Entre la pandemia, los ríos bajos y la escasez de lluvias el acceso al agua potable comienza a ser un problema. Organizaciones sociales llaman a cuidar el recurso vital.
El agua en cualquier estado y forma ha sido fundamental para la humanidad, desde los orígenes y hasta la actualidad. De hecho, podríamos hacer el ejercicio de historizar la evolución de las especies desde la perspectiva del agua y eso nos permitiría entender integralmente sus diversos hitos, aquel en que surgió el ‘milagro’ de la vida (por supuesto, en el agua) e incluso hoy, las disputas geopolíticas alrededor de este bien tan preciado.
Su valoración posibilitó que en los años ’90, cuando todo era susceptible de ser privatizado, la resistencia social para denunciar su mercantilización permaneciera vigente, hasta que finalmente se logró que, nuevamente y como debió haber sido siempre, se recuperara su gestión en la esfera pública.
Sabemos y cada vez con mayores certezas, que el agua es un derecho que asiste a cualquier persona. Y es justamente ello lo que nos obliga a utilizarla, atendiendo la necesidad de ser preservada en el presente para poder seguir haciendo posible un futuro para el conjunto de los seres humanos.
Ríos bajos y escasez de lluvias
En el contexto actual, caracterizado por la pandemia de Covid 19, debemos mantener sanitizados nuestros hogares, los alimentos y nuestras manos. Hasta la aprobación definitiva de la vacuna (cualquiera de ellas), este es uno de los mecanismos más eficaces para evitar la propagación del contagio.
Paralelamente, y sobre todo en nuestra región, la población no ha adquirido hábitos tendientes a administrar el consumo de agua. La abundancia y disponibilidad del recurso ha construido una cultura sobre su uso que se expresa en una alta dotación, que en términos promedio anual se encuentra en alrededor de 350 litros por habitante por día, según las últimas valoraciones de Aguas Santafesinas.
La media internacional para la dotación se halla entre los 200 y los 250 litros por habitante por día [lt/(hab*día)], mientras que la Organización Mundial de la Salud considera que:
-150 lt/(hab*día) son necesarios para cubrir las necesidades esenciales y de confort;
-50 lt/(hab*día) son necesarios para cubrir las necesidades esenciales, y
-30 lt/(hab*día) son necesarios para garantizar el derecho al acceso al agua
En esta coyuntura, el pronóstico del río Paraná del Alerta Hidrológico para la Cuenca del Plata del Instituto Nacional del Agua actualizado al 20 de noviembre de 2020, sostiene que “la perspectiva de corto plazo sigue siendo desfavorable. No se esperan eventos que puedan aliviar sensiblemente la situación de escasez y bajante que predomina en la región. La tendencia climática con horizonte en el 31 de enero de 2021 sigue siendo desfavorable. No permite esperar una recuperación franca en los próximos tres meses”.
Además del enorme desafío de cubrir necesidades esenciales y sanitarias en un contexto de pandemia, la presencia de ríos bajos y la escasez de lluvias que recarguen los acuíferos o napas freáticas, es inminente la llegada del verano que en nuestra zona tiene el sesgo de las altas temperaturas.
El escenario se agrava porque, en el contexto de pandemia, las familias se quedarán en sus viviendas o sólo se trasladarán a zonas cercanas, haciendo un turismo de cercanía, cuestión que generará más presión sobre el recurso. ¿El dato de color? Se ha incrementado exponencialmente el pedido de piletas para viviendas particulares como una alternativa de pasar el verano “en casa”.
¿La consecuencia? De manera persistente cada vez más comunidades comienzan a expresar dificultades para acceder al agua. Tanto las poblaciones urbanas que cuentan con agua de red cuya fuente son recursos superficiales, como aquellas zonas rurales o periurbanas que se abastecen de aguas subterráneas.
El rol del Estado
Llama la atención que, hasta el momento, no exista una campaña oficial alertando sobre la presión extra que al sistema hídrico le impondrá la llegada del verano, ni sobre el impacto negativo en la merma de agua en cantidad y calidad necesarias para sostener la vida cotidiana. El silencio no ayuda. Postergar el problema tampoco.
Desde las organizaciones de la sociedad civil instamos a las autoridades provinciales, municipales y comunales, a alertar sobre la problemática que se avecina respecto de la disponibilidad del recurso. Hoy más que nunca debemos apelar a su uso sostenible y solidario, diagramando campañas de difusión sobre el cuidado en los domicilios y en las casas de fin de semana, en la industria, el turismo y el comercio. El Estado, tanto a nivel provincial como local, puede y debe asumir un rol clave y activo en la protección del agua en todas sus formas, más aún en este contexto de pandemia.
Necesitamos comprometernos en una ética del agua. Necesitamos tomar conciencia de la coyuntura que atravesamos y entender que de nosotros dependerá el cuidado de nuestro recurso más preciado. El que nos permite subsistir, desde tiempos inmemoriales y ahora. Tan sencillo como eso.
Adhieren
El documento fue suscripto por las siguientes organizaciones:
- Grupo Comunidad
- Tramatierra
- Igualdad Santo Tomé
- Igualdad Santa Fe
- Red de Distribución Autogestiva Lola Mora
- Barrio 88
- Asociación Civil Capibara-Naturaleza, Derecho y Sociedad
- Charco Revista Digital
- CEPRONAT
- Asociación Cultural de la Costa
- Coordinadora de organizaciones no gubernamentales de la Costa
- Biblioteca popular juglares sin fronteras
- Asociación Civil Manos Vivas
- Proyecto Revuelta
- Foro Santafecino por la Salud y el Ambiente de la Multisectorial Paren de Fumigarnos
- Colectiva La Verdecita
- La Poderosa
- Asociación Vecinal Colastiné Norte
- ADUL
- Tramas-Derecho en Movimiento
- Canoa Hábitat Popular
- AMSAFE
- FESTRAM
- Unión de Vecinales de San José del Rincón
- Desvío a la Raíz Agricultura Ancestral
- Centro Social y Cultural El Birri
- Arroyito Seco