Al virus lo sacamos a pasear todos los días

Foto: Mauricio Centurión

Los trabajadores de la salud proponen restricciones intermitentes y advierten sobre los riesgos innecesarios que llevan a una situación de más contagios y muertes evitables.

En el inicio de la pandemia del coronavirus, cuando se planteó el debate entre economía y salud, hubo una decisión férrea de las autoridades nacionales –acompañada por las provincias y los municipios– de sostener las restricciones con el objetivo de reducir al mínimo la circulación de las personas y, de esa manera, ganar tiempo para reforzar el sistema de salud.

Hoy, a casi ocho meses del estallido de la pandemia, la situación es la opuesta: casi no hay actividades restringidas y las personas se mueven con toda normalidad. Las disposiciones vigentes –como la “prohibición” de circular entre las 20 y las 6– son imposibles de cumplir y de hacer cumplir.

A más circulación, más contagios. Esa es la primera y acaso más importante de las certezas que existen sobre el coronavirus. Todo lo demás está en estudio. Otra certeza es que, a más contagios, más muertes. Y más muertes evitables.

El primer millón no nos conmovió

Ante ese panorama, que se agravó en forma sostenida a partir de agosto primero en el sur santafesino y ahora en toda la geografía provincial, la Asamblea de Trabajadores por la Salud está reclamando un urgente cambio en la estrategia de abordaje de la pandemia. Sostienen que las medidas deben ser planificadas no solo en base a las camas disponibles en los hospitales, sino también atacando la causa de los contagios: el contacto entre las personas. Para ello, plantean restricciones focalizadas e intermitentes que permitan bajar lo más posible la circulación en los lugares más críticos y, a la vez, reorganizar el sistema sanitario mediante un importante refuerzo en la atención primaria.

“Hemos estado unos segunditos detrás de la pandemia y no delante, por diferentes cuestiones”, sostuvo el médico generalista Maximiliano Puigpinos, coordinador del Centro de Salud Juventud del Norte, en diálogo con Pausa. Y propuso: “Hay que tener un equipo preparado que permita hacer un buen seguimiento y aislamiento de las personas y de cada familia que toca a cada efector, permitir ayudarles a hacer ese aislamiento. Y siempre pensando con los referentes barriales. Esto es muy importante y es, de algún modo, lo que no se barajó desde el primer día”.

“Creo que las medidas son las acertadas y la realidad es que no se están llevando a cabo”, aportó Fabián Contreras, representante de la comunidad en el Consejo de Administración del Hospital Sayago. “En el sector norte y noroeste de la ciudad, por cuestiones de distinto tipo, fundamentalmente laborales o de changas, la gente no cumple las medidas que el gobierno implementa. Y el gobierno tampoco genera dispositivos de control para que la gente cumpla lo máximo posible el aislamiento. El norte es un lugar donde no hay control de nada, la gente va y viene, hay reuniones, torneos de fútbol. La realidad es muy distinta a lo que comunica el gobierno”.

Frenar la circulación

Para la mayoría, es imposible sobrellevar la crisis económica, agravada por la pandemia, sin salir a trabajar. La ayuda estatal –vía IFE, ATP y otros programas públicos– es insuficiente. La inflación no cede, los salarios están estancados, el desempleo aumenta y todos los indicadores sociales se desplomaron.

Después de casi ocho meses y 15 prolongaciones, con aperturas y cambios que desembocaron en una flexibilización casi absoluta, la cuarentena en términos de aislamiento social (“de casa al trabajo y del trabajo a casa”, ahora con barbijo y protocolos) es solo una construcción semántica.

Radiografía provincial: la pandemia acelera en el norte y se aplaca en el sur

“Acá es fundamental la articulación con los Ministerios de Desarrollo Social y de Seguridad”, sostuvo Puigpinos. “En todo el cordón noroeste y oeste de Santa Fe la pandemia deja en evidencia las falencias estructurales socioeconómicas. Lo vemos. Ahí lo que estamos haciendo en principio es articular con el municipio, cuando las personas quedan aisladas, para poder acompañarlas desde la esfera municipal con alimentos o cuestiones de limpieza. Hay otros espacios que no permiten, por las estructuras de los hogares, sostener el aislamiento; ahí se les propone ir a los centros de aislamiento. Es una situación más compleja porque el vecino por lo general no quiere dejar su hogar, por temor a los robos que a veces suelen ocurrir en estos sectores. Es un tema muy complejo que no podemos resolver de un día para el otro”.

A esos problemas, el médico que coordina el Centro de Salud Juventud del Norte sumó otros: “No se logra encarnar esto de que cuando tengo síntomas, me quedo en casa. El percibir el síntoma del cuerpo, cuando me duele la garganta, todavía sigue siendo subestimando. Pero también hay otro gran problema que estamos viendo: la exigencia de parte de un sector de las empresas, patrones, que obligan a las personas a ir a trabajar, rompiendo cualquier tipo de protocolo, aun cuando tienen síntomas, exigirle un hisopado cuando no hay criterio de hisopado, a una persona asintomática pero que tuvo contacto estrecho. Son tantas vertientes que hay que trabajar, pero este es un gran problema. Y empiezan las amenazas: ‘Si no venís, te voy a echar’. Este es uno de los mayores problemas que estamos teniendo en este momento. Me preocupa la falta de consideración de parte de ciertos patrones que obligan a sus empleados a trabajar a pesar de la indicación de aislamiento”.

Desde el Sayago, Fabián Contreras aporta que es necesario tomar con seriedad el tema: “Hay que tratar de evitar el contagio. Todo el mundo dice ‘bueno, nos contagiamos, nos salvamos y listo’, pero muchos que han pensado eso han fallecido o han quedado con secuelas que te produce este Covid. Por eso tenemos que respetar la enfermedad y tomar todas las medidas de prevención”.

Ir o no ir a trabajar casi nunca es una opción. Lo que sí podemos evitar son las juntadas con amigues y las fiestas clandestinas. Siempre va a ser mejor no contagiarnos para no contagiar a los demás.

La pandemia en la provincia

En el siguiente gráfico se puede observar la evolución de los casos positivos en la provincia de Santa Fe entre mayo y noviembre de 2020.

¿Sirven las restricciones de circulación? Los efectos de las últimas medidas comenzaron a verse en la tercera semana de octubre. La provincia entró en una curva descendente de contagios tras el pico del 20 de octubre, impulsada por la caída de casos en las ciudades del sur y contrarrestada por el incremento en el centro-norte, menos poblado. El cuadro es positivo, pero oculta las particularidades regionales.

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