Una cantidad de ritmos negros se conjugan en “Vengo”: un disco que es a la vez rockero, bailable y sofisticado.
Al desandar los diez años de Nico Gómez de Prana como solista, no es fácil emparentarlo con otros músicos o bandas de la zona. Su recorrido no se parece a otros, quienes lo conocen de ámbitos extra musicales podrían confirmar que su vocación como músico surge de una manera natural en su forma de ser, no es el caso de un empleado público o el docente que por las noches satisface su deseo de escenario. Su sonido y su interpretación de la música dan la sensación de ser un devenir lógico.
No obstante, las emociones que lo catalizaron en sus discos anteriores a Vengo, que salió el 6 de septiembre, fueron distintas a las que parecen haberlo movido ahora. Como si hubieran sido pasos necesarios para conseguir la forma actual, más equilibrada y menos ecléctica desde lo orgánico de su sonido hasta la prolijidad de sus líricas. Anteriormente, todo podía transcurrir a las órdenes de un loop y recorriendo la monotonalidad. Pero en este álbum nuevo, Nico Gómez de Prana deja que las colaboraciones alimenten su universo y dejen como resultado un sistema artístico con más dimensiones, tanto sonoras como visuales.
De las diez canciones, al menos nueve podrían ser corte difusión. Una que podría ser (pero no fue) es “Flores y besos”, con Leo Moscovich de invitado: “Desnudé un riff de viola y me choqué de frente con emociones que seguían ahí, colgadas”, admite el propio Nico Gómez de Prana, tal el alter ego de Miguel Ángel Olivera. Esta onda también la tiene “Yo no”, un poco más chill pero igual de bailable, que tiene su propio videoclip. Como otros cuatro temas: “Amor” (con colaboración de Mattungo Deicas), que cuenta y muestra a una banda de “guerreras del amor” como metáfora del empuje feminista, “Asesino”, “Cazador de poemas” y “Vengo”, el primero del disco. Muchos riffs y fraseos acoplados hacen de Vengo 39 minutos muy pegadizos.
Las participaciones musicales se completan con Penélope Donatti, Nicolás López Soto, Gastón Peréz Rivera (De La Rivera), Ariel Echarren (Los Cohibas, Punzo), Guille Agnesse (Expedizionica) y Fran Picc, mientras que las ilustraciones y animaciones de China Pupi también ayudaron muchísimo al desarrollo del imaginario en el que Nico es un recorredor de historias, a veces protagonizando como amante o profeta, otras narrando como un espectro o un espectador.