Trabajadores de la salud del primer nivel de atención cuentan cómo trabajan en la emergencia.
El aumento de casos de coronavirus no cede. La cantidad de muertes y contagios ubica la mirada en las estrategias adoptadas para frenar el virus. Entre prohibir o permitir actividades, trabajadoras y trabajadores del ámbito sanitario invitan a pensar la salud en términos de cercanía, continuidad y territorio. Mientras la pandemia instala la idea del otro o la otra como una amenaza, algunes coinciden en que la clave –más que nunca– es afianzar los lazos comunitarios.
Maximiliano Puigpinos es médico generalista y coordina el centro de salud de Juventud del Norte. “Las manos no nos alcanzan –se sincera– frente a una sociedad que luego de muchos meses de emergencia empezó a exacerbar sus ánimos y vuelca todas sus angustias en el primer nivel de atención”. En la jerga sanitaria, el primer nivel de atención son los dispensarios, las salitas barriales, los equipos que combinan la atención de una gripe o de un dolor de panza con la escucha, el abrazo o la articulación con otros ámbitos del Estado para que se garantice el derecho a la salud.
“El primer nivel de atención es el único eslabón de la cadena que continuó trabajando dentro de la normalidad posible e intentando solicitar que se cambie la estrategia, que no sea tan hospitalocéntrica”, dice Puigpinos. Al 30 de octubre, el total de camas ocupadas era del 80%. Profesionales de la salud de los diferentes hospitales de la provincia vaticinan hace tiempo el colapso. Pero también, desde el territorio, advierten la necesidad de priorizar la prevención y la promoción de la salud como estrategias para enfriar la cifra de camas calientes.
Las propuestas aluden a aumentar el presupuesto para la contratación de más personal y a un trabajo sostenido de comunicación permanente entre los equipos y las comunidades cercanas, puntualmente con las y los referentes barriales. “Creemos que tiene que haber mayores recursos en la atención primaria, que eso va a hacer que el segundo y tercer nivel se descomprima”, piensa Fabián Contreras, representante de la comunidad en el Consejo de la Administración del Hospital Sayago. El trabajador advierte además que “el Mira y López, el Iturraspe y el Sayago no están trabajando de forma articulada”, lo que redunda en complicaciones, por ejemplo, al momento de acceder a un turno.
Los datos sobre la cantidad de personal sanitario contagiado son inciertos. Desde la Asociación de Médicos de la República Argentina (Amra) indicaron a Pausa que no hay registros que discriminen las muertes o los contagios de trabajadoras y trabajadores de la salud. En la Federación Sindical de Profesionales de la Salud (Fesprosa), por su parte, informan que son al menos 2700 los casos positivos de Covid en el ámbito de la sanidad, aunque también aclaran que los datos no están actualizados.
En el centro de salud de Las Lomas, en el oeste santafesino, de 12 trabajadores de la salud, siete tienen Covid. “El equipo está funcionando a media máquina con la misma intensidad que antes; es importante pensar cómo acompañar a les trabajadores de la salud en este proceso”, dice Lucía Schnidrig, psicóloga de ese efector.
Santa Fe sigue en fase de aislamiento y no habrá nuevas aperturas
“La dificultad máxima está en la articulación con los hospitales, en lo que respecta a turnos con especialistas y a estudios complementarios, especialmente de las mujeres embarazadas que cursan las últimas semanas de embarazo, que tienen que entrar solas a la maternidad y a quienes no se les garantiza el derecho a un parto respetado y a estar acompañadas en esa situación”, afirma su compañera, la médica Melania Pierini.
“Estamos acompañando situaciones desde la máxima soledad y con los pocos recursos que tenemos”, cuenta Pierini, pero también admite con un resabio de orgullo: “Lo bueno de esto es que la red barrial está más activa que nunca, con muchas ollas populares y articulando muy bien con las organizaciones territoriales para el cuidado de la salud”. Schnidrig agrega: “La atención primaria te permite la cercanía”, y destaca la importancia que un espacio como la ludoteca La Punta del Ovillo, que funciona en el centro de salud de Las Lomas como un espacio de juego y de contención para las infancias.
El 30 de octubre, la ministra de Salud de Santa Fe Sonia Martorano afirmó que “fortalecer la estructura prehospitalaria nos permite reducir la ocupación de camas en los efectores”. En este sentido la funcionaria explicó que se trabaja en diferentes líneas como “el Aborda Salud y el Plan Detectar para el abordaje territorial pero, al mismo tiempo, el fortalecimiento de la infraestructura hospitalaria”.
El programa Aborda Salud se propone “reforzar el trabajo de los centros de salud”. “Son estos profesionales quienes recorren los barrios y fortalecen la atención primaria con el objetivo de evitar que las personas portadoras del virus ingresen a los efectores del segundo o tercer nivel para no saturar los sistemas sanitarios”, detalló Martorano. Aborda Salud se anunció el 28 de octubre y, según información aportada por la provincia, coordina con organizaciones comunitarias de los barrios Pompeya, Yapeyú, Coronel Dorrego, Chalet y El Pozo, entre otros barrios.
Puigpinos, el médico de Juventud del Norte, cuenta sobre los hisopados que realizó y cómo ese análisis positivo de una vecina o vecino del barrio afianzó luego una relación sostenida de compañía en el aislamiento. Incluso imaginando o buscando otros recursos, como las redes sociales. A eso apunta cuando cuestiona las metodologías sanitarias que “hacen, detectan y se van”. “Necesitamos continuidad –clama el médico–. Continuidad con equipos que sean duraderos en el tiempo”.