La Dirección de Economía, Igualdad y Género presentó un informe en el cual se pudo estimar, por primera vez, el aporte del trabajo doméstico y de cuidados no remunerado al sistema productivo: representan un 16% del PBI, más que la industria y el comercio.
"Eso que llaman amor es trabajo no pago", dijo y argumentó la escritora Silvia Federici, y se convirtió en consigna, bandera y grafitis varios. La frase busca resumir la carga del trabajo doméstico y de las tareas de cuidado en la vida de las mujeres. Es uno de los rasgos más estructurales de este sistema patriarcal en el que vivimos y el más funcional al sostenimiento de ese otro sistema -que muchas autoras dicen que no puede existir el uno sin el otro-: el capitalismo.
En las horas que las identidades femeninas le dedican a esas tares se explica gran parte de la brecha salarial entre varones y mujeres. Es algo que ya conocemos y que está medido: nueve de cada 10 mujeres realizan estas tareas, que significan en promedio 6,4 horas diarias y es tres veces más que el tiempo que dedican los varones a los mismos quehaceres.
Eso atenta directamente con nuestras posibilidades de estudiar, de capacitarnos, de pelear palmo a palmo un puesto o un trabajo con un varón que puede trabajar todas esas "horas extras" sin pensar en qué van a comer les niñes, quién los lleva al médico, cuándo va a comprar el regalo para ese cumpleaños al que tiene que ir el sábado, en qué momento irá a probarle un nuevo par de zapatillas porque las que tiene ya no le entran. Si, todo eso es tiempo que, mayoritariamente, las mujeres dedican a eso y sin ningún tipo de remuneración.
"Esta distribución asimétrica contribuye a explicar que su participación en el mercado laboral sea más baja que la de los varones. También incide en que tengan trabajos más precarios, que implican a su vez una mayor desprotección social; por ejemplo no tener acceso a una obra social y, en un futuro, tener una mayor dificultad para acceder a una jubilación por no tener aportes. Las mujeres presentan mayores niveles de desocupación, ganan menos y, por consiguiente, son más pobres. En este sentido, es imprescindible entender que las condiciones del trabajo remunerado están estrechamente ligadas a cómo se resuelven las tareas no remuneradas", señala el informe presentado hoy por la Dirección Nacional de Economía, Igualdad y Género, que conduce la economista Mercedes D’Alessandro.
Según este documento, llamado “Los cuidados, un sector económico estratégico. Medición del aporte del Trabajo doméstico y de cuidados no remunerado al Producto Interno Bruto”, el Trabajo Doméstico y de Cuidados No Remunerado (TDCNM) representa un 15,9% del PBI y es el sector de mayor aporte en toda la economía, seguido por la industria (13,2%) y el comercio (13%).
Los números dan cuenta de eso que las economistas feministas vienen afirmando desde hace tiempo: el trabajo doméstico y las tareas de cuidado son las que sostienen el sistema, es el sector invisible que sostiene la economía. La propuesta del informe y del trabajo de la Dirección, según indican, es estimar y monetizar el TDCNR como "una forma de avanzar a una valorización y cuantificación del aporte de este sector que resulta clave para el funcionamiento de la economía en su conjunto".
"El Trabajo Doméstico y de Cuidados No Remunerado (TDCNR) es el trabajo que permite que las personas se alimenten, vean sus necesidades de cuidados satisfechas, cuenten con un espacio en condiciones de habitabilidad, reproduzcan en general sus actividades cotidianas y puedan participar en el mercado laboral, estudiar o disfrutar del ocio, entre otras", señalan en el informe.
96 millones de horas
“Las tareas domésticas y de cuidado son tareas que en su mayoría realizan las mujeres de manera gratuita. Según nuestros cálculos, las mujeres argentinas le dedican más de 96 millones de horas diarias a estas tareas, sin ningún tipo de remuneración pero con un gran costo en términos de tiempo", afirmó D’Alessandro.
Según el informe elaborado por la Dirección, el TDCNR representa un 15,9% del PIB y es el sector de mayor aporte en toda la economía, seguido por la industria (13,2%) y el comercio (13%). En total, se calcula que se trata de un aporte de $ 4.001.047 millones de pesos, valor que resulta de monetizar la gran cantidad de tareas domésticas que se realizan en todos los hogares, todos los días. Por caso, para tener dimensión de los que esto significa, Industria aporta $3.324.163 millones al PBI, y Comercio, $3.267.584 millones.
El aporte total que estas tareas realizan al PBI da cuenta de la gran escala a la que
se realizan las tareas domésticas no remuneradas en los hogares.
El aporte por género del TDCNR al PIB es desigual: el 75,7% proviene de tareas realizadas por mujeres y, de este modo, dedican, el total de ellas en su conjunto, 96 millones de horas diarias de trabajo gratuitas a las tareas del hogar y los cuidados.
