La culpa la tuvo el Mundial de Sudáfrica. Una noche en el Club Sarmiento, entre lisos y sin sentido de realidad, se nos ocurrió que podíamos jugar al fútbol. Entre las ilusiones y chiquilinadas le dimos vida a Barrilete Cómico. Un equipo de grandes voluntades y de continuas derrotas. Mientras unos balazos de goma marcan la cancha, recibo una misiva de un inconsciente zaguero central por la izquierda.
Para Brecha de parte del 3 de Barrilete Cómico línea fundadora:
Diego Armando jueguitos en el mundo de los jugados. Y vale mirar, aunque nunca te elijan. Vale salir campeón, aunque el sur; vale el plural por su toque, por lo que su centro convida. Maradona con vida. Vale gritar “no vale” a la estrategia del norte. La cinta del brazo evidencia la guerra en las instrucciones del paquete en el que convirtieron a esta pelota. Por eso ante los hechos, estamos rendidos, hechos pelota, fuera del derrame y de la copa. Capitán de pueblo, aforista a los tobillos, transmutador de la pena capital. No queda más calor para entrar, no hay adición. El Diego para su corazón, toma distancia. Y en su humilde acto otra vez les da pelota a las metáforas que no se manchan. Por eso sus quijotadas, por eso su boca, por eso lo tenemos adentro. Pero hoy el carácter sustitutivo de las palabras confirma que no hay suplentes. Por eso jugamos todos, y comemos de su mano que ajusticia su estatura. Pensarlo nos arenga, sentirlo nos compromete con el potrero que nos toque. No se la pasaremos a los de amarillo. Seguiremos con la fe intacta sin poderlo creer. Parece que se cae y no. Parece que va afuera y no. Aunque nos gustaría ahorrarnos esta comba metafísica. Maradona es defensor, por eso esta valla vencida, esta barrera rota, este colador en los ojos del mundo. Maradona es delantero, por eso este pueblo mirando hacia arriba. Y al que busca camorra se lo gambetea, aunque dirija Codesal. Por eso somos los chiflados, porque ya van a ver la locura del contragolpe cuando las estrategias más racionales crean ganarnos de antemano. Por eso este inconsciente ofreciéndose de blanco, siendo el negrito de los dos sueños. El suyo y el nuestro. Siempre argentino, siempre junior. El director de la épica en tiempo de descuento, con la lluvia y la red. Por eso el llanto viral. El que la pasa cayendo. Por eso seguiremos intentando nuestros lujos populares y te dedicaremos cada gol que le hagamos a la muerte.