexto de informalidad y de precariedad, donde los vecinos se organizan para poder garantizar esa práctica”, dice Giuliano Carnaghi, también desde Arroyito Seco.
“En los barrios no solo no existían establecimientos deportivos, sino que el camión de la basura no pasa todos los días o todas las semanas. Hay centros de salud en barrios gigantescos para mucha población. O las condiciones para acceder a un empleo formal no son las mismas. Entonces entendemos la salud desde una mirada amplia, holística, integral”, añade Speziale. Los números de la talla y del peso fueron el disparador para empezar a discutir el derecho a la alimentación y a la soberanía alimentaria, en tiempos en que la crisis vacía las mesas familiares y llena la mesa larga de los comedores comunitarios.
María Laura Quinteros es enfermera profesional, egresada del Instituto Superior de Enfermería de barrio Yapeyú. “Mi función en la Liga es hacer los controles de peso y talla y dar una mirada desde mi profesión sobre los jugadores. Por ahora estamos viendo el tema de la nutrición, pero la idea es abarcar mucho más que lo biológico: también lo psico-social”, anticipa María Laura. “Lo que planteamos es ver cómo viven las familias de los jugadores, o cómo el jugador está inserto en la sociedad: si asiste a un centro de salud, a una escuela pública o privada, cómo es su casa, si cuenta con los recursos necesarios para tener una vida saludable”, explicita.
Hasta el momento, se realizaron chequeos a 108 chicos. El 36% no tiene acceso al agua potable; el 60% manifestó tener un basural cerca de su vivienda; el 11% no tiene baño o lo tiene fuera de su hogar. “Hay varios barrios que no tienen agua potable, lo cual en 2020 es una locura, con todo lo que eso implica: problemas en la alimentación y distintas enfermedades”, considera Quinteros. “También hay muchos problemas de nutrición. Más allá de la ayuda del gobierno, hay ciertas cosas que son primordiales y que los niños no tienen. Por ejemplo que familias numerosas tengan que ir a una copa de leche, el problema de la higiene o la falta de vestimenta adecuada para la estación. Más allá de toda la ayuda que hay, hay problemas que siguen sin cambiar”, resalta.
Tal como señala la profesional de la salud, los chequeos evidenciaron problemas alimentarios. “Uno piensa que esos problemas nutricionales son por bajo peso, y en realidad son por sobrepeso u obesidad”, advierte Speziale. “Tengamos en cuenta que son chicos que llevan adelante una práctica deportiva, pero esto tiene que ver no con la cantidad de alimentos, sino con la calidad”, reflexiona. “En las copas de leche, para abastecer a todos los chicos que cada vez son más por la crisis, la leche a veces pasa a ser mate cocido y un pan con dulce pasa a ser tortafritas. Y ese ‘a veces’ pasa a ser ‘casi siempre’. En un país que produce alimentos para millones de personas, esto es una injusticia terrible, y eso es lo que queremos poner en evidencia”, manifiesta.
“Nuestro objetivo es que el chico vaya tres veces por semana a realizar la práctica deportiva, que luego tenga una merienda nutricional y, a la vez, que pueda realizarse el chequeo médico en el club. Eso le permite desarrollar la práctica deportiva en tanto prevención de enfermedades “, señala Carnaghi.
La Liga Infantil de los Barrios promueve la idea de que la salud puede abordarse colectivamente, desde la prevención y la promoción. “Me sumé a la Liga para trabajar en comunidad”, dice Quinteros. La profesional señala que “la importancia de la enfermería comunitaria es poder estar cara a cara, conocer la realidad y abarcarla con mayor profundidad”. Y también poder cambiarla: “sería buenísimo que se sume más gente a esta tarea”.
El próximo juego
El rol de la Liga Infantil de los Barrios de Santa Fe trasciende la defensa del derecho al deporte. Speziale recalca que una de las principales carencias que hoy tienen es la falta de infraestructura: “no es correlativo el trabajo que llevamos adelante con solo tener una canchita de fútbol, porque la copa de leche, los talleres o lo chequeos médicos se llevan a cabo en la casa de algunos referentes de los clubes. La infraestructura es nefasta”. De las 34 organizaciones que conforman la Liga, solo tres cuentan con un salón propio. “En los otros clubes no hay vestuarios, no hay agua corriente”, agrega Carnaghi. “Son las desigualdades que nos chocan y que nos atraviesan”, sintetiza Speziale.
En ese sentido, desde la Liga apuntan a acciones estatales que provean los recursos que faltan.
Poder articular con el Estado es la meta. En este sentido, desde la Liga valoran que –tras haber omitido la invitación a formar parte del Consejo Municipal del Deporte–, la Municipalidad de Santa Fe haya reconocido el error y los haya convocado. “La idea es trabajar a futuro”, sobre las diferentes problemáticas que atraviesan a los clubes y, por ende, a cada barrio.
“La intención es desarrollar estas acciones en un marco de política pública: articular con los centros de salud”, dice Carnaghi, sobre la vinculación con el Estado provincial. “Ese es el plan, hasta ahora no lo pudimos concretar pero esperamos lograrlo”. La articulación se vuelve más que necesaria si se tiene en cuenta que el 96% de las y los jugadores se atienden en los efectores de salud pública.
En el contexto de pandemia, la pelota se detuvo pero para la Liga no hubo cuarentena. “Lo que vino a desnudar el Covid son las desigualdades estructurales. Los clubes de los barrios ya tenían una forma de organización solidaria. La pandemia puso en evidencia que no trabajamos solo lo deportivo”, analiza Speziale.
Speziale sintetiza la idea de que, más allá de los colores de cada club, el fútbol de los barrios viste una misma camiseta. “La Liga no solamente permite el acceso al derecho al deporte de dos o tres mil pibes de la ciudad, sino que también está para presentar una olla popular, para defender el derecho a la salud. Es el lugar donde se discuten las injusticias que rodean a nuestros barrios”.