Pausa dialogó con la concejala Laura Mondino, del Frente Progresista, sobre el trabajo legislativo en tiempos de coronavirus. El rol de las organizaciones sociales, las redes de instituciones barriales, gestión menstrual, Ciudad 30 y Cannabis Medicinal, entre los temas conversados.
A través de la virtualidad, o de las sesiones quincenales, el Concejo Municipal de Santa Fe continúa activo. En este contexto Laura Mondino, concejala del Frente Progresista Cívico y Social, destacó la importancia del trabajo territorial de las organizaciones, reivindicó la participación ciudadana y valoró la gestión municipal, además de realizar un repaso de los temas discutidos en el Concejo. Red de Instituciones Barriales, gestión menstrual, Ciudad 30 y Cannabis Medicinal, entre los temas conversados.
—¿Cómo está trabajando desde el Concejo Municipal en este contexto de agudización y aumento de casos de Covid 19? ¿Cuáles son las prioridades?
—Es un momento muy particular, de trabajo más fuertemente social y no legislativo en particular. Es mucho el trabajo que se viene haciendo en el territorio; venimos acompañando el trabajo de los comedores y merenderos. En los barrios hay mucha movilización social acompañando este proceso. Hay mucha gente que vive de lo cotidiano, que hoy no está pudiendo resolver el día a día. Entonces nos parece muy importante el trabajo social que se desarrolla para dar respuesta a una necesidad básica, que es el alimento. Venimos trabajando muy fuerte en el territorio y acompañando las iniciativas del Ejecutivo Municipal en materia de proyectos legislativos. Hemos trabajado sobre los balcones gastronómicos, pensando principalmente en aquellos sectores que han estado paralizados para que encuentren alternativas que les permitan desarrollar sus emprendimientos. Esta etapa de la pandemia nos va a dejar una ciudad distinta, modificada en sus costumbres y en sus ritmos. Hoy el foco está en pensar alternativas de movilidad: donde haya más lugar para los peatones, para la bicicleta, para movilidades alternativas al transporte público, entendiendo que hoy no es recomendable su uso. Nos parece un buen momento para pensar en que esas movilidades alternativas puedan tener un lugar en la ciudad. Discutimos la licitación de los paradores, pensando que va a haber un contexto muy novedoso, donde los sectores medios acostumbrados a vacacionar, este año van a ver limitada esa posibilidad. Hay que preparar la ciudad para ese contexto, acondicionar los espacios públicos para disfrutar más de lo que ya veníamos disfrutando. Venimos trabajando en proyectos como gestión menstrual, entendiendo que las toallitas son una necesidad básica para las mujeres. Acabamos de presentar el proyecto de Red de Instituciones, que nos parece un proyecto muy fuerte y que tiene que ver con la discusión que queremos empezar a dar.
—En general, ¿cómo se está trabajando desde el Concejo Municipal?
—Estamos sesionando cada 15 días. Además hay un trabajo en comisiones, con otros tiempos, porque hay personal de riesgo que no está trabajando. Tratamos de sostenerlas cada 15 día. La virtualidad nos permite estar conectados, de hecho también sesionamos cada 15 días. La verdad lo venimos manejando bastante bien, y si esto continúa y hay cada vez más cantidad de casos, se tendrá que evaluar volver a la virtualidad. Creo que hay predisposición para eso.
—¿Qué podría contar en relación a la iniciativa presentada sobre las Redes de Instituciones Barriales?
—Queremos institucionalizar prácticas que ya se vienen dando en los barrios de la ciudad, que son las Redes de Instituciones Barriales. El Ejecutivo municipal ha presentado hace un tiempo el proyecto Integrar, que implica poner en valor el cordón oeste y pensar en políticas que realmente puedan transformarlo. En ese sentido, se viene trabajando con la participación de los vecinos. Y las redes de instituciones son eso: es la participación de los vecinos y vecinas a través de las distintas instituciones que trabajan en los barrios, redes que funcionan desde hace muchos años; donde el Estado estuvo presente en muchas oportunidades y en otras no, y sin embargo esos espacios de participación han perdurado. Desde esta banca queremos visibilizar esas redes y darles una herramienta legislativa que les permita permanecer en el tiempo. Vemos mucho trabajo y esfuerzo de las instituciones y queremos regularlo de abajo para arriba; y trabajar con las redes sobre cuáles creen que deben ser los mecanismos de participación que tienen que quedar reflejados en esta ordenanza. Se trata de una iniciativa que les permitirá trascender, más allá de los gobiernos, y que haya un reconocimiento por parte del Estado de esos espacios. En las redes participan asociaciones civiles, estatales, comunitarias y religiosas. Queremos darle lugar a todas y que sea realmente un espacio apropiado por los vecinos y vecinas. Es un contexto oportuno para este proyecto, donde la pandemia generó mucha movilización y participación en el territorio: merenderos, comedores. Han surgido un montón de grupos de vecinos que se han visto movilizados y que se han involucrado en las necesidades de su barrio y vale la pena reconocerlos y abrirles el juego al momento de pensar cómo mejorar la calidad de vida en su territorio. Es un desafío.
