La asociación civil cumple 85 años. Una historia de fútbol, solidaridad y compromiso.
Está ahí, al lado de cada uno de los días que voy de Santa Fe a Arroyo Leyes. Bajo por el puente Oroño, giro la cabeza hacia la derecha y tengo el paisaje. Los yuyos, el agua, los camalotes y ese caserío que siempre me llamó la atención. De adolescente me lo imaginé como uno de esos lugares que los libros lo llenan de colores y palabras pintorescas. Una especie de pueblo de pescadores con muchas leyendas para contar. Mi imaginación, surtida con algo de deseo en ese rincón santafesino, se cruza con una pintura más real, que tiene que ver con gente sufrida y abandonada por un Estado que apostó por los mismos de siempre.
Pero, más allá de los intendentes, los pescadores y colores de ese caminito entre árboles, tierra, cumbia, torres gigantes que transportan energía, chapas, ladrillos, banderas de Colón, de Unión, bicis y canoas son tan verdaderos como las inundaciones.
La sensación de cruzar el ex puente Palito es como la de un chico que va camino a la aventura. Y ahí voy, como aquella primera vez. Se trata de pasar el primer caserío, cuando parece que ya no hay nada, pero surgen otras casas al lado del riacho para testimoniar que hay mucha vida. Sigo unos metros más y encuentro una aventura auténtica, es la aventura de unos jóvenes del Club Regatas que el río y la vida les marcó el camino.
La correntada los llevó a una historia que ya levantó 85 brindis de vida, 85 años de la Agrupación La Vuelta del Paraguayo (AVP).
De aventura a institución
Primero fue un grupo de muchachos que se juntaban a tomar mates y a jugar al fútbol allá por los años veinte. Unos años después, alrededor de 40 jóvenes, el 11 de octubre de 1935 le pusieron formalidad a la aventura de navegar por el riacho Santa Fe y de quedarse en un terreno costero. Ese día fundaron la Agrupación Vuelta del Paraguayo.
Los precursores hicieron crecer a la institución hasta volverla un foco de fomento y desarrollo de todo el barrio. Lentamente, con el correr de los años, los pobladores fueron aceptando y conviviendo con los nuevos vecinos que llegaban de los barrios asfaltados de la ciudad. Las obras fueron una constante a lo largo del tiempo. El quincho, los baños, el salón social para más de 200 personas y un día llegó la cancha de fútbol con cerco perimetral. El deporte y la actividad recreativa no era todo lo que motivaba a la muchachada. La función social y educativa se hizo realidad cuando cedieron las instalaciones para que funcione la Escuela Mateo Booz y el comedor escolar.
El espíritu, por si a alguien se le olvidaba a lo largo de los años, está en los estatutos mismos, en la parte que dice que el objetivo primordial de la Agrupación es “fomentar la amistad y el compañerismo”. Y para mantener viva esa llama, por años y años se celebran una de las peñas más míticas de Santa Fe y la región.
Domingo D’Angelo, actual presidente de la AVP, vuelve a los orígenes para responder al tema de las peñas más famosas, “nuestros objetivos estatutarios son, entre otros, los de fomentar la amistad y el deporte, por eso existen las peñas”.
El fútbol, las bochas, la extraordinaria cancha de tenis criollo, el hockey y esas peñas con locros heroicos, asados envidiables y barriles para paladares sedientos, están a la espera de que pasen estos horribles tiempos de pandemia. Mientras tanto, cada persona que haya pasado por ese mítico lugar costero, recordará alguna una historia.
De selección
Y si de historias se trata, hay una que gana por goleada. La fecha del 3 de enero de 1948 quedó grabada en la memoria eterna de la Vuelta del Paraguayo y en la del fútbol de Santa Fe.
Resulta que la institución necesitaba unos cuantos pesos para terminar de concretar el sueño del comedor escolar para la primera escuela isleña de la provincia de Santa Fe, la N° 1138 Mateo Booz. Para eso utilizaron los contactos de dos socios de la institución, Francisco Scarafía y Victorio Orsi. El “gran contacto” era ni más ni menos que René Pontoni, uno de los mejores jugadores del fútbol argentino en la década del cuarenta, el gran goleador que surgió de Gimnasia de Ciudadela y triunfó en Newell’s, San Lorenzo y en el seleccionado argentino.
