En la tierra de la samba y la bossa también se toca heavy metal, épico y existencialista.
La cultura general y, particularmente, la música argentina supo penetrar históricamente en los países limítrofes y más allá también. Soda Stereo en América Latina toda, Los Fabulosos Cadillacs y Babasónicos en México o Juana Molina en Japón son algunos casos tan maravillosos como Néstor en Bloque o Los Palmeras sonando en los bailes de Uruguay, España o Brasil mismo. Así también, el público argentino tiende a ser más hermético para la escucha de lo que se produce acá nomás.
A ver, si nos ponemos a enumerar, ejemplos no faltan: Caetano Veloso, Os Paralamas do Sucesso o la misma Xuxa son referencias del gigante sudamericano que seguramente no se nos escapa a ningún paisano. Obvio que hay mucho más que escuchar: también decididos a cantar en inglés, los Armored Dawn continúan el legado de la música heavy brasileña que ya tuvo exponentes internacionales como Sepultura.
Con nada más que siete años de historia, la banda estampó su identidad sin dificultades notorias en tres discos de estudio: Power of warrior (2016), Barbarians in Black (2018) y Viking Zombie (2019) y uno en vivo Armored Dawn no Estúdio Showlivre (2020). Si bien declaran admiración a músicos de un espectro amplio, desde Michael Jackson a Clapton, pasando Ivan Lins, Zé Ramalho y hasta Tim Maia. Entre los artistas del género, enumeran también a Andre Matos y Max Calavera entre su paleta de admirados.
A través de toda su discografía se perciben estos referentes pero abrazándose quizás a una prolijidad que resulta disruptiva en algún punto en relación con sus congéneres. La historia de los estilos metaleros sudamericanos se han caracterizado más por sus sonidos lo-fi o siempre coqueteando con la marginalidad, con las luchas sociales o las canciones de protesta abonadas por las épocas de gobiernos militares en todo el continente en las décadas anteriores.
Armored Dawn, entonces, propone una estética técnicamente impecable, tanto en la ejecución como en la producción, que recupera algunas figuras e incluso la mitología nórdica, pero siempre a modo de recurso para hablar acerca de las sensaciones más mundanas, siempre atravesadas por el contexto histórico, por las coyunturas y los sentires particulares. En Viking Zombie, por ejemplo, se presenta a una pareja de personajes, llamados Bálder y Sigrid y su travesía por una serie de batallas en las que los acompañan distintos amigos.
La formación de la banda cuenta a Eduardo Parras como su cantante, Tiago de Moura, Timo Kaarkoski y Heros Trench los guitarristas, Fernando Quesada en bajo, Rafael Agostino en teclados y Rodrigo Oliveira su baterista, quién dialogó con Pausa sobre el norte de su propuesta, la posición que ocupa el metal en la cultura popular de Brasil, entre otros temas.
— ¿Qué lugar ocupa, según su opinión, el heavy metal dentro de la historia de la
música de Brasil?
— En un lugar muy importante hoy. En el pasado, el heavy metal era visto como un
sonido marginado, hoy en día es un estilo que disfrutan todas las clases sociales.
Festivales como Rock in Rio tienen días dedicados al heavy metal, pero ciertamente
porque no es un estilo de nuestra cultura, nunca será el estilo más escuchado en el país.
—¿Cuál de estas dos opciones los motiva más: presentar una propuesta bien
personal o representar la época en la que viven?
—De hecho, creo que los dos van de la mano. Nuestros sentimientos, nuestro
lado personal está totalmente influenciado por los tiempos en los que vivimos. En el
momento que estamos viviendo hoy, la pandemia, el sufrimiento y hasta la esperanza que
queda es mucho más normal que la gente se fusione con el momento actual. Sin
embargo, en un mundo normal, fuera de la pandemia, el lado personal creo que está más
latente en nuestro arte.
—¿Qué film (de cualquier época) les gustaría poder haber musicalizado?
—“El Gran Dictador”, una obra maestra del gran maestro Charlie Chaplin.