—El proyecto también tiene que ver con la impronta de programas provinciales como el Plan Abre.
—Sí, venimos de un gobierno provincial que gobernó hasta el 10 de diciembre con el diálogo, la escucha y la participación ciudadana. De hecho muchas redes han tenido mucha participación del gobierno provincial hasta diciembre, y ahora nos toca ocupar la Municipalidad. Me parece que venimos de una gestión municipal que no ha tenido participación en esos espacios. Por eso es fundamental que haya una ordenanza: para que el municipio participe, más allá de los gobiernos, y que pueda trascender. Que no sea la voluntad política la que determine el acompañamiento o no del Estado, sino que sea una ordenanza y una política pública que trascienda los gobiernos. Porque además las instituciones permanecen en el territorio. Ahí encontramos instituciones municipales como los espacios de cuidado, los solares, los jardines, pero también provinciales como las escuelas, las policías comunitarias, las comisarías, los centros de salud. Hay muchas instituciones estatales que forman parte de esas redes y creemos que más allá de la participación o no de un ministerio o de una secretaría o de un área central, el Estado en sus formas descentralizadas y en su territorialidad participa de esas redes. Por eso es muy importante que el Estado las pueda reconocer y darles el verdadero protagonismo que tienen que tener a la hora de pensar la política pública.
—¿Qué ejemplos de redes de instituciones hay?
—Hay redes muy tradicionales y que vienen con un recorrido de años, por ejemplo la Red de Santa Rosa de Lima, que tiene 20 o 25 años de funcionamiento. Son instituciones que históricamente han estado en el barrio, que vienen trabajando y que han podido subsistir más allá de los gobiernos. Creo que hay un fuerte compromiso comunitario por parte de esas instituciones que han sabido trabajar de manera conjunta durante muchos años. Esa red hoy requiere por parte del Estado un reconocimiento y un acompañamiento. Además hay otras redes que han surgido del Plan Abre o de iniciativas estatales, pero también sociales. Se me ocurre la Red de Cabal, donde participan muchas instituciones; la Red de Centenario, que se ha visto fortalecida a partir de la intervención del Estado. Por ejemplo, cuando en la gestión de Antonio Bonfatti y después con Miguel Lifschitz se hizo una fuerte intervención en el FONAVI. Ese tipo de intervenciones estatales han fortalecido el funcionamiento de las redes. Hoy la red de Centenario continúa y sigue trabajando. También están las redes de Loyola, de Acería, de Yapeyú. Las menciono por barrio pero a veces incluye más de un barrio. Ahí en Yapeyú es Yapeyú y Estanislao López. Coronel Dorrego es otro barrio que también ha tenido una transformación a partir de una fuerte intervención del gobierno provincial anterior. Ahí hubo un fuerte trabajo desde el Alero en sostener esa red. Hay instituciones que han tenido un fuerte acompañamiento del Estado y hay otras redes que vienen trabajando sin ningún acompañamiento y que se pudieron sostener por el propio trabajo de los vecinos.
—¿Qué perspectivas hay de que este proyecto sea aprobado?
—Nuestra idea es poder llevarla a cada una de las redes para comentarles que presentamos este proyecto y enriquecerlo. Queremos escuchar lo que los vecinos tienen para decirnos. Y después trabajar, hacia el interior del Concejo, con todos los bloques. Creo que nos va a llevar un tiempito porque la idea es poder hacerlo lo más participativo posible, para que la ordenanza realmente refleje lo que las redes necesitan. Hacia adentro no creo que haya una fuerte oposición, a lo sumo habrá aportes.
—¿Por qué decía que la anterior gestión municipal no ha tenido participación en esos espacios?
