Las encuestas no varían y el triunfo de Joe Biden parece asegurado. Mientras tanto, las cenizas de los fuegos de California llegan hasta Nueva York. ¿Qué tan honesto es el apoyo de los Democrátas a la agenda climática? ¿Qué dicen del fracking?
Escribo esta nota desde Nueva York. El cielo está gris, las nubes de cenizas tapan al sol y hace tres días que no veo ni una estrella. Ya se quemaron más de siete millones de hectáreas en California y faltan meses para que se termine la temporada de incendios. Pero bueno, la vida sigue, y esta nota también. Veamos cómo está la elección presidencial, según el promedio de encuestas del sitio 538:
- Biden le gana a Trump por 7,3% (-0,2% desde mi última nota)
- En Pensilvania: Biden +4,6% (-0,5%)
- En Florida: Biden +1,6% (-1,0%)
- En Wisconsin: Biden +6,8% (-0,0%)
- En Carolina del Norte: +1,2% (-0,4%)
¡Qué aburrido! ¡No cambia nada!
“La Madre Tierra está enojada”. Así empieza el nuevo spot de Nancy Pelosi, la presidenta de la Cámara de Representantes, quien desde 1987 ha representado a San Francisco en Washington DC. “Nos está diciendo, con huracanes en la Costa del Golfo, los fuegos en el Oeste, lo que sea… el cambio climático es real y tiene un impacto”. El spot no fue recibido con entusiasmo, quizás porque Pelosi, católica apostólica romana, no tiene ninguna concepción de sobre la Madre Tierra, y queda impostada. Quizás porque el año pasado se burló de la propuesta climática desarrollada por los jóvenes del Movimiento Amanecer, el “Nuevo Trato Verde”, llamándola “el sueño verde, o lo que sea”. Pero bueno, en noviembre Pelosi tiene que ganar su reelección contra un demócrata progresista y entonces tiene que mencionar, por lo menos mencionar, el cataclismo climático que está destellando en los Estados Unidos y en el mundo.
¿Y qué dice Joe Biden sobre todo este caos climático? Primero, que cree en la ciencia. ¡Qué coraje! Después dirá que el cambio climático representa una oportunidad para crear millones de laburos en la industria de energía renovable y que los Estados Unidos pueden convertirse en un líder mundial, vendiendo servicios y tecnologías de energía renovable. Según Tobita Chow, el director de Justice is Global, la idea de los Estados Unidos como líder mundial en la producción de tecnología renovable no tiene sentido. “China es, por lejos, el líder mundial en el desarrollo y comercialización de la tecnología de energía renovable. La manera más rápida para que los Estados Unidos desarrollen su propia infraestructura renovable, y que ayuden al resto del mundo en hacerlo, es colaborando con la industria renovable en China. La colaboración, no la competición, es la clave para resolver esta crisis”. Biden, que se queja del desmoronamiento estadounidense que causó Trump, se está presentando como un líder que volverá a poner a los Estados Unidos en la cima del orden global. Dudo que oiga la advertencia de Chow.
Biden propone una inversión de 2 billones de dólares en sus primeros 4 años, o 500 mil millones por año. Es un número asombroso, pero la ONU calcula que vamos a tener que invertir entre 2 y 4 billones por año para mitigar los peores efectos del cambio climático. Estados Unidos es responsable del 25% de las emisiones de carbono en la historia de la humanidad, uno podría argumentar que el país tiene una responsabilidad moral de invertir entre 500 mil millones y 1 billón por año. El plan de Biden representa un esfuerzo mínimo de parte de un país que emite y emite y emite carbono.
También es difícil entender cómo Biden piensa reducir las emisiones sin lidiar con el fracking. Tras varios ataques de la campaña de Trump, Biden declaró que no va a prohibir el fracking. Es más que nada un cálculo electoral: Biden quiere ganar Pensilvania, donde el fracking genera el 0,5% de las emisiones globales de carbono.
Vale la pena recordar que estas son promesas de un candidato, que como presidente tendrá que negociar con sus consejeros (muchos trabajaron con Obama y luego fueron a trabajar en el petróleo) y con el Senado y con la Cámara de Representantes. En la Cámara, Pelosi y la franja conservadora del partido controlarán los comités de energía y de asignaciones. En el Senado, Chuck Schumer, el líder minoritario del Senado, anunció su agenda THRIVE, que se recibió con entusiasmo en el ámbito del activismo climático, aunque es más una declaración de principios que una propuesta de ley. La agenda de Schumer es más radical que la de los demás Demócratas en parte porque teme que en 2022 Alexandria Ocasio Cortez intente derrotarlo.
En 2013, tras su reelección, el presidente Obama dijo que “vamos a responder a la amenaza del cambio climático, sabiendo que si fallamos sería una traición a nuestros niños y nietos”. Obama usó su autoridad presidencial para aterrorizar a los pueblos indígenas que quisieron prevenir el oleoducto Keystone XL. En 2018, Obama se ufanó de convertir a los Estados Unidos en el principal exportador de petróleo y gas natural en el mundo. El partido Demócrata hace campaña de una manera, pero suele gobernar de otra. Por el bien del mundo, esperemos que Biden cumpla con sus promesas. Si no, dejemos a China salvarnos del apocalipsis.