Tras la media sanción de la Ley Integral Trans, los diputados Donnet y Giustiniani remarcaron que se trata de “un instrumento de reparación de derechos humanos para un colectivo olvidado por el Estado”.
“La Ley Integral Trans es un necesario instrumento de reparación de derechos humanos para un colectivo olvidado por el Estado”, señalaron Agustina Donnet y Rubén Giustiniani, legisladores del bloque Igualdad y autores del proyecto de Ley Integral Trans impulsado junto al colectivo travesti-trans y que obtuvo la media sanción este jueves en la Cámara de diputadas y diputados.
Se trata de una norma que retoma las demandas del colectivo por lograr igualdad de oportunidades y el acceso a derechos básicos. Propone cuestiones necesarias como un trato digno y conforme a la ley, y la igualdad de oportunidades sin discriminación por orientación sexual, identidad o expresión de género.
También establece medidas específicas como el derecho a las garantías políticas, a la libertad y la seguridad, y posibilita el acceso a la educación y a la salud integral. Garantiza los tratamientos de reafirmación de género y de atención especializada, y posibilita el cambio registral de nombre y de sexo.
Contempla además mecanismos para acceder a trabajo y vivienda dignos, al emprendimiento, y a un nivel de vida adecuado con jubilación, pensiones y demás medidas de protección social.
Al tomar la palabra durante la sesión legislativa, Agustina Donnet resaltó que la Ley Integral Trans “es un necesario instrumento de derechos humanos para un colectivo olvidado por el Estado”.
La Ley Integral Trans, explicó la legisladora, “es un paso fundamental en el camino a lograr su verdadera incorporación a la vida social política y económica de la provincia”.
En tal contexto recordó que, actualmente, las personas trans tienen una expectativa de vida de solo 35 años en nuestro país: “Uno se puede preguntar cómo sucede esto, y la respuesta es simple: porque son personas históricamente expulsadas de sus hogares... expulsadas a la calle, a vivir en la marginación, empujadas a la prostitución, forzadas a abandonar sus estudios por la violencia institucional cotidiana”.
Por todo eso, argumentó Donnet, la Ley Integral Trans “es una herramienta necesaria para recomponer de una vez por todas la desigualdad estructural que sufren”.
Y añadió: “La identidad de género no debe ser motivo de discriminación, violencia o abuso, y por ello los poderes públicos de la provincia deben remover los obstáculos que impiden y dificultan a las personas trans su pleno desarrollo, integración y participación social de la vida política, económica, cultural y social”.
“Se trata de una ley cargada de coraje y de valentía, pero cargada también del peso de la ausencia y la negligencia del Estado para con un sector de la sociedad a la cual siempre se le dio la espalda”, resumió la diputada más joven en la historia de la provincia.