La era Biden-Harris comienza en Estados Unidos y el mundo

Foto: Jim Lo Scalzo.

Todas las fichas puestas en la acción sobre el coronavirus, para empezar. "Arrancar de raíz el racismo sistémico": una promesa pero, antes un reconocimiento. Cuáles son los primeros decretos que tomaría. Trump el Breve dejó de tuitear hace 14 horas, aunque todavía no acepta la derrota.

"Creo en esto: los estadounidenses nos eligieron para liderar y conducir las fuerzas de la decencia y la rectitud. Para liderar y conducir las fuerzas de la ciencia y las fuerzas de la esperanza en las grandes batallas de nuestro tiempo. La batalla para controlar el virus. La batalla para construir la prosperidad. La batalla para asegurar la cobertura de salud de sus familiar. La batalla para alcanzar la justicia racial y arrancar de raíz el racismo sistémico de este país. La batalla para salvar el clima. La batalla para restaurar la decencia, defender la democracia y darles a todos en este país una chance". La enumeración muestra la línea que Joe Biden promete para su gobierno y fue enunciada ayer por la noche en su discurso para celebrar el resultado de la elección que lo pone como presidente de los Estados Unidos. Previamente, la vicepresidenta Kamala Harris había cerrado su discurso con exactamente la misma enumeración: "Y al pueblo norteamericano, no importa por quien haya votado, me esforzaré por ser una vicepresidenta como Joe fue con el presidente Obama: leal, honesta, preparada, despertándome todos los días pensando en ustedes y sus familias, porque ahora es cuando el trabajo verdadero empieza, el trabajo duro, el trabajo necesario, el buen trabajo, el trabajo esencial de salvar vidas y vencer esta pandemia, el de reconstruir nuestra economía para el pueblo trabajador, el de arrancar de raíz nuestro racismo sistémico en nuestra Justicia y nuestra sociedad, el de combatir la crisis climática, unir a nuestro país y sanar el alma de la nación. Pero Estados Unidos está listo. Y también lo estamos Joe y yo".

También el discurso de Biden apuntó a lo que en Argentina se conoce como "cerrar la grieta". En Estados Unidos el término elegido es "heal", curar o sanar, cuyo significado aplica tanto para la violencia política interior desatada durante la era de Donaldo Trump el Breve como para el desastroso abordaje gubernamental de la pandemia. Hoy o mañana Estados Unidos va a llegar a los 10 millones de contagios y escala diariamente en cifras que van de los 100 mil a los 120 mil casos, ayer registró 127.399. Mientras los medios daban el resultado de la elección –el psicodélico sistema electoral de Estados Unidos, expuesto ante el mundo, no tiene claramente definida una autoridad nacional para el tema–, Trump se dejaba fotografiar jugando al golf. Desde ayer dejó de patalear en las redes sociales.

El coronavirus se planteó anoche como primera prioridad y fue el único tema que tuvo un desarrollo más extenso y concreto. "No podemos reparar la economía, restaurar nuestra vitalidad o regocijarnos en los momentos más preciados –el abrazo de un nieto, los cumpleaños, bodas, graduaciones, todos los momentos que más nos importan– hasta que tengamos el virus bajo control".

Biden propone el exacto opuesto de la política de Trump: "El lunes nombraré un grupo de científicos y expertos destacados como consejeros para la transición, para que ayuden a que el Plan Covid Biden-Harris se convierta en un una guía de acción, que comience el 20 de enero de 2021". "Ese plan tendrá como cimiento a la ciencia. Será elaborado desde la compasión, la empatía y la atención. No va a dejar esfuerzo sin hacer para vencer esta pandemia". Se trata de un giro de 180 grados respecto de la gestión actual. En campaña, Trump llegó a hacer sus habituales chistes sobre echar a Anthony Fauci, uno de los líderes del Grupo de Trabajo sobre el Coronavirus de la Casa Blanca, un organismo que nunca fue atendido por el presidente en funciones.

