—¿Cómo anda? Hace tiempo que no lo veía. Bueno, con esta “infectadura” tampoco podíamos encontrarnos, no quieren que nos juntemos.
—Me siento extraño, como quien mira todo pero no puede ver nada. Con el estómago revuelto, con esas sensaciones ya vividas pero no sin dejarme sorprender por el grado de incomprensión, análisis burdo y escasa certeza de dónde iremos a parar.
—Bien, digamos como la sensación de un domingo a la tardecita pero permanente.
—Usted sufre los domingos porque tiene trabajo.
—Porque soy del partido del lomo, si no trabajo no como.
—Voy a amarlo, no discutiré. Respiro hondo… Exhalo por la nariz…
—¿Por qué habla solo?
—Entendiendo que la luna es aquella esfera celestial que muere y resurge. Lleva con ella su propia muerte; el principio representado por la luna es el poder de la vida que conquista la muerte.
—Ahhh bueno, perdió la brújula o está en pleno viaje místico…
—Usted fue a la marcha y yo no le dije nada.
—Tengo derecho a manifestarme por la libertad, en contra del comunismo, a favor del libre mercado, en contra del 5G, a favor de la republiquita, en contra de Soros, a favor de Trump, en contra de la vacuna, a favor de la Constitución, en contra de marxismo, a favor de la cloroquina, en contra del tapabocas, a favor de la libertad.
—Repitió libertad.
—Es que me sale el himno todo el tiempo.
—Nuestro sacrificio puede influenciar a los dioses, nosotros y nuestro sacrificio somos más fuertes que los dioses. Los vedas construían un altar y los himnos de los sacerdotes conjuraban a los dioses al rito.
—Nos van a llenar de chanchos chinos para alimentar a los chinos que nos venden los chanchos chinos para alimentar. ¡Conmigo no!
—¿El poder supremo es el del sol? ¿El del sacrificio? ¿El del sentimiento? ¿De dónde surge esta negación del mundo?
—No queremos ser Valenzuela.
—La mayoría de la gente funciona con los principios del placer o el poder.
—Quiero vivir en un país serio donde la gente trabaje, trabaje… Entendió ¡TRABAJE! Basta de planes, basta de vagos, basta de impunidad.
—Desea la vida, le teme a la muerte. Cuando extinguimos por completo el deseo y el miedo, cosas por las que vivimos, entonces no hay vida. Esa es la meta máxima de los yoguis. Literalmente, nirvana significa apagarse.
—No queremos populismo porque este mundo con todas sus fallas, sus crímenes, todo su horror, toda su trivialidad es culpa del populismo.
—Hay quienes buscan solo la felicidad y la paz. Que alguien o algo les de paz… un Dios o un tweet. Yo busco la vida que tiene simultáneamente la amargura y la dulzura.
—Google tiene razón.