Donald Trump se proclamó ganador, pese al escrutinio abierto en estados clave. Joe Biden confía en el masivo y adelantado voto por correo. Un puñadito de condados definen el liderazgo del mayor imperio global. El sesgo mediático y el desacierto de las encuestas dan la nota otra vez más.
"Estamos MUY arriba, pero están tratando de ROBAR la Elección. No se lo vamos a permitir. Los votos no pueden ser emitidos después de que cierran las URNAS!". Con ese tuit lanzado a las 2:49 hora local, el presidente Donald Trump salió con los tapones punta en una elección que probablemente lo dé ganador de todos modos. O no. El objetivo es impugnar el voto enviado por correo, que puede definir los resultados en Pensilvania y Michigan, los estados que parecen ser la clave de otra elección que reventó los pronósticos. Desde el partido Demócrata –donde ya corre la sangre– no guardaron ningún epíteto para el líder ultraderechista.
A las 4:21, Trump dio un discurso en el que directamente hablo de fraude y prometió judicializar la elección. "Es un vergüenza para nuestro país. Estábamos ganando esta elección. Francamente, ganamos esta elección", espetó. "Queremos que la ley sea aplicada con propiedad, por lo que iremos a la Corte Suprema. Queremos que se detenga la votación. No queremos que encuentren boletas a las 4 de la mañana y las agreguen, ¿Ok? Es un momento muy triste", sintetizó. Tras desacreditar el voto por correo, una institución electoral histórica en Estados Unidos, Trump llevará la elección a la Justicia, donde tiene todas las de ganar.
Las respuestas no se hicieron esperar. "Indignantes, sin precedentes e incorrectas": así fueron calificadas las palabras del presidente por la jefa de campaña de Biden, Jen O’Malley Dillon. Mucho más picante, Alexandria Ocasio-Cortez fue taxativa: "El clamor prematuro de victoria de Donald Trump es ilegítimo, peligroso y autoritario. Cuenten los votos. Respeten los resultados". Otra congresista del grupo de AOC, Ilhan Omar, apeló al sarcasmo sudamericano: "Despierten, está destruyendo todo lo que nos distingue. Mandamos observadores electorales a otros países, no deberíamos necesitar que el nuestro sea monitoreado".
Más temprano, Ocasio-Cortez no pudo ocultar su descontento con la campaña de Biden. El candidato que iba a ganar por su moderación al final terminó aportando bastante poco. Desestimó el voto latino y perdió Florida, mientras que el voto negro, que supuestamente tenía atado, hasta el momento no le dio el triunfo en Georgia. El suave arrullo de las encuestas, los medios de comunicación y hasta las gerencias de contenido de las redes sociales durmieron la campaña del demócrata. Ahora, otra vez, el grito es de sorpresa cuando lo cierto es que el sesgo endogámico de los medios –cada vez más consustanciados con sus nichos de audiencia– es ya cosa vieja, lo mismo que la falibilidad de las encuestas, cada vez menos efectivas en un mundo de electores marcados por una desconfianza que bordea la conspiranoia.
I won’t comment much on tonight’s results as they are evolving and ongoing, but I will say we’ve been sounding the alarm about Dem vulnerabilities w/ Latinos for a long, long time.
There is a strategy and a path, but the necessary effort simply hasn’t been put in ⬇️ https://t.co/HljnWYgeju
— Alexandria Ocasio-Cortez (@AOC) November 4, 2020
Mientras tanto los votos se siguen contando en los estados que definen la elección. Todavía están abiertos, en favor de Biden, Arizona, Nevada y Wisconsin. Nevada anunció que no cuenta más los votos hasta el jueves, escrutó el 85%. Junto con Arizona, muestra la mayor ventaja para Biden, si bien en todos los casos las diferencias son mínimas: Estados Unidos está partido en dos. En Wisconsin la diferencia es de 0,3% y se escrutó el 89% de los votos. Está totalmente abierto. Si se da vuelta, Biden puede despedirse de la elección. Y los condados donde menos votos se contaron tienen firme tendencia en favor de Trump, por lo que Kenosha, Brown o Richland –que es como decir Apeadero Yamandú, Las Toscas y Gödeken–, pueden terminar determinado la elección del emperador del mundo.
Michigan, Carolina del Norte, Georgia y Pensilvania son los estados que favorecen a Trump, sin que todavía se haya cerrado el conteo de votos. Si el mapa queda como está, Trump gana. Hay que ver que pasa sobre todo con Pensilvania y Michigan, donde sólo el 74% y el 78% de los votos fueron escrutados. Allí los condados con menor conteo de votos son los más favorables a Biden, por lo que el resultado está abierto aunque sea un poquito. Faltan contar los votos de La Matanza, que en Michigan es Oakland y Wayne (donde está la demolida Detroit) y en Pensilvania es Filadelfia y Montgomery.