La relación existente con el delantero santafesino provocó un acontecimiento que pocas veces vivió la capital santafesina, la llegada de la Selección Argentina. Se trataba de la gran mayoría de los jugadores que hacía pocos días habían salido campeones del Sudamericano de Ecuador (1947). Ese seleccionado había jugado en Guayaquil siete partidos, de los cuales ganó seis y empató uno. El 28 de diciembre Argentina derrotaba a Uruguay 3 a 1 y daba la vuelta olímpica con jugadores que están en la categoría monumento: Loustau, Di Stéfano, Boyé y el “Charro” Moreno (los últimos tres jugaron en Santa Fe).
¡Y Pontoni lo hizo! Se armó el partido en el estadio 15 de abril, los campeones sudamericanos jugaron contra Unión y la recaudación a beneficio fue extraordinaria, $13.650 de la época. La entrada salía 2 pesos para los caballeros y 1 para las damas y menores. Además, pusieron 700 sillas dentro del campo de juego, todo un privilegio para estar muy cerca de los ídolos nacionales.
El libro Tiempo Recuperado (Nicolás Lovaisa), destaca que el partido tomó tal trascendencia que llegó desde Buenos Aires el equipo periodístico de LR2 Radio Argentina. Luis Elías Sojit, pionero en el periodismo deportivo, creador de los relatos del Turismo Carretera y amigo de Perón, relató desde las cabinas del 15 de abril un amistoso que terminó en goleada: 5 a 1 para el equipo albiceleste.
Protagonistas
Aquella noche del 3 de enero de 1948 Argentina formó con: Cozzi; Marante y Sobrero; Yácono, Perucca y Pescia; Boyé, Moreno, Di Stéfano, Pontoni y Sued. En tanto, Unión lo hizo con: Rocha; Romero y Ogas; Marcos, Mello y Santiago; Ramayo, Lozada, González, Genín y Acosta.
Luego de un primer tiempo sin goles, en la segunda etapa el seleccionado nacional apretó el acelerador y goleó 5 a 1, con goles de Farro, Sued (2), Boyé y Gutierrez. Para el local marcó Bruzzone. Según cuentan los diarios de la época el artífice del encuentro, Pontoni, jugó un tiempo para cada equipo. El delantero santafesino se fue muy satisfecho por la obra realizada y en una nota periodística había destacado: “todos quedaron muy contentos por cómo se los atendió y algunos jugadores, como Moreno y Aballay, volverán la semana próxima a La Vuelta del Paraguayo”.
La pelota
El presidente D’Angelo recuerda que “hasta se sorteó una pelota firmada por los jugadores de la Selección, almorzaron en el club, también me contaron, y no muchos lo saben, aunque no está escrito en ningún lado, que los jugadores vinieron sin autorización de AFA”. Dice que “hubo un gran revuelo, pero no sanciones cuando se enteraron que la venida a Santa Fe fue con fines benéficos”.
Guillermo García fue testigo de aquel partido y lo mencionó a través de las redes sociales: “Me acuerdo que se rifaba una pelota con la firma de los jugadores y mi padre fue el adjudicado. La usamos en el barrio”.
La bandera educativa
Para entender el lazo entre la AVP y la función social y educativa, el presidente Domingo D’Angelo explicó que a lo largo de la historia participó conjuntamente con el Club de Regatas y que con la entonces Fundación Shell, empresa hasta hoy afincada en el Puerto de Santa Fe, fundaron la Escuela Primaria “Mateo Booz”, en 1940.
Con el paso del tiempo y con la cesión en comodato de una casa de la Agrupación a la ONG Caracol, se creó en 2019 el primer Bachillerato para adultos de gestión social de la provincia de Santa Fe, inscripto con el nombre de “Bachillerato Popular Vuelta del Paraguayo”.
Bonita vecindad
Desde el Proyecto Revuelta, geográficamente hablando los vecinos de enfrente, fueron muy afectuosos y agradecidos con la entidad que cumplió años: “¡Felices 85 años Club Vuelta del Paraguayo! No sólo es la primera institución en el barrio, que ya es muchísimo. Sino que es la institución amiga que nos acompañó cuando presentamos las Obras Prioritarias ante el Concejo Municipal. Es la institución que nos recibió cuando el Bachillerato Popular crecía y nuestra Casa nos quedó chica. Son las personas que nos propusieron transformar un destacamento policial en la escuela secundaria del barrio, y ahora ese espacio está lleno de vida y sueños de quienes hacemos de la Vuelta nuestro lugar en el mundo. ¡Por muchos años más, Agrupación Vuelta del Paraguayo!”.