—Creo que no hubo un entendimiento a pensar en espacios participativos. Tengo una percepción muy política y particular: creo que fue una gestión muy cerrada, con muy poco acercamiento a la ciudadanía, con muy poca escucha. Creo que no hubo un entendimiento de la construcción con el otro. Y esta gestión municipal y el intendente [Emilio] Jatón, a diferencia de la gestión anterior, tiene esa impronta. Es una persona muy abierta al diálogo y es una gestión que está predispuesta a la construcción con el vecino, con la vecina, entendiendo el lugar que cada uno ocupa. Quienes estamos en la gestión tenemos más responsabilidad, pero creo que la construcción tiene que ser en conjunto, colectiva. Es muy distinta una política donde el vecino fue parte en su construcción, planificación y priorización, a una política pensada desde una oficina, en un escritorio, a puertas cerradas sin entender la realidad. Venimos de una gestión que ha estado muy cerrada a la ciudadanía, que no ha podido o no ha sabido escuchar a los ciudadanos. Hoy hay una fuerte apuesta a hacer un cambio en ese sentido. Más allá de las posibilidades reales que podamos tener o no por el contexto económico que estamos viviendo, creo que sentarnos a dialogar con el otro, a escuchar, es un salto cualitativo muy grande, sobre todo en estos momentos de crisis y de irritación social. La gente necesita un oído y poder sentirse escuchada. Ahí hay una gran apuesta.
—Mencionaba que hay una idea del gobierno municipal de hacer una transformación en la zona oeste, ¿desde qué perspectivas se está pensando?
—El programa Integrar tiene diferentes ejes. Uno es la participación ciudadana, otro tiene que ver con la fisonomía y la infraestructura; ahí hay un trazado que lo va a marcar el Camino Viejo, que sería calle Menchaca y su entorno. Va a haber intervenciones municipales, con presupuesto municipal, que tiene que ver con el mejorado de calles, iluminación y otro tipo de mejoras. También se realizan gestiones a nivel nacional y provincial para conseguir presupuesto para la obra de Menchaca, que requiere de muchísimo financiamiento y que la Municipalidad sola no puede afrontar. Menchaca es la traza que une todo el cordón oeste, desde el Hipódromo hasta Gorriti. Es un sector que ha quedado muy postergado, que no tiene líneas de colectivo, donde los vecinos para acceder al transporte público tienen que caminar 20 cuadras. Para acercar los servicios y mejorar la calidad de vida se necesitan intervenciones fuertes por parte del Estado y un compromiso de la ciudadanía para trabajar de manera conjunta. El Integrar viene justamente a integrar todo un sector de la ciudad que durante años ha estado muy postergado.
—¿Qué lugar tiene la agenda de género hoy en el Concejo Municipal?
—Son muchos los proyectos vinculados a género. Estamos contentas por haber aprobado lo de gestión menstrual porque es una política que la Municipalidad también acompaña, entregando toallitas y trabajando en la reglamentación de la ordenanza. Ahora presentamos un proyecto para que la provincia también se involucre con los productos de higiene menstrual. Hemos aprobado el proyecto de Carteleras Violetas; la idea es poner en espacios públicos el recursero de información sobre dónde recurrir en casos de violencia. Se está trabajando mucho en el acompañamiento a organizaciones, sobre todo atendiendo a las situaciones de violencia. El tema de las interrupciones legales del embarazo nos preocupa, porque sabemos a través de las organizaciones de mujeres que hoy hay dificultades para acceder a la ILE en los efectores públicos y acompañamos esos reclamos. Estuvimos trabajando con las doulas de Santa Fe el tema del parto respetado por las denuncias que presentaron muchas mujeres que tienen que parir en este contexto. Hay un abuso por parte de las instituciones sanitarias, sobre todo privadas, a la hora de exigir un hisopado de Covid 19, para ellas, para sus acompañantes, que lo tienen que pagar, que no los cubre la obra social… Hemos presentado proyectos para pedirle al gobierno provincial que controle esto. Tomamos ese tema y vamos a seguir de cerca esas temáticas que tanto nos preocupan.
—¿Cómo se está trabajando el tema de la movilidad urbana, en relación a iniciativas como Ciudad 30 o la bicisenda de Urquiza?
