El presidente de Estados Unidos ordenó a la Oficina de Administración y Presupuesto que tome medidas contra las sesiones de capacitación contra el racismo de las agencias federales, calificándolas de "propaganda divisiva y antiamericana".
En una carta dirigida a los directivos de todas las agencias públicas del Ejecutivo, el director de la Oficina de Administración y Presupuesto, Russell Vought, indicó el viernes pasado que que identificaran todos los gastos relacionados con cualquier capacitación sobre "teoría crítica de la raza", "privilegio blanco" o cualquier otro material que enseñe o sugiera que los Estados Unidos o cualquier raza o etnia es "inherentemente racista o maligna". "Le ha llamado la atención al presidente que las agencias ejecutivas han gastado millones de dólares de los contribuyentes para 'entrenar' a los empleados públicos en la creencia de propaganda antiamericana y divisiva".
La fuente que utiliza el memorándum son "reportes de prensa" no identificados. "La divisiva, falsa y degradante propaganda del movimiento de la teoría crítica de la raza es contraria a todo lo que sostenemos como americanos y no debe tener lugar en el gobierno federal". Esa es la sentencia final del breve texto que, en los hechos, es una de orden para cancelar toda capacitación de los empleados públicos sobre racismo.
Convirtiendo en una caricatura una corriente teórica consolidada, básica para abordar los durísimos problemas de racismo en Estados Unidos, la administración Trump disuelve una política de formación de personal elemental, desmintiendo la discriminación estructural que fragmenta cada vez más al país del norte. Entre otras cosas, el memo ataca la idea de que en esas capacitaciones se interpele a los blancos y a cómo se beneficiaron y benefician del racismo. La justificación, el argumento del amigo judío: "Podemos estar orgullosos de que, como empleador, el gobierno federal tiene empleados de todas las razas, etnias y religiones".