El segundo tema que tuvo un desarrollo destacable es el del racismo. Nunca fue formulado por una figura política de semejante nivel en el modo en que se lo hizo ayer. "Arrancar de raíz el racismo sistémico", dijo Biden –exactas mismas palabras uso minutos antes Harris–, quien además en su discurso tuvo un gesto directo con los afroamericanos cuando agradecía a sus votantes "Progresistas, moderados y conservadores. Jóvenes y viejos. Urbanos, suburbanos y rurales. Gay, hétero, transgénero. Blanco, latino, asiático, nativo americano. Y especialmente, cuando esta campaña estuvo en su punto más bajo, para la comunidad afroamericana, que otra vez se puso de pie por mí. Siempre me cubren la espalda y yo se las cubriré a ellos".

Los dos temas fueron los asuntos principales de 2020: la revuelta contra la violenta policial racista, el movimiento Black Lives Matter, y el desaforado avance de la pandemia. ¿Cómo va a hacer Biden para moderar los ánimos, llamar a la unidad y pacificar el enfrentamiento político, si toca las llagas más profundas del suicida supremacismo blanco rural libertario, la cebada base electoral de Trump? ¿Qué queda de esos blancos amantes de los rifles de asalto si se les quita el racismo y la libertad de no usar tapaboca? Si Biden logra resolver la cuadratura del círculo, que nos pase la fórmula.

Primeras medidas

Diversos medios –Washington Post, Politico, Quartz– hablan de una batería de decretos –órdenes ejecutivas, en rigor– para los primeros días de la gestión Biden. Nuevamente, en todos los casos son giros de 180 grados respecto de la gestión reciente. Entre los más destacados:

Uso obligatorio de tapabocas. Lo usó en campaña y prácticamente en toda aparición pública, más todavía después de que Trump se pescó el virus. Tiene el aval del propio Anthony Fauci, otro de los reivindicados por el resultado electoral.

Retornar al Acuerdo de París. Estados Unidos está oficialmente afuera del acuerdo global para enfrentar la crisis climática desde el miércoles pasado. Una vez que pida el retorno hay un breve período de espera de 30 días. Adentro otra vez del Acuerdo, Estados Unidos deberá firmar un nuevo compromiso de reducción para 2030 de las emisiones de gases con efecto invernadero.

Devolver el financiamiento a la OMS. Entre las patrañas de Trump sobre la pandemia estuvo la acusión de pro China contra la Organización Mundial de Salud. Técnicamente, Estado Unidos tendría que salir del organismo de la ONU en julio de 2021.

Derogar la prohibición a la inmigración musulmana. Una de las medidas prometidas por Trump desde su campana de 2016, tuvo su primera versión apenas siete días después de que iniciara su mandato. Afectó a refugiados sirios y se extendió al ingreso de norcoreanos y venezolanos.

Reinstaurar el programa para contener a los hijos de inmigrantes. Conocido como DACA, fue derogado por Trump. Se trata de un programa que permite la permanencia con ciertos derechos –conducir, estudiar, trabajar– de los llamados "dreamers": 700 mil jóvenes inmigrantes sin documentos, que llegaron como niños a Estados Unidos y construyeron toda su vida en el país.

Permitir en el ingreso al ejército de la población transgénero. Desde 2017, Trump prohibió la incorporación de personas transgénero a las fuerzas armadas.

Extender el plan de congelamiento nuclear con Rusia. El 5 de febrero expira el Tratado de Reducción de Armas Estratégicas, un acuerdo que existe desde los tiempo de Reagan y Gorbachov para autolimitar el número de misiles nucleares. Actualmente, cada superpotencia puede tener apenitas 1550 bombas nucleares.

Fortalecer el vínculo con la OTAN. Los aliados militares de Estados Unidos fueron varias veces desairados en público por Trump. Biden afirmó que desde el primer día "podrán contar con nosotros de nuevo". En marzo ya está agendada una cumbre, casi a los fines de reafirmar el liderazgo de Estados Unidos en la alianza.

 

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