—El proyecto Ciudad 30 está aprobado y lo que busca es reducir la velocidad a 30 kms/hora, entre Urquiza, 27 de Febrero, Rivadavia General López y Suipacha. Busca reducir la velocidad y además autorizamos al ejecutivo para poder formalizar y habilitar la ciclovía de Urquiza. Nos dimos un proceso de diálogo y de discusión muy genuino, estuvimos con las organizaciones de ciclistas, discutiendo con ellos en relación a la importancia de seguir demarcando en el marco de la pandemia ciclovías temporales en algunos casos y sobre cómo luego les damos continuidad. En el caso de Urquiza nos hemos juntado también con los comerciantes que tenían algún tipo de reclamo y hemos llegado a los consensos. Por supuesto que a veces es imposible conformar a todo el mundo porque cada uno tiene sus propios reclamos, pero nos parece que hemos logrado un alto consenso para poder aprobar esa ordenanza que hoy le permite al ejecutivo avanzar con la ciclovía de Urquiza. Creo que esto del Covid viene para largo. Estamos en un pico y nos vamos a tener que acostumbrar a muchas cuestiones que tienen que ver con el distanciamiento. Y el uso del colectivo del alguna manera imposibilita respetar el distanciamiento, así que hay que buscar otras alternativas de movilidad. En ese sentido la bicicleta es un medio que hay que potenciar y fomentar. Hay que trabajar mucho en que todos somos parte del espacio público y tenemos derecho a disfrutarlo. Hoy el Ejecutivo está trabajando con las redes de instituciones del norte de la ciudad para pensar en nuevas ciclovías, en el caso de avenida Gorriti, por ejemplo. Vamos hacia una ciudad distinta y más segura para todos.
—¿Qué implica la reciente sanción de la ordenanza de cannabis medicinal?
—Fue una iniciativa de Barrio 88, trabajamos muchísimo para esa ordenanza y estamos muy contentos con lo que logramos. Trabajamos muy bien con Barrio 88 desde el entendimiento, desde el compartir la mirada, desde poder acompañar a un sector de la sociedad que hoy accede en la ilegalidad al uso del cannabis, tanto desde el autocultivo como desde el uso en aceites. Desde la empatía y el entendimiento de esa necesidad, sabiendo que existe y que sucede, trabajamos con la convicción de que el Estado municipal de alguna manera tenía que tomar cartas en el asunto. También desde el entendimiento de que hay una cuestión legal de por medio, de que hoy se está trabajando a nivel nacional en la implementación de una ley; que desde la municipalidad no podemos habilitar ninguna cuestión vinculada al cultivo que no esté avalado por legislaciones nacionales o provinciales. Entonces desde ese lugar trabajamos en una ordenanza que pone a la Municipalidad de Santa Fe a la vanguardia de este tema. Generamos una mesa, un Consejo Asesor vinculado al cannabis, para empezar a trabajar en la ciudad sobre un tema en el cual hasta ahora ningún Estado ha querido avanzar demasiado. Eso nos va a posibilitar adelantarnos un pasito y empezar a reconocer este tema. Hay un rol muy importante del Estado en cuanto a poder despojarse de esos prejuicios y empezar a hablar con la ciudadanía, que en estos temas marca la agenda por su propia necesidad. Que la ciudad hoy esté a la vanguardia habla de la empatía, de la altura y de la voluntad política de este municipio en relación a esos temas sensibles.
—Por último, ¿qué opina de la gestión municipal?
—Le han tocado momentos muy difíciles: arrancar con una gestión municipal en una municipalidad que venía vaciada, con una deuda de más de 1500 millones de pesos, arrasada desde lo económico. En este último tiempo hemos tenido muchos reclamos vinculados a iluminación; la gestión anterior en el último tiempo no ha cambiado un foco. Ha habido un abandono de una gestión que decidió dejarnos librados a la suerte y creo que el intendente Jatón asumió en condiciones muy complejas. En el medio, la pandemia, lo cual complejiza mucho más la situación. Pero entiendo que la municipalidad está a la altura, que ha podido construir desde el diálogo con los distintos sectores, que ha podido sobrellevar esta situación. Se está trabajando muy conjuntamente con la ciudadanía y eso le da una legitimidad que el gobierno anterior no tenía. Se están realizando gestiones muy importantes: en el tema de la basura, a pesar de una deuda de mil millones de pesos a las empresas de basura, sostenemos el servicio. Ese es el trabajo de una gestión que entiende la necesidad del vecino y hay mucho trabajo de los equipos en sostener la situación.