Este resultado se encuentra estrechamente vinculado con la carga desigual de tareas domésticas y de cuidado, y se traduce en términos de valorización monetaria en que las mujeres aportarían $3.027.433 millones (75,7%) a la economía, mientras que los varones aportarían $973.613 millones (24,3%). Es decir, las mujeres aportan tres veces más al PIB en el sector con mayor relevancia y más invisibilizado de toda la economía nacional.
El informe señala que esta contribución a la economía total anual por parte de las mujeres, si se pagara, equivale a más de dos veces el tamaño del sector de Transporte y Comunicaciones o casi cuatro veces lo que aporta el sector de la Construcción.
Al analizar los valores de TDCNR por tipo de tarea, se ve que los Quehaceres Domésticos son los que mayor peso tienen (60%), seguido del Cuidado de Personas (32,8%) y Apoyo Escolar (7,3%).
¿Y en pandemia?
La pandemia y las medidas de aislamiento y distanciamiento cayeron con todo su peso sobre la vida de las mujeres. Las niñas y niños sin asistir a la escuela, los adultos del hogar trabajando desde casa y las personas mayores requiriendo mayores cuidados por ser la población de riesgo, generaron un incremento en las tres tareas mencionadas y medidas, dada la mayor demanda de cuidados, de apoyo educativo y de tareas de limpieza y mantenimiento del hogar.
En este escenario, las 6,4 horas que las mujeres dedicaban habitualmente a esos quehaceres, se ve aumentada para la mayor parte de los hogares. A fin de estimar cómo afecta este cambio en las rutinas de la población, la Dirección realizó un ejercicio de simulación en el cual, entre otras cosas, a los hogares con menores de 18 años (el 47,4% de los hogares argentinos) se les sumó cuatro horas más de cuidados -lo que equivale a media jornada completa de escolarización- y se le adicionaron horas de limpieza.
"Con la adición de estos supuestos, se volvió a calcular cuál es el aporte del sector de
TDCNR al PIB. La pandemia no solo cambió la dinámica de este sector. Durante el mes de abril, mes con las restricciones de ASPO más fuertes en todo el país, muchos sectores disminuyeron fuertemente sus niveles de producción. Por lo tanto, se simuló un “shock” a todos los otros sectores siguiendo las variaciones en los índices no desestacionalizados de actividad presentadas en el Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE - INDEC) entre diciembre 2019 y abril 2020 (último dato publicado)".
Lo que muestra el gráfico es que, mientras muchos sectores productivos presentaron caídas en su nivel de actividad, el trabajo de cuidados, por el contrario, aumentó su nivel al 21,8% del PIB y muestra un aumento de 5,9 puntos porcentuales con respecto a la medición pre pandemia.
"Mientras decrecen la industria, el comercio y la construcción, sectores considerados “claves” en la dinámica productiva, se ven incrementada sustancialmente la participación en el PIB del sector de los cuidados. Lejos de apagarse por la pandemia, la economía de los cuidados se enciende y sostiene el funcionamiento social. Este ejercicio permite dimensionar que el sector de los cuidados es un sector estratégico a la hora de pensar la reactivación económica del país", indican.
Políticas públicas urgentes
La generación de este tipo de mediciones es, ya, una política de Estado que aporta o marca un camino en la resolución de una problemática que se encuentra en la base de las desigualdades entre varones y mujeres.
Hacia el final, el informe hace un recuento de las tareas más feminizadas de la economía y analiza su impacto en tiempos de pandemia: "Ante la pandemia, las mujeres enfrentan múltiples desafíos: las cargas de trabajo doméstico y de cuidados no remunerado se incrementan por el desplazamiento de actividades al interior de los hogares. Asimismo, muchos de los denominados trabajos esenciales están feminizados: las mujeres son la mayoría de las enfermeras, maestras, trabajadoras de la industria alimenticia y responsables de comedores comunitarios. Al mismo tiempo, el empleo en el sector de servicios domésticos, principal ocupación laboral de las mujeres en la Argentina, es uno de los más afectados por la crisis COVID-19. Sostener una actividad laboral de manera presencial o remota (teletrabajo) y, en simultáneo, atender las demandas de cuidados, es para muchas mujeres un factor de exigencia que, de no resolverse, trae consecuencias tanto sobre la productividad como sobre las posibilidades de mantener un empleo o insertarse en el mercado laboral".
Finalmente, se indica que: "Tratar al TDCNR como un sector que produce bienes y servicios fundamentales para la actividad social, económica y productiva es un paso necesario para valorizar estas tareas, redistribuir su carga, fortalecer su infraestructura y garantizar que se realice de manera tal que contribuya a mejorar la calidad de vida. Por esto, aquí se considera a los cuidados como un sector estratégico para pensar la Argentina del presente y el futuro".